Osvaldo Bossi
(Buenos Aires, 1963)
Éramos tan amigos..., de Sandro Penna
Es casi un no-poema. Una nota escrita al pasar. Unos pocos versos, tres en este caso. Y ya está, tenemos el milagro. Con una economía deslumbrante, que uno quisiera (yo quisiera) ver reflejada en la propia escritura. Como si los poetas que uno siempre admita fueran como santos, y desde su cielo, nos aconsejaran cosas. Yo lo llevo en mi corazón a Sandro Penna, como una estampita. No fue una de mis primeras lecturas, pero está entre las primeras, en un orden de belleza, y a él me encomiendo cada vez que escribo. Desde luego, no es el único. Pero si tuviera -como ahora- que elegir a uno solo, lo elegiría a él. Sobre todo, por esa falta de ostentación, que hace pensar en la poesía como en un hecho natural, o como una gracia que nos concede (si tenemos suerte) el lenguaje. El resultado, "una extraña alegría de vivir”, que se traduce en poemas, pero también a la inversa. Al lado suyo, cualquier cosa que escribamos suena siempre un poco retórica y artificial. "Eramos tan amigos..."es sólo un ejemplo de esa belleza alegre y dolorosa, de la que Sandro Penna parecía tener la clave. Al leerlo, como en el tango, todo, todo se ilumina a mi alrededor.
ÉRAMOS TAN AMIGOS que un secreto
de uno era del otro. Pero uno había
del que nunca habló él consigo mismo.
Sandro Penna (Perugia, 1906-Roma, 1977)
Versión de Edgardo Dobry
Tanto amici eravamo che un segreto / dell‘uno era dell’altro. D‘uno solo / egli non ne parló mai con se stesso.
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