sábado, junio 30, 2012

Sandra Cornejo / Dos poemas




Un abedul...

Un abedul
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
             
Era acogedor el frío
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
Detrás de las cabinas
los soldados
te miraban cantar

Algunas veces, por un instante
la historia debería sentir compasión
y alertarnos

Sin suelo, Ediciones Vox, 2001


Preguntas y una respuesta a May S.

                                “Because what I want most is permanence.”
                                                                           May Sarton

¿Y si cada imagen desapareciera,
incluso
el papel y la lumbre?

¿Y si su primera caricia
no hubiera llegado hasta aquí?

¿Y si sólo un remoto quejido
en la espesura
nos hablara?

¿Y si la permanencia,
decididamente,
no fuera posible?

Deberíamos igual escribir
sobre la oscuridad
como lo hace la luz del pabilo.

Partes del mundo, Alción Editora, 2005

(Sandra Cornejo, La Plata, 1962) Todo lo perdido reaparece, Cuadrícula Ediciones, Colección Cuadernos Orquestados n° 15, La Plata, 2012

Foto: Sandra Cornejo por Estela Fares en Tuerto Rey

viernes, junio 29, 2012

Gabriel Roel / De "Parque México"



Suzuri

Las ciudades se alejan con ligereza; gentilicio y gerundios.
Asperezas y odio-enamoramiento que funda los rigores, su singularidad de experiencia.
Ánima de nido en la piedra, de cerdas en comarca, del pincel.
Caligrama y letras, venideras en sombra, a los ombligos con la siesta de grafito.
Porque su osadía mejor es el tendido. El punto de los muelles. Eso fantasmal, y óxido, de los
fantasmas.
Asidero del rosario de cuentas; prestigio en los huéspedes del acervo. Lo ajeno y lo propio.
La quietud del remanso.
Lumbre de sedimento donde se construye la ciudad del poema.

Gabriel Roel (Buenos Aires, 1971), Parque México, inédito

Ilustración: Ciudad en una laguna, 1932, Paul Klee

jueves, junio 28, 2012

Gabriel Reches / Tía Berta, el mundo...






Tía Berta, el mundo...

Tía Berta, el mundo
no se extingue, se extingue
la anécdota de nuestra dominación.
Sedimento de polvo estelar
sobre las mejores creaciones

pero un día de nombre distinto a día
aquella conciencia accidental
con su garra excavadora o por telecomando
va a preguntarse qué
frente a la antena parabólica que emerge
de la humanidad hecha trizas

cuando atravieso el camino marcado por los héroes
de la vialidad
el cultivo transgénico separado en márgenes
frente al sol que se pierde
              los caballos pastando
              el sonido del viento
              fluye el milagro en una línea de postes

Gabriel Reches (Buenos Aires, 1968), es el fin del mundo, tía Berta, Ediciones Bajo la Luna, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Soldado turco, 1913, Kasimir Malevich

miércoles, junio 27, 2012

Liria Evangelista / de "Una perra"


¿Y si un hombre te invoca perra?...

¿Y si un hombre te invoca perra?
si te imagina perruna te prefiere canina
te llama a puro vergazo prometido
escribí
a puro látigo te ordena
¿ladraré? me pregunto
¿le lameré las manos? como perra justamente
¿y si me humillo?
            mariconcita como caniche blanco
en su deseo con mi lengua buscando el hueco redentor
le escribo como él quiera
¿bombachitas corpiños desprendidos
letritas que aprietan de sisa tetas al bies?
¿canesú que ofrece encaje y entrepierna?


¿o marqués? rostro divino e impiadoso...

¿o marqués? rostro divino e impiadoso
Inigualable en tu crueldad y en mi deseo
clavaste ramos de espinos en mi vientre
rememora el cuerpo exánime sobre la cama que respira
soy muchacha en flor de mi pasado
perdida y sola
ando en el umbral del tuyo y tantos nombres olvidados
hombres que me fuiste ¿un rostro? ¿más que muchos?
fueron voces ecos apagados en la mueca del orgasmo
no
de algunos ni las sombras
de otros           nada
ni el acaso
de noches como esta sobrevivo

Liria Evangelista (Buenos Aires, 1961), Una perra, Paradiso Ediciones, Buenos Aires 2012

Foto: Liria Evangelista en Middlebury Language Schools

martes, junio 26, 2012

Marcelo Leites / Otoño




Otoño

Los árboles dejan caer sus hojas
retoños de una estación perdida.

Hay demasiada niebla todavía.

¿Sentiste alguna vez
que hacía falta romperse
en mil pedazos para decir
la palabra yo?

Hay una mañana que se abisma.
El sol sube al centro exacto
del cielo y los rayos
caen perpendiculares
sobre la tierra.
Tanta luz me enceguece,
me deja solo con mi sombra.

¿Sentiste tu cuerpo
como una balsa
moviéndose en el río
estancado de la mente?

Una bandada de golondrinas
atraviesa el cielo. Cada una
pendiente de la otra, cada
una apoyándose en la otra,
hasta que todo el conjunto
se vuelve un solo pájaro
volando el vuelo de todos.

Mi mano escribe estos versos
¿pero es mi mano?
¿soy yo el que escribe?

Va cayendo la tarde
y todavía no tengo
ninguna certeza
salvo esta luz impiadosa
que cae sobre las cosas.
Hay un sauce en la costa
que aún permanece verde.

He vuelto a casa.
La mesa de trabajo
está en penumbras.
Insistentemente miro
la luz de una vela
y el movimiento de la llama
sólo es un ejemplo.

(El viento barre las últimas hojas)

Marcelo Leites (Concordia, 1963), inédito


Ilustración: Cuatro árboles, 1918, Egon Schiele 

lunes, junio 25, 2012

Juan José Saer / La palabra también es visible...



La palabra también es visible...

La palabra también es visible, escrita en el cielo,
su forma es azul, y su textura, la del aire.
El sol dorado habla con chispas de fuego real.
No busquen
símbolos, sino una simple letra de ramas tejidas,
presencia o ausencia, o en el agua, signos turbios.
Las tormentas no anuncian un dios oculto,
los besos reflejan una dulce tentación momentánea.
Donde miremos la sombra y la luz se abrazan de amor,
sobre nuestas cabezas, en lo alto del día, la letra permanece
desde la eternidad, aguardando su sentido.
No busquen
lo que no existe en lo que murmura de amor sin precio,
la tierra virgen, dada en totalidad, acepta nuestros largos abrazos,
piedra de sueño, o sueño de piedra,
sumisa sin embargo a un orden real.

Yo no veo en los árboles sino un llamado.

                                          21 de agosto de 1963

Juan José Saer (Serodino, 1937-París, 2005), "Cuaderno '1810'(1963-1978)", Papeles de trabajo. Borradores inéditos, Seix Barral, Buenos Aires, 2012
---
Ilustración: Paisaje de invierno, 1909, Vassily Kandinsky

sábado, junio 23, 2012

Robert Creeley / Tres poemas




Los cambios

La gente no se comporta
como se comporta
en la vida real
en la vida real. Las personas

son más lentas
y registran los cambios pasivos
de la atmósfera.

O se transforman a ellas mismas
en verdes perros persas
y pájaros.
    Cuando ves uno
sabes que el mundo es una invención.
Posee la cualidad de lo proverbial.
La gente es pobre.


Los carteros tramposos

Agarran todas mis cartas, y
las arrojan al fuego.
        Veo las llamas, etc.
Pero da igual, etc.

Queman todo lo que tengo, o lo poco
que tengo. Pero me da igual, etc.

El poema supremo, dirigido
al vacío: éste es el coraje
necesario. Se trata de algo
bastante diferente.


El pájaro

Qué me dirás
que no haya oído.
Ella dijo que vio
un pájaro pequeño.

Dónde estaba.
En un árbol.
Ah, dijo él, creía
que me hablabas a mí.

Robert Creeley (Arlington, Massachusetts, 1926-Odessa, Tejas, 2005), The Collected Poems: 1945-1975,  University of California Press, Berkeley, 1982
Versiones de Jonio González

The changes

People don’t act
like they act
in real life
in real life. They

are slower
and record the passive changes 
of atmosphere.

Or change themselves
into green persian dogs
and birds.
 When you see one
you know the world is a contrivance.
It has proverbiality.
People are poor.

*

The dishonest mailmen

They are taking all my letters, and they
put them into a fire.
I see the flames, etc.
But do not care, etc.

They burn everything I have, or what little
I have. I don’t care, etc.

The poem supreme, addressed to
emptiness –this is the courage
necessary. This is something
quite different.

*

The bird

What did you say to me
that I had no heard.
She said she saw
a small bird.

Where was it.
In a tree.
Ah, he said, I thought
you spoke to me.

---
Foto: Robert Creeley, 1996, por Sharon Cantillon Buffalo News

viernes, junio 22, 2012

Vincenzo Bagnoli / Dos poemas



Ordo rerum

     para Manuela Pasquini

En el orden de las cosas están
las tardes y las noches de viento,
la casa vacía, la voz en el teléfono
frases que deberían olvidarse
y que regresan como una fiebre
ligera sobre la piel, a las cinco:
un aire apenas más denso, algo
que reaparece en el vano sobre el umbral.
Pero dime, ¿qué importan los lamentos?
debajo de las apariencias y las ocasiones
está solo el lento pasar del tiempo:
los dolores los hemos imaginado
las miradas y las últimas veces
como post-it pegados a los días
se despegarán lentos, y con gracia
la melodía del sintetizador
suena cada vez, pero sin rencor
la sigla del game over en tu juego.


Neogris

Los cero grados de la mañana son
una línea invisible y concreta
una barrera en los umbrales del alba
la marca gris sobre el paisaje
en estos días cansados y muy cortos
sopla un viento helado del norte
lleno de Ira de resignación
bate la tierra se condensa sobre el suelo
la rabia fría y lúcida de hielo
un permafrost perenne, una banquisa
inmóvil la costra de plutón
en el vacío de Una órbita exterior
de la que aún no encuentro los bordes.
Ya nos hablamos solo en sueños
y algunas veces me abraza tu cuerpo
lo siento pero no llegó nunca a verlo
toco la impronta el peso la presión
un cálculo sutil de tensores
un álgebra que intento atrapar
en la mente luego cuando me despierto
¿es este el deseo que me queda
el cálculo despiadado de un valor
la empinada busca de una cifra?

Vincenzo Bagnoli (Boloña, 1967), de la selección del autor Poesia da imparare e da cantare
Versiones de J.Aulicino



Ordo rerum

     per Manuela Pasquini

Nell’ordine delle cose ci sono
i pomeriggi e le sere di vento
la casa vuota, la voce al telefono
frasi che andrebbero dimenticate
e che ritornano come una febbre 
leggera sotto alla pelle, alle cinque:
un aria appena più densa, qualcosa
che riaffiora dal vano sulla soglia.
Ma dimmi, cosa importa dei rimpianti?
di sotto all’apparenza e alle occasioni
c’è solo il lento passare del tempo: 
gli strappi ce li siamo immaginati
gli sguardi dati e le ultime volte
messi sui giorni come trasferelli 
si staccheranno lenti, e con grazia 
la melodia del sintetizzatore
suona ogni volta, ma senza rancore
la sigla del game over nel tuo gioco.


Neogrigio

Gli zero gradi del mattino sono
una linea invisibile e concreta
una barriera alle soglie dell’alba
la grigia biffatura del paesaggio
su questi giorni stanchi e troppo corti
soffia un vento gelato di borea
pieno di Ira di rassegnazione
batte la terra condensa sul suolo
la rabbia fredda e lucida di ghiaccio
un permafrost perenne una banchisa
immobile la crosta di plutone
nel vuoto di Un’orbita esterna
di cui non ho trovato ancora i bordi.
Ormai soltanto in sogno ci parliamo
e qualche volta mi abbracci il tuo corpo
lo sento ma riesco mai a vederlo
tocco l’impronta il peso la pressione
un calcolo sottile di tensori
un’algebra che cerco di tenere 
a mente dopo quando poi mi sveglio 
è questo il desiderio che mi resta
il calcolo spietato di un valore
la ripida ricerca di una cifra?


Foto: Vincenzo Bagnoli Facebook

jueves, junio 21, 2012

Luis Thonis / Martinica




La oración ante los obenques
la línea fina
la línea tenue
el grosero peinetón de carey
susurro que no dice sí
el malestar reparador
el tirano adoraba
a su difunta cónyuge
daba un grado militar al bufón
en un horizonte sin velas
el malestar era reparador
un buitre enloquecido
picotea los amores estériles
estar desnudo o estar vestido
usar guantes o sufrir ultraje
el enano se agigantó
cuando tuvo un hijo
manos muy delicadas
para no ensuciarse
sino con el crimen
coartadas en la brisa
mezclada con olor a sal
y en un ala blanca
las hayas se recogen
y entre las siluetas monótonas
no muy lejos de los chanchos
que cavan la tierra como buscando oro
se desliza esa voluptuosidad
ladrido de los perros pescadores
voces lejanas y balas perdidas
en la noche de estrellas luminosas
les regalaba diminutivos
un susurro que no dice no
los reflejaba mientras
la novia del duende
la Martinica enfurecida
sin ninguna coartada
mataba víbora de cascabel
singando la luna lupina

[Inédito, 2012]

Luis Thonis (Buenos Aires, 1949-2016)

Foto: Luis Thonis por Graciela Ocampo en Analecta Literaria

miércoles, junio 20, 2012

Raúl González Tuñón / De "Canciones del Tercer Frente", 3


Canción que compuso Juancito Caminador
para la supuesta muerte de Juancito Caminador

Juancito Caminador...
Murió en un lejano puerto
el prestidigitador.
Poca cosa deja el muerto.

Terminada su función
-canción, paloma y baraja-
todo cabe en una caja.
Todo, menos la canción.

Ponle luto a la pianola,
al barquito, a la botella,
al conejito, a la estrella,
al botellón, a la bola.

Música de barracón
-canción, baraja y paloma-
flor de trapo sin aroma.
Todo, menos la canción.

Ponle luto a la veleta,
al gallo, al reloj de cuco,
al fonógrafo, al trabuco,
al vaso y a la carpeta.

Su prestidigitación
-canción, paloma y baraja-
el tiempo humilla y ultraja.
Todo, menos la canción.

Mucha muerte a poca vida.
¡Que lo entierre de una vez
la Reina del Ajedrez
y un poeta lo despida!

Truco mágico, ilusión
-canción, baraja y paloma-
que todo en broma se toma.
Todo, menos la canción.

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905-1974), "Canciones del Tercer Frente -  IV. Los caprichos de Juancito Caminador (1933-1939)", 1943, Poesía reunida, Seix Barral, Buenos Aires, 2011
---
Ilustración: Le cirque (de la serie Jazz), 1947, Henri Matisse

martes, junio 19, 2012

Alessandra Racca / De "Poesie antirughe"


No, no son los brotes de los árboles...

                           para Elena

No, no son los brotes de los árboles:
es que ciertas noches, amiga mía
nuestras palabras
perfuman.

Y no hay que confundirlas
con las voces del alba:
son nuestras madres
que sonríen en el sueño
son nuestras abuelas
que hacen cabriolas sobre los techos.


Nadadora

Llueve.

Mi madre llora
su no poder ser hija.

Yo lloro
mi no poder ser madre.

Con mi ser hija
ando a los golpes hace tiempo.

"Ustedes mujeres no están
nunca
contentas y están así enormemente
llenas de agua".

Las mujeres en esta habitación
son bellas
tal vez no están nunca contentas,
a veces lloran pero
saben consolar.

Tomo a mi madre en brazos
aunque no es todavía vieja
aunque no es este mi turno
de ser madre de madre.

Pequeña pequeña madre mía
esta noche querría acunar tu llanto.

Mi madre sonríe agua
dentro de sus ojos.

Llueve.

No hay nada más potente que el agua, ¿sabes?
Ni fuego, ni viento, ni terremoto.
Y en un tiempo, se sabe,
la vida empezó a agitarse en el agua.

Llueve y esta habitación está llena de agua:
yo soy aquel pequeño feto
nena
nadaré todo el invierno
naceré en primavera
primero saldrá agua
después yo.

No se preocupen cuando llore.
Llorar sirve para respirar.


Humanoides

Los hombres son de Marte.
Las mujeres de Venus.
Solo los perros son terráqueos verdaderos.


Alessandra Racca (Turín, 1979), Poesie antirughe, Neo. Edizioni, Castel di Sangro, Aquila, 2011
Versiones de J. Aulicino



                               per Elena

No, non sono le gemme sugli alberi:
è che certe notti, amica mia,
le nostre parole
profumano.

E non confondere queste
con le voci dell’alba:
sono le nostre madri
che sorridono nel sonno
sono le nostre nonne
che fanno capriole sui tetti.

*

Natante

Piove.

Mia madre piange
il suo non poter più essere figlia.

Io piango
il mio non esser madre.

Col mio essere figlia
faccio a pugni da tempo.

“Voi donne non siete
mai
contente e siete così enormemente
piene d’acqua”.

Le donne in questa stanza
son belle
forse non son mai contente,
a volte piangono ma
sanno consolare.

Prendo mia madre in braccio
benché non sia ancora vecchia,
benché non sia ancora il mio turno
d’esser madre di madre.

Piccola piccola madre mia
stasera vorrei cullare il tuo pianto.

Mia madre sorride acqua
dentro i suoi occhi.

Piove. 

Non c’è nulla di più potente dell’acqua, sai?
Né fuoco, né vento, né terremoto.
E un tempo, si sa,
la vita prese ad agitarsi nell’acqua.

Piove e questa stanza è piena d’acqua:
io son quel piccolo feto
bambina
nuoterò tutto l’inverno
nascerò a primavera
prima uscirà acqua
poi me. 

Non preoccupatevi quando piangerò.
Piangere serve per respirare.

*

Umanoidi

Gli uomini vengono da Marte. 
Le donne da Venere. 
Solo i cani sono terrestri veri.

Foto: Alessandra Racca en Signora dei calzini

lunes, junio 18, 2012

Eugenio Montale / El Clou



El Clou

Sin duda las Parcas han hilado
el estambre y recogen
los cabos de nuestras vidas.
Pero de los confines
entre finito e infinito, y del espacio
que nos separa del abismo,
desconocemos todo.
Metidos en un envoltorio,
cerrados hasta el cuello,
nada regresa, salvo
quizá el recuerdo. El clou
no es aquí abajo -tú dices-
sino en lo que sigue, en lo eterno,
hay metamorfosis, no metempsicosis.
Ratio ultima rerum... id est deus.
Y fue así que tu hablar
temeroso y ardiente
me convirtió sin más de ateo en creyente.

Eugenio Montale (Génova, 1896-Milán, 1981), "Diario póstumo", 1969-1979, Poesía completa, traducción de Fabio Morábito, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, Barcelona, 2006.


Il Clou

Certo le Parche han filato
lo stame e addugliano
i cavi delle nostre vite.
Ma dei confini tra finito
e infinito, e dello spazio
che ci separa del baratro,
non ne sappiamo niente.
Siamo dentro un involucro
serrati fino al collo
e nulla torna, se non forse
il ricordo. Il clou
non è quaggiù -tu dici-
è il prosieguo, l'eterno,
v'è metamorfosi non metempsicosi. 
Ratio ultima rerum... id est deus.
E fu così che il tuo parlare
timoroso e ardente, mi rese
in breve da ateo credente.

---
Ilustración: Cuadro negro, triángulo azul, 1915, Kasimir Malevich

domingo, junio 17, 2012

Daniel Martínez / De "Sur-realismo"




Sur-realismo
[fragmentos]

           a Germán Arens

días del gran incendio que se llevó leguas y leguas de monte
el resplandor ardiendo sin memoria
trasmutando en humo
años de savia de verdes heladas:

no hay tregua cuando la naturaleza tiene rabia

viste una hembra de jabalí
con sus crías ahogadas en el tanque australiano

viste el contrafuego inútil vencido por la majestad del viento
viste al bombero quemado
agonizando por defender la tierra de otros
viste como su rostro miraba el horror de la despedida

viste la muerte desnuda la muerte inútil

como un presagio será el primero de tus infiernos:
así será tu vida tantas veces



mírenla a doña María
con la sonrisa sabia y pícara
juntando semillas de piquillines para hacer dulce
entre las espinas de los chañarales
buscando las ponedoras
que anidan entre los pajonales
y que quizá
ya han sido devoradas por el mismo zorro
que resucita cada vez

andará engordando piches y peludos machos
esperando que se purguen las osamentas

irá acompañada de sus animalitos mansos
por los alrededores de la casa
o cebándole mates a la nada
sin darse cuenta que hace rato está muerta

Daniel Omar Martínez (Allen,  Argentina, 1963), Mística sudaca. Antología poética, Bahía Blanca, 2012

---
Ilustración: Fire in the Evening, 1969, Paul Klee

viernes, junio 15, 2012

David Rosenmann-Taub / Aguinaldo, En el naufragio de mi nave...




[de La Opción. Cortejo y Espinicio III]


Aguinaldo

   Fui el primer sorprendido
cuando
me enamoré
de Raquel,
la florista,
de Tirso, el tintorero.

   Bohemio isoperímetro,
me enamoraba de cornisas,
de arroyuelos,
de espigas,
de volantines
ciegos que sonríen,
 
   de relámpagos.



[de Auge]


   En el náufrago día de mi nave más bella
me encaramé sobre su mastelero
        para mirar el mar.

   No había mar: no había ni su huella:
no había ni el vacío de ese día postrero.
        Sólo había mirar.

   Miré el mirar del navegar que espero.


David Rosenmann-Taub (Santiago de Chile, 1927), Multiverso, Editorial Mansalva, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Sol de otoño y árboles, 1912, Egon Schiele

jueves, junio 14, 2012

Gerardo Deniz / Evasión





Evasión

En Tlalpan hay varios manicomios.
Y viendo en la sala de espera esos viejos tomos franceses
tan espesos
de balneoterapia y arsonvalización
cruzando ese jardín por donde tres veces a la semana
     discurren filosofías de vía angosta
-los perros trágicos machacados en la carretera al pasar en volandas,
y así habrá que pasar ahora.
                           Hace calor.
El que vaya a la hora cursi como todas marchando a oscuras
     al lado de los rieles
podrá escuchar (si le importa) el zumbido de muchos
     escarabajos enamoradísimos
entre las piedras del talud.
Más allá (es de suponerse) descansan adineradas adolescentes
     de miembros fruticosos,
con los labios secos, tendidas al descuido
como largos gatos de algalia.
     (¿Habrán comido habas?
     ¿Borrarán como es debido los moldes de sus cuerpos en las camas?
     Oh riesgo.)
Pero este mundo de trenes y escarabajos es un mundo de
     trenes y escarabajos,
sin embargo,
nagara.

Gerardo Deniz (Madrid, 1934, Ciudad de México, 2014),  Mansalva, Editorial Mansalva, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Desnudo rosa, 1935, Henri Matisse

miércoles, junio 13, 2012

Luis Enrique Belmonte / Simpático barrigón


Simpático barrigón

El barrigón simpático, morado o anaranjado,
con sus pasitos cortos
y aquella risotada tan contagiosa,
        ha llegado hasta aquí
para iniciarnos en el mundo
de los que no paran de hablar de sí mismos.

Y dice que todos están locos menos él.
Y tráiganle una gaseosa porque necesita combustible.
Y tráiganle su máquina procesadora.
Y tráiganle su aspiradora eléctrica.
        Y tráiganle también una tijera,
porque necesita cortar a otros muñecos
en tiritas bien menudas.

El barrigón simpático se mima el bigote
mientras busca un cinturón más grande
en los almacenes de ropa usada.
        Y te puya con un tornillo
si te encuentra desprevenido en la avenida,
con sus pasitos cortos
y aquella risotada tan contagiosa.

El barrigón simpático no se cansa de vociferar
en su despacho y en los ascensores,
en las ferias del libro y en las taquillas de pago,
en el salón del manicurista y en las cantinas,
en los aeropuertos o en el funeral del último poeta.

Morado o anaranjado, con sus pasitos cortos
y aquella cabezota de fieltro que lo está asfixiando,
        se agita como una coctelera
cuando no tiene suficientes aplausos.

Morado o anaranjado, sudando goterones de nicotina,
con la cornucopia alzada y aquel séquito
de admiradores que gritan: ¡que viva el barrigón simpático!
¡que viva el barrigón simpático!

Luis Enrique Belmonte (Caracas, 1971), Compañero paciente, Lugar Común Cooperativa Editorial, Caracas, 2012

Ilustración: Cadieux (detalle), 1893, Henri de Toulouse-Lautrec

martes, junio 12, 2012

William Carlos Williams / Paterson, 5



Libro 1

Los delineamientos de los gigantes 

I (Continuación)

El sábado 20 de junio de 1812, el reverendo Hopper Cumming viajó con su esposa a Paterson para brindar sus servicios como presbítero en una necesitada comunidad de ese lugar al día siguiente. . . . El lunes por la mañana fue con su amada compañera a las cataratas Passaic para mostrárselas así como el bello, salvaje y romántico paisaje a su alrededor, — sin esperar demasiado por el solemne evento que seguía.
Habiendo subido el tramo de escalones (los Cien Escalones), el señor y la señora Cumming caminaron sobre la firme saliente pegada a la catarata, encantados con el maravilloso panorama, e  hicieron varios comentarios sobre la estupenda obra de la naturaleza que los rodeaba.  Al final se instalaron al borde de una sólida roca que pendía sobre la cuenca, a seis u ocho varas del torrente, donde miles habían permanecido antes, y desde donde la vista de las sublimes curiosidades del lugar es magnífica. Luego de que disfrutaran del lujo del paisaje durante un tiempo considerable, el señor Cumming dijo: “Querida, creo que llegó la hora de regresar a  casa”; y al mismo tiempo, se dio vuelta para indicar el camino. Instantáneamente escuchó la voz de auxilio, y miró hacia atrás, y ¡su esposa no estaba!
Podemos imaginar lo que sintió el señor Cumming en una ocasión tan desesperada, hasta algún punto, pero no podemos describirlo. Estaba al borde de la locura, y sin saber lo que hacía, se habría lanzado al abismo, si providencialmente no hubiese estado presente un joven en las cercanías, que corrió de inmediato hacia él, como un ángel guardián, y previno que llevara a cabo sus intenciones, que su estado de ánimo en ese momento no podría haber evitado. El joven lo alejó del precipicio, llevándolo a suelo firme debajo de las escaleras. El señor Cumming intentó zafar de las manos de su protector, y corrió violentamente para saltar en la corriente mortal. No obstante, su joven amigo, volvió a retenerlo una vez más. . . . La búsqueda del cuerpo de la señora Cumming comenzó de inmediato y, diligentemente, continuó a lo largo del día;  pero sin éxito. A la mañana siguiente, sus restos mortales fueron encontrados a una profundidad de 42 pies, y ese mismo día fue trasladada a Newark.

Un falso lenguaje (1) . Uno verdadero. Un falso lenguaje vertiéndose— un lenguaje (incomprendido) vertiéndose (malinterpretado) sin dignidad, sin ministerio, estrellándose contra un oído de piedra. Al menos se adaptó para ella. En efecto, también Patch. Se convirtió en héroe nacional en el ’28, ’29 y recorrió el país lanzándose desde precipicios y torres, rocas y puentes —para demostrar su tesis: Algunas cosas se pueden hacer tan bien como otras.

LA GRRRRAN HISTORIA  de aquel

viejo patriota de Jersey

  ¡N. F. PATERSON!

(N de Noé; F de Faitoute (2) ;  P de breve)

“El Relámpago de Jersey” para los niños.

Hasta ahora todo había salido bien. La polea y las sogas fueron fuertemente atadas a cada lado del barranco, y todo estaba listo para colocar el rudimentario puente en su lugar. Era una estructura de madera, cubierta con tablas a ambos lados, y con un techo.  Eran casi las dos de la tarde y una gran multitud se había reunido— una gran multitud para aquellos tiempos en que la ciudad era de solo unos cuatro mil— para ver como colocaban el puente en su lugar.
Ese día fue un gran día para el viejo Paterson. Al ser sábado, las fábricas estaban cerradas, lo que le daba  a la gente la oportunidad de festejar. Entre los que vinieron en gran parte a la celebración se encontraba Sam Patch, por aquel entonces residente de Paterson, que era jefe de la hilandería en una de las fábricas. También era mi jefe y muchas veces me daba un buen tirón de orejas.
La cosa es que ese día la policía tenía los ojos puestos en Patch, porque creían que se emborracharía y causaría problemas. Patch había dicho tantas veces que saltaría desde las rocas que fue arrestado en varias oportunidades. Antes fue encerrado en el sótano de un banco con un grave ataque de delirium tremens, pero el día en que el puente fue colocado en el barranco lo dejaron salir. Algunos creían que estaba loco. No estaban demasiado equivocados.

 (1) William Carlos Williams, The Logic of Modern Letters, 1928-1930
 (2) Banquero de New Jersey


William Carlos Williams (Rutherford, 1883-1963), Paterson, New Directions, New York, 1963
Versión de Silvia Camerotto


The delineaments of the giants I
On Saturday, the 20th of June 1812, the Rev. Hopper Cumming rode with his wife to Paterson, in order to supply, by presbyterial appointment, a destitute congregation in that place, on the following day . . . . On Monday morning, he went with his beloved companion to show her the falls of the Passaic, and the surrounding beautiful, wild and romantic scenery, —little expecting the solemn event to ensue. //Having ascended the flight of stairs (the Hundred Steps) Mr. and Mrs. Cumming walked over the solid ledge to the vicinity of the cataract, charmed with the wonderful prospect, and making various remarks upon the stupendous works of nature around them. At length they took their station on the brow of the solid rock, which overhangs the basin, six or eight rods from the falling water, where thousands have stood before, and where there is a fine view of the sublime curiosities of the place. When they had enjoyed the luxury of the scene for a considerable length of time, Mr. Cumming said, “My dear, I believe it is time for us to set our face homeward”; and at the same moment, turned round in order to lead the way. He instantly heard the voice of distress, looked back and his wife was gone!  //Mr. Cumming’s sensations on the distressing occasion may, in some measure, be conceived, but they cannot be described. He was on the borders of distraction, and, scarcely knowing what he did, would have plunged into the abyss, had it not been kindly ordered in providence that a young man should be near, who instantly flew to him, like a guardian angel, and held him from a step which his reason, at the time, could not have prevented. This young man led him from the precipice, and conducted him to the ground below the stairs. Mr. Cumming forced himself out of the hands of his protector, and ran with violence, in order to leap into the fatal flood. His young friend, however, caught him once more. . . Immediate search was made, and diligently continued throughout the day, for the body of Mr. Cumming; but to no purpose. On the following morning, her mortal part was found in a depth of 42 feet, and, the same day, was conveyed to Newark. ///A false language. A true. A false language pouring—a language (misunderstood) pouring (misinterpreted) without dignity, without minister, crashing upon a stone ear. At least it settled it for her. Patch, too, as a matter of fact. He became a national hero in ’28, ’29 and toured the country diving from cliffs and masts, rocks and bridges —to prove his thesis: Some things can be done as well as others. /THE GRRRREAT STORY of that /old time Jersey Patriot /N. F. PATERSON! /(N for Noah; F for Faitoute; P for short /“Jersey Lightning” to the boys. ///So far everything had gone smoothly. The pulley and ropes were securely fastened on each side of the chasm, and everything made in readiness to pull the clumsy bridge into position. It was a wooden structure boarded up on both sides, and on a roof. It was about two o’clock in the afternoon and a large crowd had gathered—a large crowd for that time, as the town only numbered about four thousand—to watch the bridge placed in position. /That day was a great day for old Paterson. It being Saturday, the mills were shut down, so to give the people a chance to celebrate. Among those who came in for a good part of the celebration was Sam Patch, then a resident in Paterson, who was a boss over cotton spinners in one of the mills. He was my boss, and many a time he gave me a cuff over the ears. /Well, this day the constables were on the look for Patch, because they thought he would be on a spree and cause trouble. Patch had declared so frequently that he would jump from the rocks that he had placed under arrest at various times. He had previously been locked up in the basement under the bank with a bad case of delirium tremens, but on the day the bridge was pulled across the chasm he was let out. Some thought he was crazy. They were not far wrong.


Ilustración: A Landmark, 1936, Lawrence Stephen Lowry

lunes, junio 11, 2012

Edgar Bayley / Únicos






Únicos

la única mujer que me ha querido
el único hombre que ella ha querido
la única mujer que yo he querido
el único hombre que la ha querido
y el tiempo
el paso
y una serena piel
la u
laud
au
por siempre

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919-1990), "Poemas inéditos", Obras, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires, 1999


Ilustración: Curvas y series rectas, 1948, Alfredo Hlito

domingo, junio 10, 2012

Edgar Bayley / De "En común"






Los hombres y los años

a uno y otro lado de la muralla
los años quedan clausurados en su primer regazo
en los ojos abiertos hasta el amanecer

hablo de la sed y el sueño líquido del hombre
de los deseos de la esperanza el insomnio en el extremo del valle
del enjambre de la memoria y nuestras mandíbulas fuertes
del temblor la ronca membrana de los rieles
y el humo del poblado

hablo de los vidrios lentos a la madrugada
de la parturienta amenazando la medianoche
con sus gritos y sus cadenas puras
hablo de los fusiles y la sangre fluyente
herida
descompuesta
de las horas por llegar
de los frutos de la ternura
de los ojos digitales
mezclados a la multitud en las manifestaciones

hablo del amor adolescente
y de las ventanas del alba
de los expedicionarios perdidos
inmóviles en espera de la claridad
hablo de los niños y la demencia lindando la poesía
de la mentira la humillación las torturas renovadas

hablo de cosas simples
en las manos extendidas
gratuitas

es necesario inventar el mundo
iluminar los ojos
ver la extensión abierta a nuestro impulso
una rama en la luz
acunada por las voces de los héroes anónimos
castigada por el peso muerto de los consuelos

la alegría de las conversaciones ingeniosas
el contagio de los sentidos
el buen apetito la sed de buena ley
el olvido y la palabra absorbidos en la fronda
la siesta a ras del suelo
el debate moroso de los reptiles
el plácido quejido del pajonal
el polvo del camino ahogando las viñas
el apremio de las multiplicaciones
el vacío irremediable
del signo viejo y nuevo

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919-1990), "En común (1944-1949)", Obras, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires, 1999


Ilustración: Sin título, 1950, Tomás Maldonado

Antonella Anedda / Mujer joven




15.

  La muchacha está muerta. Vivía entre los romanos del desierto. Ha estado allá abajo y ha llegado aquí. El tiempo la ha desmembrado, el retrato la ha preservado.
  Cuando alzan el velo, el rostro es único, distinto -como cada retrato. El cuerpo, en cambio, momificado, es breve, indistinguible de aquellos de los gatos de los faraones conservados en un ala secundaria del Louvre.


Soluciones, 15. Retratos de El Fayum, Mujer joven (siglo II d.C.) *

Antonella Anedda (Roma, 1958), "Ritagliare", La vita dei detagli, Donzelli Editore, Roma, 2009
Versión de Jorge Aulicino

* los llamados "retratos de El Fayum", por el oasis de El Fayum donde se encontraron en mayor cantidad, son las tablas pintadas con los rostros de los difuntos momificados en la que era ya, por entonces, la provincia de Egipto del Imperio Romano


15.

  La ragazza è morta. Viveva tra i romani del deserto. È stata laggiù, è arrivata qui. Il tempo l'ha scomposta, il ritratto l'ha risparmiata.
  Quando sollevano la garza il viso è unico, diverso - come ogni ritratto. Il corpo invece, mummificato, è breve, indistinguibile da quello dei gatti dei faraoni conservati in un'ala secondaria del Louvre.


Soluzioni, 15. Ritratti di Fayum, Giovane donna (II sec. d.C.)


Ilustración: Mujer joven (detalle), siglo II, anónimo, reproducido aproximadamente como en el libro de Anedda

Leandro Alva / Barquitos de papel






Barquitos de papel

El intento de justificar naufragios mediante la filosofía
es un consuelo equívoco;
archivar el fracaso
ver qué opinan Platón o Schopenhauer,
rastrear esbozos biográficos
de artistas impares
para comprobar sus angustias
y decirnos:
a Tchaikovsky también le pasó...
Nada de eso sirve,
en la noche del ateísmo fatigado
sabemos que no somos ellos,
que no tenemos nada en común
excepto ese fracaso
tan impersonal
como la fauna
de un quirófano.

Leandro Alva (Temperley, 1975), Tundra, Araucaria Editora, Buenos Aires, 2011


Foto: Leandro Alva, en blogger

sábado, junio 09, 2012

Vicent Andrés Estellés / Hotel París



Hotel París

Como está el hijo sin padres y están los padres sin hijo
y muchachas, en el cine, con las piernas abiertas
y una mano entre los muslos, y el rosario en familia,
y está el peón que se mata al caer de un andamio
y el hombre que hace el pan y el que lleva un metro
para conocer el tamaño adecuado del ataúd
y como están los tranviarios que trabajan la noche
de fin de año y los agujeros de los lavabos y
el ascensor con una luz sucia amarillenta esperando
mientras tanto la portera se emborracha de vino
y mea por la escalera y la hija tiene miedo
y el marido lo está haciendo con la mujer del médico
y los tranvías terribles con el alboroto de los hierros
y el médico que se dedica a romper nueces
mientras tanto la portera va meando por la escalera
y llamando a las puertas con un golpe de teta
y el hijo de la del arpa que ha muerto hace tres días
llora y llora y enciende un cirio y mete el cirio
en la botella de vino y contempla a la Loren
y entonces la suiza grita por los pasillos
y el primo la sigue blandiendo el candelabro
y la muchacha que se acuesta más temprano que nunca
y un frío como una mano le sube por los muslos
y por un instante piensa que tiene el culo más pequeño
y los vecinos que han muerto los dos intoxicados
el otro día y la madre y la hija no tienen
ganas de comer nada y lloran como ratas
y el primo y la suiza que duermen brutalmente
y el candelabro encendido y la colcha encendida
las cortinas encendidas y todo el piso encendido
los nobles caballeros enterrados en los claustros
mientras tanto la portera mea por los escalones
y el marido no puede más y la mujer del médico
se va y agarra al médico y le dice hijo de puta
y se la mete entre las piernas y todo arde
y la nena que llora sola en la portería
y las inscripciones obscenas de los retretes
y el cráneo rebotando en todos los escalones.

Vicent Andrés Estellés (Burjassot, Valencia, 1924-Valencia, 1993), Hotel París, Edicions 62, Barcelona, 1973
Versión de Jonio González


L’Hotel París

Com hi ha el fill sense els pares i els pares sense el fill
i xiques, al cinema, amb les cames obertes
i una mà entre les cuixes, i el rosari en família,
i hi ha el peó que es mata caent des d’un andami
i l’home que fa el pa i hi ha qui porta un metre
per saber el tamany escaient del taüt
i com hi ha els tramviaires que treballen la nit
de cap d’any i els forats de les piques i hi ha
l’ascensor amb un llum brut groguenc esperant
mentrestant la portera s’emborratxa de vi
i pixa per l’escala i la filla té por
i el marit està fent-ho amb la dona del metge
i els tramvies terribles amb l’enrenou dels ferros
i el metge que es dedica a trencar les anous
mentrestant la portera va pixant per l’escala
i trucant a les portes amb un colp de mamella
i el fill de la de l’arpa que s’ha mort fa tres dies
plora i plora i encén un ciri i posa el ciri
i l’ampolla de vi i contempla la Loren
i llavors la suïssa crida pel passadís
i el cosí la segueix brandant el canelobre
i la xica que es gita més aviat que mai
i un fred com una mà li puja per les cuixes
i hi ha un instant que pensa que té el cul més petit
i els veïns que s’han mort els dos intoxicats
l’altre dia i la mare i la filla no tenen
ganes de menjar res i ploren com les rates
i el cosí i la suïssa que dormen brutalment
i el canelobre encès i el cobertor encès
les cortines enceses i tot el pis encès
els nobles cavallers enterrats en els claustres
mentrestant la portera pixa pels escalons
i el marit no pot més i la dona del metge
se’n va i agafa el metge i li diu fill de puta
i se’l fica entre cames i tot es pega foc
i la nena que plora sola a la porteria
i les inscripcions obscenes del comuns
i el crani rebotant per tots els escalons.

---
Foto: Vicent Andrés Estellés en Diario Digital D'Ontinyent

viernes, junio 08, 2012

Emily Dickinson / Los sueños son buenos pero despertar es mejor

























450

Los sueños - son buenos - pero despertar es mejor
si uno despierta a la mañana -
si uno despierta a medianoche - mejor -
soñando -con la aurora -

más dulces - los conjeturados tordos -
nunca alegrado el árbol -
confrontando - una sólida aurora -
que no lleva a ningún día -

                            c. 1862

Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts, 1830 - 1886), Poemas, selección y traducción de Silvina Ocampo, Tusquets Editores, Buenos Aires, 2011

J450-F449 *

Dreams - are well - but Waking's better -
If One wake at Morn -
If One wake at Midnight - better -
Dreaming - of the Dawn -

Sweeter - the Surmising Robins -
Never gladdened Tree -
Than a Solid Dawn - confronting -
Leading to no Day -

Emily Dickinson. The Complete Poems

* Esta edición electrónica consigna las numeraciones no siempre coincidentes de las ediciones críticas de Thomas Johnson (1955) y R.W. Franklin (1998), ambas de la Universidad de Harvard
---
Ilustración: Radiografía de obra 218, 1950, Raúl Lozza

jueves, junio 07, 2012

Natalia Litvinova / Polvo




Polvo

mi voz no parece salir de mi voz sino de otra garganta
que yace en la profundidad de la mía.
soy como un conjunto de muros que rodea lo que soy.
alguien tuvo que haber construido esta muralla.
si hay hombres que vuelan como plumas ¿por qué yo no me
muevo cuando me muevo? huelo a pura piedra y polvo,
llevo huellas de los que me tocan.
soy polvo, piedra, y no sé quién es mi padre.


Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986), inédito


Ilustración: Sin título, Alfredo Hlito

Georges Bataille / Orestia




Orestia

Orestia
rocío celeste
cornamusa de la vida

noches de arañas
de innumerables obsesiones
inexorable juego de lágrimas
oh sol en mi pecho lenta espada de la muerte

descansa sobre mis huesos
descansa el relámpago eres
descansa víbora
descansa corazón mío

los ríos del amor se entintan en sangre
han despeinado los vientos mi pelo de asesino

Fortuna oh pálida divinidad
risa del relámpago
sol invisible
retumbando en el corazón
fortuna desnuda

fortuna de largas medias blancas
fortuna en enagua de encajes


Georges Bataille (Billom, 1897-París, 1962), Lo Arcangélico y otros poemas, traducción de Pilar Ruiz Va, Visor, Madrid, 1999 (edición no bilingüe)



Ilustración: La tentazione sul tempio, 1311, Duccio di Buoninsegna

miércoles, junio 06, 2012

Rainer Maria Rilke / de "Sonetos a Orfeo"



Sonetos a Orfeo

III

Un dios lo puede. Pero, ¿cómo, dime,
un hombre ha de seguirle por la angosta lira?
Su significación es desacuerdo. En la bifurcación
del corazón no hay templo para Apolo.

El canto tal como lo enseñas no son ansias
ni súplicas por algo alcanzable al cabo.
El canto es la existencia. Algo bien fácil para el dios.
Mas, ¿cuándo somos? ¿Y cuándo devuelve él

a nuestro ser la tierra y las estrellas?
Esto no es, oh joven, para que lo ames, aunque
la voz fuerce tu boca luego, aprende

a olvidar lo que cantaste. Esto transcurre.
Pues en verdad cantar es hálito distinto.
Un hálito por nada. Soplo en el dios. Un viento.

Rainer Maria Rilke, (Praga, 1875-Val-Mont, Suiza, 1926), Elegías de Duino. Sonetos a Orfeo, traducción de Rodolfo Modern, Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1985


3.

Ein Gott vermags. Wie aber, sag mir, soll
ein Mann ihm folgen durch die schmale Leier?
Sein Sinn ist Zwiespalt. An der Kreuzung zweier
Herzwege steht kein Tempel für Apoll.

Gesang, wie du ihn lehrst, ist nicht Begehr,
nicht Werbung um ein endlich noch Erreichtes;
Gesang ist Dasein. Für den Gott ein Leichtes.
Wann aber sind wir? Und wann wendet er

an unser Sein die Erde und die Sterne?
Dies ists nicht, Jüngling, daß du liebst, wenn auch
die Stimme dann den Mund dir aufstößt, – lerne

vergessen, daß du aufsangst. Das verrinnt.
In Wahrheit singen, ist ein andrer Hauch.
Ein Hauch um nichts. Ein Wehn im Gott. Ein Wind.


Die Sonette an Orpheus, Château de Muzot im Februar 1922
Zeno.org Meine Bibliothek

---
Ilustración: Ignudo, Capilla Sixtina, Vaticano, 1508-1512, Michelangelo Buonarroti

martes, junio 05, 2012

José Hernández / De "La vuelta de Martín Fierro"


La vuelta de Martín Fierro

6


El tiempo sigue en su giro
y nosotros solitarios-
de los indios sanguinarios
no teníamos qué esperar;
el que nos salvó al llegar
era el más hospitalario.

Mostró noble corazón,
cristiano anhelaba ser-
la justicia es un deber,
y sus méritos no callo-
nos regaló unos caballos
y a veces nos vino a ver.

A la voluntad de Dios
ni con la intención resisto-
él nos salvó- pero ah, Cristo!
muchas veces he deseado
no nos hubiera salvado
ni jamás haberlo visto.

Quien recibe beneficios
jamás los debe olvidar-
y al que tiene que rodar
en su vida trabajosa,
le pasan a veces cosas
que son duras de pelar.

Voy dentrando poco a poco
en lo triste del pasaje-
cuando es amargo el brebaje
el corazón no se alegra-
dentró una virgüela negra
que los diezmó a los salvajes.

Al sentir tal mortandá
los indios desesperaos,
gritaban alborotados:
"Cristiano echando gualicho" -
no quedó en los toldos vicho
que no salió redotao.

Sus remedios son secretos,
los tienen las adivinas-
no los conocen las chinas
sino alguna ya muy vieja,
y es la que los aconseja
con mil embustes, la indina.

Allí soporta el paciente
las terribles curaciones,
pues a golpes y estrujones
son los remedios aquellos-
lo agarran de los cabellos
y le arrancan los mechones.

Les hacen mil herejías
que el presenciarlas da horror-
brama el indio de dolor
por los tormentos que pasa,
y untándoló todo en grasa
lo ponen a hervir al sol.

Y puesto allí boca arriba,
al rededor le hacen fuego-
una china viene luego
y al óido le da de gritos-
hay algunos tan malditos
que sanan con este juego.

A otros les cuecen la boca
aunque de dolores cruja;
lo agarran allí y lo estrujan,
labios le queman y dientes
con un güevo bien caliente
de alguna gallina bruja.

Conoce el indio el peligro
y pierde toda esperanza-
si a escapárselés alcanza
dispara como la liebre-
le da delirios la fiebre
y ya le cain con la lanza.

Esas fiebres son terribles,
y aunque de esto no disputo
ni de saber me reputo,
será, decíamos nosotros,
de tanta carne de potro
como comen estos brutos.

Había un gringuito cautivo
que siempre hablaba del barco-
y lo augaron en un charco
por causante de la peste-
tenía los ojos celestes
como potrillito zarco.

Que le dieran esa muerte
dispuso una china vieja-
y aunque se aflije y se queja,
es inútil que resista-
ponía el infeliz la vista
como la pone la oveja.

Nosotros nos alejamos
para no ver tanto estrago-
Cruz se sentía con amagos
de la peste que reinaba,
y la idea nos acosaba
de volver a nuestros pagos.

Pero contra el plan mejor
el destino se revela-
¡la sangre se me congela!
el que nos había salvado,
cayó también atacado
de la fiebre y la virgüela.

No podíamos dudar,
al verlo en tal padecer,
el fin que había de tener-
y Cruz que era tan humano,
"vamos", me dijo, "paisano,
a cumplir con un deber."

Fuimos a estar a su lado
para ayudarlo a curar-
lo vinieron a buscar
y hacerle como a los otros-
lo defendimos nosotros,
no lo dejamos lanciar.

Iba creciendo la plaga
y la mortandá seguía-
a su lado nos tenía
cuidándoló con pacencia,
pero acabó su esistencia
al fin de unos pocos días.

El recuerdo me atormenta,
se renueva mi pesar-
me dan ganas de llorar,
nada a mis penas igualo-
Cruz también cayó muy malo
ya para no levantar.

Todos pueden figurarse
cuánto tuve que sufrir-
yo no hacía sino gemir,
y aumentaba mi aflición
no saber una oración
pa ayudarlo a bien morir.

Se le pasmó la virgüela,
y el pobre estaba en un grito-
me recomendó un hijito
que en su pago había dejado.
"Ha quedado abandonado",
me dijo, "aquel pobrecito."

"Si vuelve, búsquemeló",
me repetía a media voz,
"en el mundo éramos dos,
pues él ya no tiene madre-
que sepa el fin de su padre
y encomiende mi alma a Dios."

Lo apretaba contra el pecho
dominao por el dolor-
era su pena mayor
el morir allá entre infieles-
sufriendo dolores crueles
entregó su alma al Criador.

De rodillas a su lado
yo lo encomendé a Jesús-
faltó a mis ojos la luz,
tuve un terrible desmayo-
cái como herido del rayo
cuando lo vi muerto a Cruz.

José Hernández (Chacras de Perdriel, Buenos Aires, 183 4- Belgrano, Buenos Aires, 1886), Martín Fierro (1872 y 1879), Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991


Ilustración: Dibujo para una edición ilustrada, EUDEBA, 1962, Juan Carlos Castagnino

lunes, junio 04, 2012

Marisa Zoni / Las culpas, La cuchara, La vida se usa






Las culpas

Cuando éramos
chicos en Urbino
las cosas vergonzosas
eran susurradas
o acalladas
escarnecidos los distintos
como en una comunidad
tribal
había guerra
pero la vergüenza
no era ésa
era el borracho
que volviendo a casa
caía al pie del portal
era el homosexual
llamado pervertido
la palabra nos daba
a nosotros los chicos
la idea de una culpa
gigante un poco como
la crecida del río
que pasó retumbando
un domingo bajo
los puentes: una oveja que balaba
iba encima de la corriente
tal vez ella también inocente.


La cuchara

La vida
tan estricta como
un cinturón
de cuero correcto
al que le falta
un agujero
la vida parece
un ancla
desatornillada del muelle
arrastrada sobre
un fondo de
fango milenario
yo soy la cuchara
de barro de 4000
años que cuenta
las sopas:
su mango
es negro
su condición
un misterio.


La vida se usa

La vida se usa
con el cuello levantado
contra un viento
que traspasa
los pulmones
hiela los dientes
el hombre va con
sus telas remendadas
el corazón que le
mide los pasos
vivir es un deber
tenido siempre a mano
tejido de enérgicas
paciencias.

Marisa Zoni (Castel San Pietro Terme, Boloña, Italia, 1935-Pieve Santo Stefano, Arezzo, Italia, 2011), La quota rovente, Artegrafica Moranti, Boloña, 1990
Envío de Roberto Pasquali
Versiones de Jorge Aulicino


Le colpe

Quando eravamo
bambini dalle
parti di Urbino
le cose vergognose
venivano sussurrate
o taciute
i diversi derisi
come in una comunità
tribale
c’era la guerra
ma la vergogna
non era quella
era l’ubriaco
che tornando a casa
cadeva sotto il portico
era l’omosessuale
chiamato pervertito
la parola a noi
bambini dava
l’idea di una colpa
gigante un po’ come
la piena del fiume
che passò rombando
una domenica sotto
i ponti: una pecora che belava
era in cima alla corrente
forse anche lei innocente.

Il cucchiaio

La vita
così stretta come
una cinta
di cuoio corretta
cui manca
un buco
la vita pare
un’ancora
svitata dal molo
trainata sul
fondo da una
melma millenaria
io sono il cucchiaio
di coccio di 4000
anni che racconta
minestre:
il suo manico
è nero
la sua condizione
un mistero.

La vita si adopera 

La vita si adopera
col bavero alzato
contro un vento
che trapassa
i polmoni
e gela i denti
l’uomo sta rattoppato
nelle sue stoffe
col cuore che gli
misura i passi
vivere è un dovere
tenuto per mano
tessuto di energiche
pazienze. 



act. 2020

domingo, junio 03, 2012

Juan José Saer / A una persona en el extranjero



A una persona en el extranjero

Meses enteros no duran más
que los tensos relámpagos que anteceden,
en esta noche, a una lluvia indecisa. Ramas
desnudas, recortándose en una luz sulfurosa,
contra un cielo negro: el tiempo corre para atrás,
y hacia lo hondo, como los árboles
que entrevemos, fugaces,
desde las ventanillas de un tren. Nuestra
pasión está ahora en la sala de espera de una estación,
nuestra mirada fija en un reloj detenido
en la hora real de un día futuro. Porque meses enteros
no duran más que los relámpagos
y las horas cruciales avanzan para estallar en nuestros ojos
como lágrimas.

                                              (1968)

Juan José Saer (Serodino, 1937-París, 2005), "Cuaderno 'Fragata': poemas, ensayos, traducciones (1967-1984)", Papeles de trabajo. Borradores inéditos, Seix Barral, Buenos Aires, 2012
---
Ilustración: Tempesta (detalle); c.1505, Giorgione

sábado, junio 02, 2012

Rubén Reches / Geriátrico





Geriátrico
    Y la muerte hará ¡gulp! La vida te da una de sus últimas patadas y… ¡ya estás en el geriátrico!
*
Antes a vos la muerte no te iba a llevar así nomás. En cada etapa de tu existencia planeaste enfrentarla según un autor diferente: Primero, imbuido de Sartre, proyectabas recibirla amenazándola con el puño en alto; Después, ibas a tener preparado, para espetárselo, un verso de Mallarmé; Y hasta poco antes de llegar aquí, todavía andabas buscando una frase similar a la célebre “¡Veo luz negra!” Para murmurarla hasta que asomara… ¡el otro cabo de la piola! ¡No no! ¡Antes a vos la muerte no te iba a llevar así nomás! Y siempre que la nombrabas, te indignaba que los otros humanos se cruzaran los dedos o pidieran cambiar de tema. ¡Le volvían la cara, siendo que ella era el harapo universal! En tus soliloquios los llamabas “autómatas”. ¡Ah! Si alguno de ellos te hubiera pedido un consejo, ¡con qué gusto le hubieras dicho: “Cada mortal debe morir de su propia muerte¡”; Y en las tertulias acechabas las pausas en que, para recordarles su condición de humo, pudieras exclamar: “¡Humo, polvo, sombra, nada!”. Hacerlo era indispensable.
* Pero la vida te dio una de sus últimas patadas y…. ¡ya estás en el geriátrico! ¡Ahora te las ves vos con la lisa sustancia! Ahora te arrastrás por salas donde yacen viejos despatarrados y en ellas no hay día que no se te pierda algún remedio ni que algún enfermero no te rete a los gritos hasta hacerte temblar. El mismo impulso que antes te investía atalaya de la muerte ahora se endereza a que consigas que te cambien más veces de pañal, a que seas más diestro que nadie en esconder comida bajo la sábana, a que te apropies antes que los otros viejos de las revistas del corazón, a que roces durante más segundos las piernas de la médica, ¡y a que siempre se vea el canal que elegís vos! (Un monje microscópico que se extravió en tu sangre Y que hace sus asanas En un glóbulo rojo te pide que prediques: “Ahora y aquí no se recomienda estar en el aquí y el ahora”). Los lentos pensionistas quieren saber por qué ya no clamás que los humanos son fantasmas, ni los comparás ya con rosas, -¡antes lo hacías aunque se tratara sólo de varones!-, ni les sugerís ya epitafios, ni susurrás más al oído del agonizante: “¡Es sólo una zambullida!”. Se amontonan a tu alrededor y enderezan las orejas como perros. ¡Decíles algo! Pensá que estos viejos son la primera fila de la gran batalla. Son, de todas las ristras de humanos que se formaron y deshicieron durante tu vida, aquella a la que le tocará atisbar el color desconocido de tu muerte. ¡Son los que apagarán la televisión! ¡Los que soltarán las revistas!
* ¡Despertá…! Si no a vos la muerte te va a llevar así nomás…

[inédito]

Rubén Reches (Buenos Aires, 1949-2018)

Ilustración: Ayax prepara su muerte, pintura sobre crátera, c.540 a.C., atribuida a Exekias
as-houston.ad.uky.edu 

viernes, junio 01, 2012

Isabella Panfido / Rojo, Negro, Gris




Rojo

En un lado de casa, el más sagrado,
está la esquina roja del icono,
los labios de la herida que conozco,
la única, la verdadera intimidad intacta,
el pacto cumplido.


Negro

En el negro se arman las vidas,
porque no pronuncia luto sino plenitud
y todo recibe como un padre.
Como una luz que ha sido y es
sólo en la oscuridad por siempre tuya.


Gris

El nuevo día se ha levantado, mi quieto no amor,
si ya distingues el grana del gris
en la oscuridad todavía fresca, todavía no palabra,
en la masa blanda de la luz
que dibuja los márgenes de las manos
y despliega el borde oscuro de la boca
en la hipoxia haragana del despertar.

La llanura breve del día
se anima de gestos amables
y figurantes
y paraísos e infiernos
al fin perdidos.

Isabella Panfido (Venecia, 1955), Pantone, inédito
Envío de Roberto Pasquali
Versiones de J. Aulicino

Rosso 

Nel canto di casa, il più sacro,
è l’angolo rosso dell’icona, 
i labbri della ferita che conosco 
la sola, la vera intimità intatta  
il patto assolto. 

Nero

Nel nero si compongono le vite,
che non lutto pronuncia ma pienezza  
e tutto come un padre accoglie.  
Come una luce che è stata ed è   
solo nel buio per sempre tua. 

Grigio
 
Il giorno nuovo si è fatto, mio quieto non amore, 
se già distingui la grana del grigio 
nel buio ancora fresco, ancora non parola, 
nella pasta molle di luce 
che disegna i margini alle mani  
e distende il bordo scuro della bocca 
nell’ipossia pigra del risveglio.

La pianura breve del giorno  
si anima di gesti garbati  
e figuranti  
e paradisi e inferni  
perduti finalmente. 

Foto: Isabella Panfido en Chiasso/Letteraria