domingo, agosto 28, 2011

Forugh Farrokhzad / Dos poemas




El viento nos llevará

En mi pequeña noche
¡ay!
el viento tiene una cita con las hojas de los árboles.
En mi pequeña noche
amenaza la ruina.

¡Escucha!
¿Oyes la corriente de las tinieblas?
Yo miro distante esta felicidad,
apegada estoy a mi desesperanza.

¡Escucha!
¿Oyes la corriente de las tinieblas?
Algo atraviesa la noche.
La luna está roja y agitada
y sobre este techo que a cada instante parece derrumbarse,
las nubes aguardan enlutadas
a derramar sus lágrimas.

Un instante.
Y después nada.
Detrás de esta ventana tiembla la noche
y la tierra deja de girar,
detrás de esta ventana algo desconocido
está pendiente de nosotros.

¡Ah! Tú, verde, todo verde,
pon tus manos como un recuerdo encendido
en mis manos amantes
y como un cálido sentimiento de existencia,
confía tus labios a las caricias de mis amantes labios.

El viento nos llevará consigo.


Sólo el sonido permanece

¿Por qué debería pararme? ¿Por qué?
Los pájaros se han ido en busca
de la dirección azul.
El horizonte es vertical, vertical,
una fuente alzándose;
y en los límites de la visión
los planetas brillando tejen
la elevación de la tierra, repitiéndose,
y los respiraderos
se vuelven túneles conectados;
y el día es una inmensidad,
que no abarcan las estrechas mentes
de los gusanos de la prensa.

¿Porqué debería parar?
La carretera atraviesa los capilares vitales,
la calidad del entorno
en el seno del útero lunar
matará las células corruptas.
Y en el espacio químico tras el amanecer
solo hay sonido,
sonido que atraerá las partículas del tiempo.
¿Por qué debería pararme?

Qué puede ser un pantano.
Qué puede ser un pantano sino un nidal
de insectos corruptos.
Los cuerpos hinchados garabatean reflexiones
de tanatorio,
el afeminado oculta
sus carencias en lo oscuro
y el bicho… ah,
cuando habla el bicho
¿por qué debería callarme?
El esfuerzo de los tipos móviles es vano,
no salvará la reflexión humilde.
Soy descendiente de la arboleda.
Respirar aire viciado me deprime.
Un pájaro moribundo me aconsejó
confiar el vuelo a la memoria.
El último grado de la energía es la unión,
lanzada al brillante principio del sol
derramando la comprensión de la luz.
Es natural que los molinos se derrumben.

¿Por qué debería pararme?
Aprieto en mi pecho
verdes gavillas de trigo
y las amamanto.

Sonido, sonido, sólo sonido,
el sonido de los deseos limpios
Del agua fluyendo.
El sonido de la luz caída de una estrella
sobre la vulva de la tierra.
El sonido del vínculo del esperma del significado
con la expansión de la mente compartida en el amor.
Sonido, sonido, sonido,
sólo el sonido permanece.

En tierras de enanos
la unidad de medida
anda siempre en la órbita del cero.
¿Por qué debería parar?
Obedezco a los cuatro elementos:
y el trabajo de gobernar mi casa
no es asunto
del gobierno local de los cegados

¿Qué me importa el largo gemido
del sexo de los animales?
¿Qué me importa el rastrero caminar de los gusanos
en este vacío carnal?
Los sangrantes ancestros de las flores
me han confiado su vida.
¿Has oído hablar de los sangrantes
ancestros de las flores?


Forugh Farrokhzad (Teherán, 1935-1967) Versiones de Daniel Bellón sobre la traducción al inglés de Michael Hillman

Foto: Forugh Farrokhzad Irán Chamber Society

2 comentarios:

  1. "...Yo miro distante esta felicidad,
    apegada estoy a mi desesperanza..."


    (algún parecido con la realidad es pura coincidencia)

    ResponderBorrar
  2. 'Sonido, sonido, sonido
    sólo el sonido permanece'

    Los dos poemas son conmocionantes. Tremendos.

    ResponderBorrar