jueves, septiembre 30, 2021

Rita Kratsman / De "Cuerpos con música de fondo"





ritmo y percusión, coral al aire libre, nadie
proviene de una mansión suburbana
¿qué querés hacer que no hiciste hasta ahora?
este crepúsculo no desaparece por la niebla
la fiesta sigue y se hunde entre los tilos, tilitos
¡carissimi, cuidado con la belleza
en una carreta de asnos!(*) ni tan alto ni tan bajo
que Ícaro indócil haga uso de sus dones
hacia la luz de la verdad
de modo que los pájaros desplieguen su cortejo a cielo abierto
confiriéndole un tono nuevo a la poesía
¡todo el poder a los pájaros!
aun considerando la ósmosis personal
es lo que el ágora te deja, además de bombos exaltados
por crestas de plata bajando del cielo
proponemos que esta música
sea premiada al terminar la noche
 
(*)  Ezra Pound
 
*
hay muchas orillas
entonces se descubrió la nuestra
ancha y terrosa
el sol con sus rayos exfoliantes aumenta su extensión
que los árboles dejen de nacer en el agua
o el río diga lo que sabe
de la semioscuridad a la oscuridad olor a puerto
cuerpos con ondulante música de fondo
rematan el conjunto local
una casa puede ser un cabotaje abandonado
entre aceites y hollines
no hay mucho que hacer por aquí
pero quien se acerca al lugar por alguna circunstancia
no verá palazzi con cornisas leonizadas sino hasta
algo más complejo que un pez
colgando de una rama
y aunque a cierta hora los relieves amorfos
se vuelvan más flexibles
jamás conocerías un paisaje como este al
salir de tu casa, si no fuera que cualquier ciudad
–quien haya sido el autor de su trazado–
y especialmente de noche
puede ser una orquesta con
sostenido coro de olas

Rita Kratsman (Buenos Aires, 1940), Cuerpos con música de fondo, El Jardín de las Delicias, Buenos Aires, 2019


miércoles, septiembre 29, 2021

Jacques Roubaud / Tres poemas



2. UN POCO DE SOCIOLOGIA

158 santos, 33 santas,
papas, 8 cardenales, 11 abates, 3 abadesas, 1 canonesa, 1 cura,
sacerdotes, predicadores,
capuchinos y carmelitas, celestinos, recoletos,
ursulinas, franciscanos,
1 comendador, 
príncipes, 3 delfines, 1 princesa, 6 condes, 1 condesa, caballeros, amazonas,
1 Lord

4 presidentes

8 mariscales, 64 generales, al menos 14 coroneles, 2 teniente coroneles, 3 comandantes, 8 capitanes, 4 tenientes, 2 suboficiales, 1 cabo,
arcabuseros, 
almirantes

1 agente

más de 3 jueces

1 banquero, empresarios, orfebres
1 sólo negrero,

al menos 41 doctores,

pastores y dos pastoras,
bons-vivants, 2 carniceros, panaderos,
carboneros, cazadores, caleros, vinagreros, 1 panquequero, 1 cubetero, descargadores,
1 cartero, 2 segadores, 1 halconero, granjeros, jardineros, 1 vidriero,
hortelanos, marineros, violinistas populares, molineros, pescaderos, 1 portador de heno, 1 alfarero,

4 profesores,

pintores, poetas,

curiosa, curiosa, ésta repartición
de la población
de las calles
de París


3 BOULEVARD ARAGO

Boulevard Arago
Bajo los castaños
Un mingitorio
El último quizá
A la antigua,

Al pie del muro
de la Santé
Que no será la última prisión.


8 LA GIOCONDA

Los verdaderos aficionados
para ver la Gioconda
no van al fin del mundo
ni siquiera al Louvre

Van a la esquina de la calle
de la rochefoucauld y de la calle
notre dame
de lorette
entran en el café
ella está allá

El cuadro está en la pared
beige y crema
el marco es beige y crema y un poco naranja
la tela está firmada
por la mano misma del artista
E.
Mérou.
Es la gioconda
la gioconda de mérou.
¿Mérou Emile? ¿Mérou Eugène? ¿ Mérou Ernest?
¿por qué no Emilie, Eugénie, Ernestine?
¿cómo saber?

detrás de su vidrio bien limpio
La gioconda parece contenta
me mira
sonríe
ni la menor condescendencia
ni un átomo de misterio
placidez
calma
bella
¡la gioconda!

Los verdaderos aficionados
no van al fin del mundo
al Sélect a la Rotonde
al fondo de junglas profundas
ni a las islas del sonda
ni a perú
sino a dos pasos del Sacré Cœur
vienen a ver la Gioconda
la gioconda la gioconda
la gioconda de mérou

Así
cele cele
bremos la gioconda
la gioconda de mérou

Jacques Roubaud (Caluire, Francia, 1932), Poesía francesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1997. Nueva versión en preparación para Trilce, México
Traducción de Jorge Fondebrider


Foto: Jacques Roubaud, Salón del Libro de París, 2010 Wikimedia Commons

2 UN PEU DE SOCIOLOGIE
158 saints, 33 saintes,/ des papes, 8 cardinaux, 11 abbés, 3 abbesses, 1 chanoinesse, 1 curé/ des prêtres, des prêcheurs,/ des capucines & des carmes, des célestins, des récollets,/ des ursulines, des cordelières,/ 1 commandeur,/ des princes, 3 dauphines, 1 princesse, 6 comtes, 1 comtesse, des chevaliers, des écuyers,/ 1 Lord// 4 présidents,// 8 maréchaux, 64 généraux, au moins 14 colonels, 2 lieutenants, 2 adjudants, 1 caporal/des arquebusiers,/ des amiraux// 1 agent// plus de 3 juges// 1 banquier, des entrepreneurs, des orfèvres,/ 1 seul négrier,// au moins 41 docteurs,// des bergers & deux bergères/ des bons-vivants, 2 bouchers, des boulangers/ des charbonniers, des chasseurs, des chaufourniers, des vinaigriers, 1 crêpier, 1 cuvier, des déchargeurs,/ 1 facteur, 2 faucheurs, 1 fauconnier, des fermiers, des jardiniers, 1 verrier,/ des maraîchers, des mariniers, de ménétriers, des meuniers, des poissonniers, 1 portefoin, 1 potier,// 4 professeurs,// des peintres, des poètes,// curieuse, curieuse, cette répartiton/ de la population/ des rues/ de Paris


3 BOULEVARD ARAGO
Boulevard Arago/ Sous les marronniers/ Une pissotière/ La dernière peut-être/ A l'ancienne,// Au pied du mur/ de la Santé/ Qui ne sera pas la dernière prison. 


8 LA JOCONDE
Les vrais amateurs/ pour voir la Joconde/ ne vont pas au bout du monde/ ni même au Louvre// Ils vont au coin de la rue/de la rochefoucauld et de la rue/ notre dame/ de lorette/ ils entrent dans le café/ elle est là// Le tableau est sur le mur/ beige et crème/ le cadre est beige et crème et un peu orange/ la toile est signée/ de la main même de l'artiste/ E./ Mérou./ C'est la joconde/ la joconde de mérou./ Mérou Emile? Mérou Eugène/ Mérou Ernest?/ pourquoi pas Emilie, Eugénie, Ernestine?/ comment savoir?// derrière sa vitre bien propre/ La joconde a l'air contente/ elle me regarde/ elle sourit/ pas la moindre condescendance/ pas un atome de mystère/placidité/ calme/ belle/ la joconde, quoi!// Les vrais amateurs/ ne vont pas au bout du monde/ au Sélect à la Rotonde/ au fond des jungles profondes/ ni aux îles de la sonde/ ni au pérou/ mais à deux pas du Sacré Cœur/ ils viennent voir la Joconde/ la joconde la joconde/ la joconde de mérou// Bref/ célé célé/ brons la joconde/ la joconde de mérou

martes, septiembre 28, 2021

Nicanor Parra / De "Poemas y antipoemas", 4

 



La víbora

Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciable
Sacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento,
Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla,
Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas,
A la luz de la luna realizar pequeños robos,
Falsificaciones de documentos comprometedores,
So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes.
En horas de comprensión solíamos concurrir a los parques
Y retratarnos juntos manejando una lancha a motor,
O nos íbamos a un café danzante
Donde nos entregábamos a un baile desenfrenado
Que se prolongaba hasta altas horas de la madrugada.

Largos años viví prisionero del encanto de aquella mujer
Que solía presentarse a mi oficina completamente desnuda
Ejecutando las contorsiones más difíciles de imaginar
Con el propósito de incorporar mi pobre alma a su órbita
Y, sobre todo, para extorsionarme hasta el último centavo.
Me prohibía estrictamente que me relacionase con mi familia.
Mis amigos eran separados de mí mediante libelos infamantes
Que la víbora hacía publicar en un diario de su propiedad.
Apasionada hasta el delirio no me daba un instante de tregua,
Exigiéndome perentoriamente que besara su boca
Y que contestase sin dilación sus necias preguntas,
Varias de ellas referentes a la eternidad y a la vida futura
Temas que producían en mí un lamentable estado de ánimo,
Zumbidos de oídos, entrecortadas náuseas, desvanecimientos prematuros
Que ella sabía aprovechar con ese espíritu práctico que la caracterizaba
Para vestirse rápidamente sin pérdida de tiempo
Y abandonar mi departamento dejándome con un palmo de narices.

Esta situación se prolongó por más de cinco años.
Por temporadas vivíamos juntos en una pieza redonda
Que pagábamos a medias en un barrio de lujo cerca del cementerio.
(Algunas noches hubimos de interrumpir nuestra luna de miel
Para hacer frente a las ratas que se colaban por la ventana).
Llevaba la víbora un minucioso libro de cuentas
En el que anotaba hasta el más mínimo centavo que yo le pedía en préstamo;
No me permitía usar el cepillo de dientes que yo mismo le había regalado
Y me acusaba de haber arruinado su juventud:
Lanzando llamas por los ojos me emplazaba a comparecer ante el juez
Y pagarle dentro de un plazo prudente parte de la deuda,
Pues ella necesitaba ese dinero para continuar sus estudios
Entonces hube de salir a la calle a vivir de la caridad pública,
Dormir en los bancos de las plazas,
Donde fui encontrado muchas veces moribundo por la policía
Entre las primeras hojas del otoño.
Felizmente aquel estado de cosas no pasó más adelante,
Porque cierta vez en que yo me encontraba en una plaza también
Posando frente a una cámara fotográfica
Unas deliciosas manos femeninas me vendaron de pronto la vista
Mientras una voz amada para mí me preguntaba quién soy yo.
Tú eres mi amor, respondí con serenidad.
¡Ángel mío, dijo ella nerviosamente,
Permite que me siente en tus rodillas una vez más!
Entonces pude percatarme de que ella se presentaba ahora provista de un pequeño taparrabos.
Fue un encuentro memorable, aunque lleno de notas discordantes:
Me he comprado una parcela, no lejos del matadero, exclamó,
Allí pienso construir una especie de pirámide.
En la que podamos pasar los últimos días de nuestra vida.
Ya he terminado mis estudios, me he recibido de abogado,
Dispongo de buen capital;
Dediquémonos a un negocio productivo, los dos, amor mío, agregó
Lejos del mundo construyamos nuestro nido.
Basta de sandeces, repliqué, tus planes me inspiran desconfianza,
Piensa que de un momento a otro mi verdadera mujer
Puede dejarnos a todos en la miseria más espantosa.
Mis hijos han crecido ya, el tiempo ha transcurrido,
Me siento profundamente agotado, déjame reposar un instante,
Tráeme un poco de agua, mujer,
Consígueme algo de comer en alguna parte,
Estoy muerto de hambre,
No puedo trabajar más para ti,
Todo ha terminado entre nosotros.

Nicanor Parra (San Fabián de Alico, Chile, 1914-Santiago de Chile, 2018), "Poemas y antipoemas", 1954, Obra Gruesa, Editorial Universitaria de Chile, 1971

Nota.: Se puede ver un comentario del Administrador a este poema de Parra en el blog Eterna Cadencia


lunes, septiembre 27, 2021

Anne Sexton / Puertas cerradas



Para los ángeles que viven en este pueblo,
aunque cambian constantemente de forma
cada noche dejamos unas cuantas patatas frías
y un tazón de leche en el alféizar de la ventana.
Por lo general habitan un cielo en el que,
por cierto, no se admiten lágrimas.

Empujan la luna como
a un boniato hervido.
La Vía Láctea es su hembra
con sus muchos hijos.
Por la noche las vacas se tumban,
pero la luna, ese gran toro,
se levanta.

Sin embargo, allí arriba hay una habitación cerrada
con una puerta de hierro que no puede abrirse.
Guarda todas tus pesadillas.
Es el infierno.
Algunos dicen que el diablo cierra la puerta desde dentro.
Algunos dicen que los ángeles la cierran desde fuera.
Quienes están allí dentro no tienen agua
y no está permitido tocarse, nunca.
Se resquebrajan como asfalto.
Son mudos.
No gritan pidiendo ayuda
excepto dentro de sí
donde su corazón está cubierto de larvas.

Me gustaría abrir esa puerta,
hacer girar la oxidada llave
y estrechar entre mis brazos a cada uno de esos caídos,
pero no puedo, no puedo.
Sólo puedo sentarme aquí, en la tierra,
en mi sitio en la mesa.

Anne Sexton (Newton, Massachusetts, Estados Unidos, 1928-Weston, Massachusetts, Estados Unidos, 1974), Poetas norteamericanos en dos siglos. Volumen II, Libros Digitales, Ediciones en Danza, Buenos Aires-Barcelona, 2020
Versión de Jonio González


Foto: Anne Sexton en la Universidad de Harvard, c.1974 Donald Preston/Boston Globe/Getty Images

LOCKED DOORS

For the angels who inhabit this town,
although their shape constantly changes,
each night we leave some cold potatoes
and a bowl of milk on the windowsill.
Usually they inhabit heaven where,
by the way, no tears are allowed.
They push the moon around like
a boiled yam.
The Milky Way is their hen
with her many children.
When it is night the cows lie down
but the moon, that big bull,
stands up.

However, there is a locked room up there
with an iron door that can't be opened.
It has all your bad dreams in it.
It is hell
Some say the devil locks the door
from the inside.
Some say the angels lock it from the outside.
The people inside have no water
and are never allowed to touch.
They crack like macadam.
They are mute.
They do not cry help
except inside
where their hearts are covered with grubs.

I would like to unlock that door,
turn the rusty key
and hold each fallen one in my arms
but I cannot, I cannot.
I can only sit here on earth
at my place at the table.

domingo, septiembre 26, 2021

Pedro Ignacio Vicuña / Ehé de la otra orilla...



Ehé de la otra orilla... 

Η'

Ehé, sombras mudas,
Ahí…, de la otra orilla…
  ¿qué borroso rumor ventea el aire?

¿será acaso
el silbo del chercán?

¿la roya de la  infancia 
en medio de la bruma?

¿el crujido del bosque?
¿la amargura del quillay? 
¿el aire inmóvil cuando pasa un moscardón? 

¿los pasos de la abuela
en silencio
subiendo al desván? 

el agua reventándose en las rocas
los viejos que saludan a lo lejos 
de un cerro a otro cerro
como era en un principio

el silbato del tren
presagiando una muerte
en medio de la noche

el vapor de esa locomotora 
frente al mar
antes del disparo antes del final

Voces sin voz
ocultas
secretas  
crepitando 
como enigmas 
en el insomnio 
en la primera edad

voces que no son voces
pero zumban
como el aire 
invisibles 
conjurándose en otras heredades
risas sibilinas
como el agua goteando
en el fondo del patio
como las burlas del sueño 
en el temblor del día…

¿y si fueran sollozos de otros muertos? 
¿ajenos, agolpados en el tiempo,
siseando desde todas las edades 
que se pegaron como sombras
en los interminables muros
del destierro interminable?
Ehé…!
sombras mudas 
sin rostro

¿para qué la jerigonza sin sentido?
apenas perceptible
entre la hierba 
como el susurro de la hormiga
como el hozar de los gusanos…

velado cielo, 
nubosa maraña
zozobra.

[Inédito]

Pedro Ignacio Vicuña (Santiago de Chile, 1956)

sábado, septiembre 25, 2021

Wendell Berry / Tres poemas




Dante

Si imaginas
que otros están ahí,
tú también lo estás.


Haiku de primavera

Un joven ciruelo silvestre,
blanco en los bosques desnudos, una novia
entre invitados a la fiesta.

Nísperos: una multitud
oculta bajo paraguas
en la lluvia que cae.

Todas las lilas
han caído de repente -
¡qué sombra luminosa!


El hecho

Después de todos estos
análisis,
el hecho
permanece intacto.

Wendell Berry (Henry, Kentucky, Estados Unidos, 1934), Given: Poems, Counterpoint, Berkeley, 2006
Versiones de Jonio González


DANTE

If you imagine
others are there,
you are there yourself.

SPRING HAIKU

One young wild plum tree,
white in the bare woods, a bride
among wedding guests.

Mayapples: a crowd
hidden under umbrellas
in the falling rain.

The lilac blossoms
all suddenly are fallen—
hoy bright a shadow!

THE FACT

After all these
analyses,
the fact
remains intact.

viernes, septiembre 24, 2021

Leopoldo María Panero / Dos poemas de locos



Ars Magna

Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.


Un loco tocado de la maldición del cielo

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una princesa.

Leopoldo María Panero (Madrid, 1948 - Las Palmas de Gran Canaria, España, 2014), Poesía Completa (1970-2000), Visor, Madrid, 2001 / Poemas del manicomio de Mondragón, Hiperión, Madrid,1987


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Foto: Leopoldo María Panero en la página de Luis Antonio de Villena

jueves, septiembre 23, 2021

Louis MacNeice / A la posteridad



Cuando ningún libro sirva como los libros en los cementerios
y la lectura e incluso el habla hayan sido reemplazadas
por otros medios, menos difíciles, nos preguntamos si
se encontrará en las flores y en los frutos el mismo color y sabor
que tenían para nosotros cuando eran encerrados en palabras,
y tu hierba, ¿será verde; tu cielo, azul,
o tus pájaros serán siempre pájaros sin alas?

Louis MacNeice (Belfast, 1907-Londres, 1963), Collected Poems, Faber & Faber, 1979
Traducción de Jorge Fondebrider 



To Posterity

When books have all seized up like the books in graveyards
And reading and even speaking have been replaced
By other, less difficult, media, we wonder if you
Will find in flowers and fruit the same colour and taste
They held for us for whom they were framed in words,
And will your grass be green, your sky blue,
Or will your birds be always wingless birds?

miércoles, septiembre 22, 2021

Franz Wright / El cartero



Desde la ventana del tercer piso
ves los lentos movimientos del cartero
entre la nieve que cae.
Mientras va de puerta en puerta
podría estar buscando
una habitación en alquiler,
inseguro de la dirección,
por lo que se detiene para comprobarlo

en el anticuado y ya
borroso recorte
que sostiene, entre los enguantados dedos,
cerca de los ojos

encorvándose bruscamente
en una postura simiesca
que hace que te apartes
que rápidamente apagues la lámpara.

Franz Wright (Viena, Austria, 1953-Waltham, Massachusetts, Estados Unidos, 2015), Ill Lit: Selected and New Poems, Oberlin College Press, Oberlin, Ohio, Estados Unidos, 1998
Versión de Jonio González


Foto: Franz Wright en su casa de Waltham, en febrero de 2015 Elizabeth Oehlkers Wright/Los Ángeles Times

THE MAILMAN

From the third floor window
you watch the mailman’s slow progress
through the blowing snow.
As he goes from door to door

he might be searching
for a room to rent,
unsure of the address,
which he keeps stopping to check

in the outdated and now
obliterated clipping
he holds, between thickly gloved fingers,
close to his eyes

in a hunched and abruptly
simian posture
that makes you turn away,
quickly switching off the lamp.

martes, septiembre 21, 2021

Bertolt Brecht / De "Poemas y canciones", 3



Carbón para Mike

Me han contado que en Ohio, 
a comienzos del siglo,
vivía en Bidwell una mujer,
Mary McCoy, viuda de un guardavía 
llamado Mike McCoy, en plena miseria.

Pero cada noche, desde los trenes ensordecedores de la 
          Wheeling Railroad,
los guardafrenos arrojaban un trozo de carbón 
por encima de la tapia del huerto de patatas 
gritando al pasar con voz ronca:
"¡Para Mike!"

Y cada noche, cuando el trozo de carbón para Mike 
golpeaba en la pared posterior de la chabola,
la vieja se levantaba, se ponía,
soñolienta, la falda, y guardaba el trozo de carbón, 
regalo de los guardafrenos a Mike, muerto
pero no olvidado.

Se levantaba tan temprano y ocultaba 
sus regalos a los ojos de la gente,
para que los guardafrenos no tuvieran dificultades 
con la Wheeling Railroad.

Este poema está dedicado a los compañeros 
          del guardafrenos McCoy
(muerto por tener los pulmones demasiado débiles 
en los trenes carboneros de Ohio)
en señal de solidaridad.

                                                                                   (1926)

Bertolt Brecht, (Augsburgo, Alemania, 1898-Berlín, 1956), "De 1926 a1933", Poemas y canciones, Alianza Editorial, Madrid, 1975
Versiones de Jesús López Pacheco y Vicente Romano


Foto: Retrato de Bertolt Brecht, Bibliothèque Nationale, París, sin fecha Universal Images Group/Getty Images

lunes, septiembre 20, 2021

Bertolt Brecht / De "Poemas y canciones", 2



1940

Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender matemáticas?
¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan son más que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender francés?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano, que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender historia?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Aprende a esconder la cabeza en la tierra
y acaso te salves.

¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
aprende francés, aprende historia!

Bertolt Brecht, (Augsburgo, Alemania, 1898-Berlín, 1956), "Poesía escritas durante el exilio (1933-1947)", Poemas y canciones, Alianza Editorial, Madrid, 1975
Versiones de Jesús López Pacheco y Vicente Romano


Foto: Bertolt Brecht, París, 1954 Roger Viollet/Getty Images

domingo, septiembre 19, 2021

Malú Urriola / Dos poemas



Háblame de Paul Desmond mientras el mundo
         compra mascarillas, Ángela.
Hace pocos días caían perlas de hielo en Madrid.
Los ciruelos han comenzado a florecer y me
         empeño en adivinar
el ritmo con que cortas las verduras, la música
que cantas, cómo sonreirás detrás de las manillas
          o de la niebla.

El mundo tal como los conocemos, desaparece y
como una ola en mitad del desierto has desviado
mi mirada del fin. Tu voz hace girar mis plumas.
Tus ojos de luz de puerto se reflejan en las ondas
           de las tejas.

Temblé cuando te sentaste a mi lado. Este viejo y
hosco corazón voló en pedazos, como una taza
cuando se estrella contra un cielo que tal vez no
            vuelva a ver.

El cuaderno de las cosas inútiles, Malú Urriola, 9 de diciembre de 2020

*
Después de unas copas de vino...
[Primera versión]

Después de unas copas de vino,
de hablar de sus jefes, de los míos,
y de esta vaga sensación de estar zozobrando
entre los días. 
Pagamos la cuenta y salimos del bar.
La luna tenía la burlona sonrisa del gato de Carroll.
Al subir a su auto preguntó ¿Dónde vamos?
Al mismo infierno dantesco -pensé- 
Pero le contesté con otra pregunta.
Así es que después de pasar los aromos
-que comenzaban a reventar amarillos 
en esas muertas calles del barrio alto, cercadas con corriente-
dejamos que la silueta de la cordillera recostada sobre la noche,
nos colgara en mitad de la boca una sed imposible de saciar.
Y a intervalos dormimos, y nos volvimos a besar infernales
hasta que amaneció.
Sus besos en mi hombro durante toda la noche
estremecieron este áspero y descreído corazón.
Fingí dormir hasta que despertó, o fingió despertar,
y entonces -como si fuese a decir aquella palabra
innombrable, pactada en el terror del silencio-
dijo, ojalá que gane González.

Cuando llegué a mi casa, 
el vecino -mientras barría la calle-,
me contó que González ganó la medalla de bronce.

Desde esa soleada mañana, jamás volví a saber
qué diablos fue de su vida.
Ni quién, diablos, era González.

Diario de Poesía n° 79, Buenos Aires, noviembre de 2009 a marzo de 2010, publicado luego en Cadáver exquisito, Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2017

Malú Urriola (Santiago de Chile, 1967-2023)

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Foto: Malú Urriola en la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile, 2017 Rodrigo Fernández/Wikimedia Commons

Última actualización: 2024

sábado, septiembre 18, 2021

Mario Montalbetti / De "Perro negro, 31 poemas"



Reyes romanos

Numa Pompilio no distinguió ser rey y ser
     sacerdote a la vez. Murió asesinado.
Tulio Hostilio, el belicoso, emprendió una guerra
     contra el alba. Murió asesinado.
Anco Marcio fue igual a Numa Pompilio
Tarquino el Antiguo construyó un circo y 
     una gran cloaca. Murió asesinado.
Servio Tulio pasó a la historia sin mover un
     dedo. Murió asesinado.
Numo d'Orange abdicó antes de ser asesinado.
     Murió asesinado.


Mi (poema de amor) 

Vendí todas mis alcachofas
por un boleto al lugar en que vives.
Ningún percance.
El tren salió en horario
sol y vacas gordas todo el camino.
Pero tu pueblo no apareció nunca.


10 000 cafés

En la cafetería de los 10 000 cafés
las moscas hacen una escala técnica
en su ruta hacia el próximo estiércol.
Mi fe en el año 81 es ciega.
Por ahora
abastecer de combustible a las moscas

es suficiente.

Mario Montalbetti (Lima, 1953), "Perro negro, 31 poemas" (1978), Lejos de mí decirles. Poesía reunida, Colima-Aldvs, Ciudad de México, 2013


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viernes, septiembre 17, 2021

Sophie Collins / Ana Karenina



Todo el mundo tiene un futuro
pero algunos más que otros

Lucía ha llenado siete baldes
con aceite
oscuro, denso y difícil
de llevar para una chica
que sólo cuenta con sus dos brazos y un balancín

Mi tía dice “No te preocupes tanto
por tu futuro”
pero mi futuro
-no hay más que uno-
mi futuro escucha esto
y se hace cada vez más claro

Sophie Collins (Bergen, Países Bajo 1989- Reside en Escocia), Emily Berry, Anne Carson, Sophie Collins: If I'm Scared We Can't Win, Penguin Modern Poets 1, Penguin Books, Londres, 2016
Versión de Jonio González 




ANNA KARENINA

Everyone has a future
but some have more than others

Lucia has made seven for herself
pails full of oil
all dark and density and difficult
for a girl to carry
with two arms and a yoke

Auntie says "Do not worry so
much over your future"
buy my future
-there is only one-
my future is heard this
and is become loud

jueves, septiembre 16, 2021

Rodolfo Alonso / Fronteras



¿Imaginó Machado ('Si mi pluma
valiera tu pistola'), entre tristes
derrotados que tenían razón
sin embargo, a ese pie
traspasando la línea
ilusoria y real, nítidamente
viva, siendo el mismo
que en Collioure, ahora,
resbala quedamente hacia la tumba
dormida en tierra extraña?

¿O acaso es Walter Benjamín
quien cruje, ante la misma
línea por entonces antípoda
empuñando, en Port Bou, la pistola
capaz de liberarlo, a la vez
de su angustia habitual y los rabiosos
lobeznos de la nada a sus talones?

Uno iba, otro vuelve, y los dos
caen sin verse caer
ante sus vidas rotas,
de espaldas uno y otro
frente a idéntica raya,
pero nosotros vemos, en la misma
frontera los límites del mundo,
la avidez del desierto
roedor y creciente,
los dientes insaciables,
la boca del abismo
indiferente, mudo, seductor.

Rodolfo Alonso (Buenos Aires, 1934-Olivos, Argentina, 2021), Lengua viva. Poesía reunida 1968-1999, Editorial Universitaria de Villa María (EDUVIM), Villa María, Argentina, 2014
Envío de Jonio González

miércoles, septiembre 15, 2021

Pier Paolo Pasolini / El deseo de riqueza del subproletariado romano




Los observo, estos hombres, educados
en otra vida que no es mía: frutos
de una historia tan distinta, y reencontrados,
casi hermanos, aquí, en la última forma
histórica de Roma. Los observo: en todos
hay como el aire de un pastor que duerme
armado de cuchillo: en sus jugos
vitales se extiende una tiniebla intensa,
la papal ictericia de Belli,
no púrpura, sino rojizo opaco,
bilioso cocido. La ropa interior, debajo,
fina y sucia; en el ojo, la ironía
que trasunta su húmeda, roja,
indecente inflamación. La tarde los expone
casi en ermitas, en reservas
hechas de callejones, paredones, pasillos
y huecos perdidos en el silencio.
Es sin duda la primera de sus pasiones
el deseo de riqueza: sórdido
como sus miembros no lavados,
oculto, y al mismo tiempo descubierto,
privado de todo pudor; como sin pudor
es el ave de rapiña que revolotea pregustando
tácita el bocado, o el lobo, o la araña;
ellos codician la plata como gitanos,
mercenarios, putas: se lamentan
si no lo tienen, usan lisonjas
aviesas para obtenerla, se glorían
plautinamente si tienen el saco lleno.
Si trabajan -trabajo de mafiosos matarifes,
feroces lustradores, invertidos dependientes,
tranviarios holgazanes, tísicos ambulantes,
peones buenos como perros - sucede
que tienen igualmente un aire de ladrones:
mucha ávida astucia en esas venas...

Han salido del vientre de sus madres
para reencontrarse en veredas o en prados
prehistóricos, y anotados en un registro
que de toda historia los quiere ignorantes...
Su deseo de riqueza
es, así, bandidesco, aristocrático.
Similar al mío. Cada uno piensa para sí,
para vencer la angustiosa apuesta,
en decirse: "Está hecha", con un guiño de rey...
Nuestra esperanza es igualmente obsesa:
estetizante, en mí, en ellos anárquica.
Al refinado y al subproletariado espera
el mismo orden jerárquico
de sentimientos: ambos fuera de la historia,
en un mundo que no tiene otras aberturas
que hacia el sexo y el corazón,
otra profundidad que en los sentidos.
en donde la alegría es alegría, el dolor dolor.

De La religión de mi tiempo [1961]

Pier Paolo Pasolini (Bolonia, Italia, 1922-Ostia, Italia, 1975)

Nada personal. 
Poesía política de Pier Paolo Pasolini.
Selección, versiones, prólogo y notas 
de Jorge Aulicino. 
Ediciones en Danza, 
Buenos Aires, 2016







Foto: Pier Paolo Pasolini durante el rodaje de Decamerón, Roma, 1971 Vittoriano Rastelli/Corbis/Getty Images


Il desiderio di ricchezza del sottoproletariato romano

Li osservo, questi uomini, educati
ad altra vita che la mia: frutti
d'una storia tanto diversa, e ritrovati,
quasi fratelli, qui, nell'ultima forma
storica di Roma. Li osservo: in tutti
c'è come l'aria d'un buttero che dorma
armato di coltello: nei loro succhi
vitali, è disteso un tenebrore intenso,
la papale itterizia del Belli,
non porpora, ma spento peperino,
bilioso cotto. La biancheria, sotto,
fine e sporca; nell'occhio, l'ironia
che trapela il suo umido, rosso,
indecente bruciore. La sera li espone
quasi in romitori, in riserve
fatte di vicoli, muretti, androni
e finestrelle perse nel silenzio.
È certo la prima delle loro passioni
il desiderio di ricchezza: sordido
come le loro membra non lavate,
nascosto, e insieme scoperto,
privo di ogni pudore: come senza pudore
è il rapace che svolazza pregustando
chiotto il boccone, o il lupo, o il ragno;
essi bramano i soldi come zingari,
mercenari, puttane: si lagnano
se non ce n'hanno, usano lusinghe
abbiette per ottenerli, si gloriano
plautinamente se ne hanno le saccocce piene.
Se lavorano - lavoro di mafiosi macellari,
ferini lucidatori, invertiti commessi,
tranvieri incarogniti, tisici ambulanti,
manovali buoni come cani - avviene
che abbiano ugualmente un'aria di ladri:
troppa avita furberia in quelle vene...

Sono usciti dal ventre delle loro madri
a ritrovarsi in marciapiedi o in prati
preistorici, e iscritti in un'anagrafe
che da ogni storia li vuole ignorati...
Il loro desiderio di ricchezza
è, così, banditesco, aristocratico.
Simile al mio. Ognuno pensa a sé,
a vincere l'angosciosa scommessa,
a dirsi: "È fatta," con un ghigno di re...
La nostra speranza è ugualmente ossessa:
estetizzante, in me, in essi anarchica.
Al raffinato e al sottoproletariato spetta
la stessa ordinazione gerarchica
dei sentimenti: entrambi fuori dalla storia,
in un mondo che non ha altri varchi
che verso il sesso e il cuore,
altra profondità che nei sensi.
In cui la gioia è gioia, il dolore dolore.

Pier Paolo Pasolini, La religione del mio tempo, Garzanti, Milano 1961 Pier Paolo Pasolini