martes, mayo 22, 2007

Cierta dureza en la sintaxis, 3

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Puso el pie entre el caniche y una mujer
para bajar el escalón hacia la calle
cuando pasó ante sus ojos ese rostro joven desfigurado
por un lampazo de rápidas galaxias.

Suele hablarse de las pinturas fáciles con gramática compleja.
A este Bacon que se interpuso entre el perro trivial
y la imagen de la vacua vereda de enfrente
nada es posible agregar.

En los ojos no había desesperación
y la mandíbula se iba hacia el Oriente
mientras pasaba oteando el mundo de los otros
aquella figura concebida con apuro por el dolor indiferente

--vencido por las sociales cuestiones de una Cartago
en llamas, abrumado por la clásica escultura
de un Prometeo entregado a los buitres, conmovido
por la furia de los pobres, el pintor estaba ausente.
Solo Bacon pudo haber dicho: ella está en el orden
de los planetas que os abandonan.

Jorge Aulicino, Cierta dureza en la sintaxis, Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2008

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