Cuando una persona muere
Cambian también sus retratos.
Sus ojos miran de otra forma, y sus labios
Sonríen con otra sonrisa.
Yo me di cuenta de esto al regresar
Del entierro de un poeta.
Desde entonces, con frecuencia, he comprobado
Que mi conjetura era cierta.
Anna Ajmátova (Bolshoi Fontán, Ucrania, 1889-Domodedovo, Rusia, 1966), Poemas escogidos, traducción de Jorge Bustamante García, Editorial Norma, Bogotá, 1998 Vía La Gaddiana
Estremecedor.
ResponderBorraralgo mas sobre la trascendencia de la vida, el poema es de una belleza infinita!!!
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