viernes, noviembre 30, 2018

Ricardo Montiel / Agonía de los días terrestres















Digamos que te mudas de país. Cruzas el aire
continental, y vas de cama en cama
como esos fugitivos que nunca
deshacen el bolso ni cambian
de ropa. Pero esa
es solo una fase de la calesita
que irá disminuyendo en su entusiasta
velocidad inicial. Entonces te vuelves
tortuga voyerista (poeta)
bajo el caparazón de un empleado
cualquiera: partícipe regular en horas pico,
al día con las mínimas obligaciones
que el bolsillo y el estilo
te permiten. Pero esa
es solo una fase de la calesita
que irá disminuyendo en su entusiasta
velocidad inicial. Un día
digamos que el subte se demora: el parlante balbucea
el clásico eufemismo. Llegas más tarde
de lo habitual. Te encoges junto a ella (que llega mucho antes
que vos a casi todo) en una de las últimas
camas de este viaje. Te preguntas (digamos mentalmente)
cómo se pueden mantener por tanto tiempo
dos miradas que intercambian
la agonía de los días terrestres,
y ser feliz en lo fugaz
del error a la vez.

Ricardo Montiel (Maracaibo, Venezuela, 1982)


Agonía de los días terrestres,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2018










Ref.:
Movimiento Poético de Maracaibo
Malón Malón

Foto: FB

jueves, noviembre 29, 2018

Yusuf al Jal / El segundo nacimiento




















La fruta existe pero la mano es corta
y el sauce tiene sed sobre el banco del río.
Hay un comienzo para todo lo que está plantado
    en la tierra
porque el fin es un cero a la izquierda de la verdad.
Tu viaje puede durar, en esta época de farsa,
hasta que se seque la tinta sobre el papel.
No pregunté dónde empieza el hielo
y dónde va la montaña después de acostarse
    en el mar:
a cada cosa su tiempo antes de Adán y Eva,
calculado primero con la máquina del tiempo.
Para entender la lengua de los orígenes
hay que leer lo escrito en paredes reales.

Yusuf al Jal (Líbano, 1917-1987), Poesia Árabe
Traducción de Joumana Haddad
Envío de Jonio González

Foto: Poetas Siglo XXI s/d

miércoles, noviembre 28, 2018

Paul Claudel / Balada














166. Balada

Los traficantes de Tiro y esos que hoy van a sus negocios, sobre el agua,
    en grandes invenciones mecánicas,
Esos a quienes, en las alas de esta gaviota, todavía acompaña el pañuelo
    cuando ya desapareció el brazo que lo agitaba.
Esos a quienes no bastaban su viña y su campo -"el señor tenía sobre
    América ideas personales"-
Los que partieron para siempre y no llegarán tampoco...
A todos esos devoradores de distancia, es el mar lo que hoy se les sirve.
    ¿Crees que les parecerá bastante?
El que una vez puso en él los labios, difícilmente suelta el vaso.
Se tarda en beberlo, pero puede probarse.

                          El primer trago es el que cuenta.

Tripulaciones de los barcos torpedeados cuyos nombres figuran en las
    estadísticas,
Dotaciones de los acorazados que, de pronto, se van a tierra por el
    camino más corto.
Patrullas de los pesqueros tísicos, pensionistas de los submarinos
    atáxicos,
Y todo lo que un gran buque descarga en montón al darse vuelta, la
    quilla al aire...
Para todos ellos, he aquí el deber en torno, con las dimensiones de
    este horizonte circular,
Es el mar que el va hacia ellos, no hace falta buscar la ruta.
Basta con abrir mucho la boca y abandonarse:

                          El primer trago es el que cuenta.

¿Qué decían, la última noche, los pasajeros de los grandes transatlánticos
La noche anterior al día en que la radiotelegrafista dijo "Naufragamos"
Mientras los emigrantes de tercera, abajo, hacían tímidamente un poco
    de música,
Y el mar incansable subía y bajaba en los ventanales del salón?
"Una vez que se abandonaron las cosas, ¿a qué dejarles el corazón?
"¿Quién desea que la vida vuelva a empezar cuando se sabe que ha concluido?
"Sería bueno ver de nuevo a los seres queridos, pero el olvido es aún mejor:

                          El primer trago es el que cuenta.

                                                       ENVÍO

¡Tan sólo el mar a un lado y otro, tan sólo esto que sube y baja!
¡Basta ya de esta constante espina en el corazón, basta ya de estos días
    gota a gota!
¡El mar eterno para siempre, todo a la vez, de un solo sorbo!
    ¡Nosotros y él nos penetramos!

                          El primer trago es el que cuenta.

Paul Claudel (Villaneuve-sur-Fére, Francia, 1868-París, 1955), La Nación, Buenos Aires, 14 de marzo de 1937
Traducción de Enrique Méndez Calzada
Lysandro Z. D. Galtier, La traducción literaria. Antología del poema traducido, tomo II, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1965


Ref.:
Société Paul Claudel
UNAM
Literatura&Traducciones

martes, noviembre 27, 2018

Ezra Pound / Canto I


















Y entonces descendimos a la nave,
Enfilamos quilla a la rompiente, a la mar divina, y
Erguimos el mástil e izamos la vela en la nave prieta,
Embarcamos ovejas y nuestros propios cuerpos
Agobiados de llanto, y los vientos en popa
Nos impulsaban con velas panzudas,
De Circe esta nave, la diosa del peinado minucioso.
Nos sentamos en el sollado, el viento trababa el timón,
Y con velas tirantes cruzamos el mar hasta el final del día.
El sol a su modorra, sombras cubren el océano,
Llegamos a los confines de las más altas aguas,
A las tierras cimerias, y ciudades pobladas
Cubiertas de niebla de apretada trama, jamás perforada
Por destello de luz solar
Ni tachonada de estrellas, espiando desde el firmamento
La noche más prieta amortajaba a estos infelices mortales.
El océano revertía su curso, llegamos entonces al sitio
Que Circe predijo.
Aquí Perimedes y Euríloco realizaron los ritos,
Y empuñando la ceñida espada
Excavé el hoyuelo de un codo de ancho;
Derramamos libaciones para cada muerto,
Primero la hidromiel y luego vino dulce, agua mezclada con
    harina blanca.
Entonces recé muchos rezos a esas tétricas calaveras;
Como es costumbre en Ítaca, toros estériles de los mejores
Para el sacrificio, amontonando ofrendas en la pira,
Una oveja sólo para Tiresias, negra y con un cencerro.
Obscura sangre fluyó a la fosa,
Almas del Érebo, cadavéricos despojos de doncellas muertas
El día de su boda, de jóvenes y ancianos que mucho soportaron;
Almas maculadas de lágrimas recientes, tiernas niñas,
Hombres tantísimos, eviscerados con lanza de bronce,
Despojos de batalla, empuñando sus armas aún sangrantes,
Todos éstos me atosigaban; con sus gritos,
Con palidez, clamando a mis hombres por más víctimas;
Faenamos los rebaños, ovejas a bronce abatidas;
Derramamos ungüentos, clamando a los dioses,
A Plutón poderoso, alabando a Proserpina;
Desenvainada la filosa espada,
Me planté para apartar a los impetuosos difuntos impotentes,
Hasta que pudiese oír a Tiresias.
Pero primero vino Elpénor, nuestro amigo Elpénor
Insepulto, yerto en la dilatada tierra,
Sus miembros que dejamos atrás en la casa de Circe,
Sin lágrimas ni mortaja sepulcral, urgidos por otros trabajos.
Lastimero espíritu. Y exclamé con palabras presurosas:
«Elpénor, ¿cómo has llegado hasta esta oscura costa?
»¿Has venido a pie, aun así aventajando a los navegantes?».
          Y él con graves palabras:
«El hado adverso y el vino abundante. Dormía en la morada
    de Circe.
»Y bajando por las altas escalas, descuidado,
»Di contra el contrafuerte y caí,
»Desnucándome, y el alma buscó el Averno.
»Pero tú, oh rey, te imploro me recuerdes, al inllorado,
    insepulto,
»Amontona mis armas, sea mi tumba en la playa y su
    inscripción:
»Un hombre sin ventura, y su nombre por venir.
»Por estela, el mismo remo que fatigué junto a mis
    compañeros».
Y vino Anticlea, a quien aparté de un golpe, y luego Tiresias el
    tebano,
Alzando su vara dorada, me conoció, y habló primero:
«¿Por segunda vez? ¿Por qué, hombre desastrado,
»Ante los muertos sin sol y en esta región infeliz?
»Apártate de la fosa, déjame mi brebaje sanguinario,
»para inspirar mi vaticinio».
          Y di un paso atrás,
Y él, vigorizado con la sangre, dijo: «Odiseo
»Retornarás atravesando un Neptuno hostil, por oscuros
    mares,
»Perderás a todos tus compañeros». Y entonces vino
    Anticlea.
Quédate quieto, Divus. Me refiero a Andreas Divus,
In officina Wecheli, 1538, basado en Homero.
Y navegó pasando Sirenas y de allí desviando mar afuera
Y hasta Circe.
            Venerandam,
En la frase del cretense, Afrodita de la dorada corona,
Cypri munimenta sortita est, hilarante, orichalchi, con
    doradas
Cintas y pechera, tú, la de oscuros párpados,
Portando la rama dorada del Argicida. De modo que:

Ezra Pound (Hailey, Estados Unidos, 1885-Venecia, Italia, 1972)
Traducción de Jan de Jager

Cantos,
Sexto Piso,
Madrid, 2018











Nota: Este blog ha publicado versiones de varios de los Cantos de Pound por traductores argentinos. El primer canto es de importancia capital para entender la obra, a juicio de este Administrador. Reescritura pura y directa del XI de la Odisea, salvo el final, es un portal que propone -a partir de los dos puntos que lo coronan- un viaje en apariencia caótico por toda la historia de la humanidad, con las conexiones entre hechos y personajes dispersos que Pound encontraba, basadas no muy remotamente en su mirada económica.

Academy of American Poets - Interesting Literature - Letras Libres - Historia Hoy - Barbarie Ilustrada
---
Imagen: Getty

lunes, noviembre 26, 2018

Ezra Pound / Dos de "Lustra"





















Más instrucciones

Vayan, canciones mías, y expresemos nuestras pasiones más bajas,
Expresemos nuestra envidia de la gente con un empleo seguro y ninguna
    preocupación por el futuro.

Son muy perezosas, canciones mías.
Y temo que tengan un mal fin.
Siempre callejeando.
Merodeando en las esquinas y en las paradas de colectivo,
Haciendo poco y nada.

Ni siquiera pueden expresar nuestras noblezas interiores,
Van a terminar mal.

¿Y yo?
Yo estoy cada día más chiflado,
Les he hablado tanto
                que casi las veo a mi alrededor.
¡pequeñas bestias insolentes, desvergonzadas, desprovistas de ropa!

Pero tú, la canción más joven de todas,
No eres suficientemente vieja como para haber hecho tantas travesuras,
Voy a conseguirte un abrigo verde de China,
Con dragones bordados,
Y pantalones de seda escarlata
De la imagen del niño Jesús de Santa María Novella,
Para que no digan que no somos gente de buen gusto,
O que no hay castas en esta familia.


Cantos graduales

I

Aléjenme con colores chinos,
Porque creo que el cristal es malo.

II

El viento se mueve por encima del trigo -
Con estruendo de plata,
Una guerra aguda de metal.

Yo he conocido el disco de oro.
Lo he visto fundirse por encima de mí.
Yo he conocido el lugar de piedra-brillante,
           La sala de los colores claros.

III

¡Oh cristal sutilmente malvado, confusión de colores!
Oh luz amarrada y torcida, alma del cautivo,
¿De qué estoy prevenido? ¿Por qué he sido enviado tan lejos?
¿Por qué tu brillo está lleno de curiosa desconfianza?
¡Oh cristal astuto y sutil, polvo de oro!
¡Oh filamentos color ámbar, de dos caras iridiscentes!

Ezra Pound (Hailey, EE UU, 1885-Venecia, Italia, 1972)
Traducción de Juan Arabia

Lustra [1916-1917],
Buenos Aires Poetry,
Buenos Aires, 2016










Del prólogo del traductor:
Esta edición y traducción está basada en esta última versión de Knopf [Lustra of Ezra Pound, with earlier poems, Nueva York] de 1917, con la inclusión de "The Temperaments", y todos los poemas censurados y omitidos en ediciones anteriores.

El Día - Télam - Escritores Org. - Buenos Aires Poetry

Lustra, textos Wikisource

Further Instructions

Come, my songs, let us express our baser passions.
Let us express our envy for the man with a steady job and no worry about the future.

You are very idle, my songs;
I fear you will come to a bad end.
You stand about the streets. You loiter at the corners and bus-stops,         
You do next to nothing at all.
You do not even express our inner nobility;
You will come to a very bad end.

And I? I have gone half cracked.
I have talked to you so much that I almost see you about me,         
Insolent little beasts! Shameless! Devoid of clothing!

But you, newest song of the lot,
You are not old enough to have done much mischief.
I will get you a green coat out of China
With dragons worked upon it.         
I will get you the scarlet silk trousers
From the statue of the infant Christ at Santa Maria Novella;

Lest they say we are lacking in taste,
Or that there is no caste in this family.


A Song of The Degrees

I
Rest me with Chinese colours,
For I think the glass is evil.

II
The wind moves above the wheat-
With a silver crashing,
A thin war of metal.

I have known the golden disc,
I have seen it melting above me.
I have known the stone-bright place,
The hall of clear colours.

III
O glass subtly evil, O confusion of colours !
O light bound and bent in, soul of the captive,
Why am I warned? Why am I sent away?
Why is your glitter full of curious mistrust?
O glass subtle and cunning, O powdery gold!
O filaments of amber, two-faced iridescence! 
---
Foto: Ezra Pound c. 1916, por Alvin Langdon Coburn, en una de las dos ediciones de Lustra de 1916 Wikimedia Commons

domingo, noviembre 25, 2018

Walt Whitman / De "Canto de mí mismo"



6

Un niño me preguntó: ¿qué es la hierba?, trayéndola a manos llenas,
¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé.

Sospecho que es la bandera de mi carácter tejida con esperanzada tela verde.
O el pañuelo de Dios,
Una prenda fragante dejada caer a propósito,
Con el nombre del dueño en alguna punta, para que lo veamos y lo notemos y
     nos preguntemos, ¿de quién?

O sospecho que la hierba misma es un niño, el recién nacido de la tierra.

O un jeroglífico uniforme,
Que significa: crezco por igual en las regiones vastas y en las estrechas,
Crezco por igual entre los negros y los blancos,
Canadiense, piel roja, senador, inmigrante, a todos me entrego y a todos recibo.

Y ahora se me figura que es la cabellera suelta y hermosa de las tumbas.

Te usaré con ternura, hierba curva.
Acaso hayas brotado del pecho de los jóvenes,
Acaso, si estuvieran aquí, yo los amaría,
Acaso hayas brotado de los ancianos, o de los niños arrancados del regazo
     de la madre,
Y ahora eres el regazo de la madre.

Esta hierba es demasiado oscura para haber brotado de los cabellos blancos
     de las madres ancianas,
Más oscura que las descoloridas barbas de los ancianos,
Demasiado oscura para haber brotado de sus pálidos paladares.

¡Ah! Percibo al fin otras tantas lenguas que hablan,
Y comprendo que no han nacido en vano de esos paladares y de esas bocas.

Quisiera traducir los susurros sobre los muchachos y muchachas muertas,
Y los susurros sobre los ancianos y las madres y sobre los niños arrebatados
     de sus regazos.
¿Qué piensas que ha sido de los jóvenes y de los ancianos?
¿Qué piensas que ha sido de las mujeres y de los niños?

Están sanos y bien en algún lado,
El retoño más débil prueba que no existe la muerte,
Y que si alguna vez existió lo hizo para impulsar la vida, y no espera que la
     destruya el fin,
Y no ha cesado desde el momento que surgió la vida.

Todo progresa y se dilata, nada se viene abajo,
Y morir es algo distinto de lo que muchos supusieron, y de mejor augurio.

Walt Whitman (West Hills, Estados Unidos, 1819 – Camden, Estados Unidos, 1892), Hojas de hierba, selección, traducción y prólogo de Jorge Luis Borges, Editorial Lumen, Barcelona, 1972

Foto: Walt Whitman, s/f, probablemente en Nueva York Walt Whitman Archive


Song of Myself

6

A child said What is the grass? fetching it to me with full hands;
How could I answer the child? I do not know what it is any 
more than he.

I guess it must be the flag of my disposition, out of hopeful green 
stuff woven.

Or I guess it is the handkerchief of the Lord,
A scented gift and remembrancer designedly dropt,
Bearing the owner's name someway in the corners, that we may 
see and remark, and say Whose?

Or I guess the grass is itself a child, the produced babe of the 
vegetation.

Or I guess it is a uniform hieroglyphic,
And it means, Sprouting alike in broad zones and narrow zones,
Growing among black folks as among white,
Kanuck, Tuckahoe, Congressman, Cuff, I give them the same, I 
receive them the same.

And now it seems to me the beautiful uncut hair of graves.

Tenderly will I use you curling grass,
It may be you transpire from the breasts of young men,
It may be if I had known them I would have loved them,
It may be you are from old people, or from offspring taken soon 
out of their mothers' laps,
And here you are the mothers' laps.

This grass is very dark to be from the white heads of old mothers,
Darker than the colorless beards of old men,
Dark to come from under the faint red roofs of mouths.

O I perceive after all so many uttering tongues,
And I perceive they do not come from the roofs of mouths for 
nothing.

I wish I could translate the hints about the dead young men and 
women,

And the hints about old men and mothers, and the offspring taken 
soon out of their laps.

What do you think has become of the young and old men?
And what do you think has become of the women and chil-
dren?

They are alive and well somewhere,
The smallest sprout shows there is really no death,
And if ever there was it led forward life, and does not wait at the 
end to arrest it,
And ceas'd the moment life appear'd.

All goes onward and outward, nothing collapses,
And to die is different from what any one supposed, and luckier.

Leaves of Grass (1891–92), The Walt Whitman Archive

sábado, noviembre 24, 2018

Ana Blandiana / Acerca del país de donde venimos















Les voy a hablar acerca del país
De donde venimos.
Yo vengo del país del verano,
Una patria frágil
A la que una hoja, al caer,
Podría extinguirla,
Donde el cielo está tan cargado de estrellas
Que se inclina, a veces, hasta el suelo
Y si te acercas oyes como la hierba
Hace cosquillas a las estrellas que ríen,
Y hay tantas flores
Que te duelen los ojos,
Deslumbrados con el sol,
Y soles hay tantos que cuelgan
De cada árbol;
En donde vengo
No falta sino la muerte,
Y es tanta la felicidad
que es como para dormirse.

Ana Blandiana (Timișoara, Rumania, 1942)
Traducción de Sebastián Teillier

---
Foto: Natalia Fregoso/Voces

viernes, noviembre 23, 2018

Alejandro Pidello / De "Poemas documentales"













El indiferente

Son las zonas del ojo indiferente
una memoria?
El ojo solitario solo ve desde una ventana
minúscula, pretérita
un infinito que está en otro plano
o por lo menos en el de las botellas encendidas.
Nunca ve el marco de su indiscutible
ventana.

El azul es el color de los pliegues infinitos.
Los pliegues – no pliegos – se elevan fuera de la mirada
hacia la zona de barcos
hacia el cielo.

El santo de los colores
salta, indiferente
cuando el color es solo uno
pero con una invasión
sugerente
crecida inexorable de puntos múltiples
de la tierra.


El turbulento destino de las cosas

Pensaste, oculto en el regazo imaginado de la vecina turbulenta
y dijiste con la solemnidad de una cortinita de Versailles:
"Lo que no hizo Mondrian, por ejemplo
no puede hacerlo nadie
porque nadie estuvo ni podrá estar en su ventana".
Además, la solemnidad o la turbulencia
son solamente un marco de adjetivos
que puede perder vigencia
como también Versailles
que también es
una banda japonesa, a partir de marzo de 2007.
La vecina, que de deslizaba hasta salir del cuadro
       pudo haber agregado:
"Tu ingenio de hidalgo
muestra la recreación recreada, pero sirve".
Todo sirve
para la construcción de una teoría de la trascendencia
tanto para el origen como para el destino de las cosas
incluidos todos los que deambulan por la calle
junto con la inspiradora, conspiradora, aspiradora
señorita.

Alejandro Pidello (Rosario, Argentina, 1947), Poemas documentales, Ediciones en Danza - Oroñopolis Editora, Buenos Aires, 2018

jueves, noviembre 22, 2018

Libero de Libero / Vejez, detente

















Hinchazón de sabañones camina más lenta,
no te apures, el corazón te amenaza,
la flor que está por abrir déjame
gozar y todo el vino de mi bodega.

Avergüénzate de seguirme así, desnuda,
las ingles arrugadas, en harapos tus senos,
te coseré por encima una bella juventud
y por alegre marido mi sombra.

Detente, vejez, reposa allá abajo,
conténtate con astillar mis retratos
y yo esperaré a que pase todo el río
de la vida para llegar a tu rivera.

Libero de Libero (Fondi, Italia, 1903-Roma, 1981), Di brace in brace, Mondadori, Italia, 1971
Versión de Jorge Aulicino

Ref.:
El Trabajo de las Horas
Poesia, di Luigia Sorrentino - RAI News
Patria Letteratura

Foto: Fondi Notizie


Vecchiaia, fermati

Tu gonfia di geloni cammina più lenta,
non affretarti, il cuore ti minaccia,
il fiore che sta per sbocciare lasciami
godere e tutte le botti del mio vino.

Vergognati d'inseguirmi così nuda,
sfasciata all'inguine e in cenci i tuoi seni,
addosso tu cucirò una bella gioventù,
e per allegro marito la mia ombra.

Fermati, vecchiaia, riposa laggiù,
contentati di strappare il miei rittratti
e io attenderò che passi tutto il fiume
della vita per venire alla tua riva.

miércoles, noviembre 21, 2018

Antonio Porchia / De "Voces"


















Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.

*
Las pequeñeces son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo breve, lo muy breve.

*
Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.

*
Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.

*
Hablo pensando que no debiera hablar: así hablo.

*
Tenemos un mundo para cada uno, pero no tenemos un mundo para todos.

*
Otra vez no quisiera nada. Ni una madre quisiera otra vez.

*
Y si nada se repite igual, todas las cosas son últimas cosas.

*
Cuando digo lo que digo es porque me ha vencido lo que digo

*
Y si el hombre en el universo es igual al universo en el hombre, ¿por qué el hombre y el universo y no solamente el hombre o solamente el universo?

Antonio Porchia (Conflenti, Catanzaro, Italia, 1885- Vicente López, Argentina, 1968), Voces, Librería Hachette, Buenos Aires, 1984

Ref.:
UNAM
Clarín

Foto: Loft-it

martes, noviembre 20, 2018

D. H. Lawrence / Dos poemas















El deseo ha muerto

El deseo puede haber muerto
pero un hombre sigue siendo
el lugar de encuentro del sol y de la lluvia,
la maravilla siempre embosca al dolor
como en un árbol de invierno.


Gloria

La gloria es también el sol, y el sol de los soles,
y por los rayos de sus espléndidas alas
corren diminutos ríos de paz.

Casi todo el tiempo, el tigre da lentos pasos afelpados en una paz ardiente.
Y el pequeño halcón en las alturas gira sobre la lenta espiga de la paz.
La paz nace tras el sol con el halcón peregrino y con el búho.
Sin embargo, todos ellos beben sangre.

Pansies, 1929

D.H. Lawrence (Eastwood, Inglaterra, 1885-Vence, Francia, 1930)
Traducción de Carmen Vasco

Uvas y otros poemas,
Ediciones del Dock,
Buenos Aires, 2013










Poetry Foundation - D. H. Lawrence Review - Black Cat - La Flor de Fuego


Desire is Dead

Desire may be dead
and still a man can be
a meeting place for sun and rain,
wonder outwaiting pain
as in a wintry tree.

Glory

Glory is the sun, too, and the sun of suns,
and down the shafts of his splendid pinions
run tiny rivers of peace.

Most of his time, the tiger pads and slouches in a burning peace.
And the small hawk high up turns round on the slow pivot of peace
Peace comes from behind the sun, with the peregrine falcon, and the owl.
Yet all of these drink blood.

---
Foto:s/d

lunes, noviembre 19, 2018

William Carlos Williams / Un poema, dos versiones





















La amorosa habilidad

La flor
caída
un pétalo rosado
intacto en el suelo

Hábilmente
ella la recogió
y la colocó
en su tallo de nuevo

The Literary Review, 1, otoño de 1957

*

La amorosa habilidad

La flor
caída
ella vio

donde
yacía
un pétalo rosado

intacto
hábilmente
la colocó

en
su tallo
de nuevo

Pictures for Brueghel and Other Poems, New Directions, Nueva York, 1962

William Carlos Williams (Rutherford, Estados Unidos, 1883-1963)
Traducción de Jonio González

Foto: William Carlos Williams con sus dos hijos, Paul y William, y su madre, c. 1918, Beinecke Library, Yale, Special Collections


THE LOVING DEXTERITY

The flower
fallen
a pink petal
intact on the ground

Deftly
she raised it
and placed it
on its stem again

[1957]

*

THE LOVING DEXTERITY

The flower
fallen
she saw it

where
it lay
a pink petal

intact
deftly
placed it

on
its stem
again

[1962]

domingo, noviembre 18, 2018

Anne Sexton / Lunes















Debe ser viernes a estas alturas.
Admito que he estado mintiendo.
Los días no se congelan
y decir que la nieve contiene el silencio en su interior
es ignorar las posibilidades de la palabra.
Sólo el árbol contiene en él al silencio;
silencioso como el crucifijo
machacado hace años
como un zapato artesanal.
Alguien una vez
le pidió a un elefante que no se moviera.
Es por eso que los árboles permanecen quietos todo el invierno.
No van a ningún lado.

Anne Sexton (Newton, Massachusetts, Estados Unidos, 1928-Weston, Massachusetts, Estados Unidos, 1974)
Traducción de Verónica Zondek

La muerte de los padres,
Zindo&Gafuri,
Buenos Aires, 2018









Eterna Cadencia - UNAM
---
Foto: Anne Sexton, 1967, AP/El País

sábado, noviembre 17, 2018

Noe Vera / Selva ociosa

















¿te gustará más este nombre
que refiere a la abundancia
desordenada de una cosa
al clima cálido a la nuestra
aborrecida humedad?

te espero abajo de los árboles
al frente la tarde se va poniendo
color de rosa, no hay oh monos pero hay
la alegría que me da tenerte en vida
es como ver abrepuños de distintos colores
brotando de a uno en este show

los árboles obran de maneras misteriosas
nos cobijan a la vera del Carapachay
nos quedamos hasta tarde a hablar, hablar
compartir el lúpulo y el dulce
de sol a sombra a ser amigas
sobre esta manta eterna, en este muelle
y antes de dormir como los bandoleros
Madariaga y Lawrence, nadar.

Noe Vera (Buenos Aires, 1980)

Selva ociosa,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2018









Ref.:
Eterna Cadencia
Muu
1 Poeta 10 Preguntas

Foto: FB

viernes, noviembre 16, 2018

Jorge Teillier / De "Para un pueblo fantama", 2















Borsalino

Nada tengo que ver yo con ese mundo.
Apenas conozco la metralla de la Royal
Y la del viento atascado de hojas de eucalipto
En el paseo principal del pueblo.

Me levanto con dolor de cabeza
Frente al espejo elijo un nuevo rostro.
El rostro de alguien que se pasea por Marsella
Con un borsalino y una pistola nueva.

El final es siempre conocido:
Me despido del que fui frente a un espejo.
Elijo la camisa que menos me reprocha
Y salgo silbando sin prisa "Borsalino".


A Jack Kerouac

Jack,
a pesar de todo
pienso que temías
"la andrajosa melancolía de envejecer".
Me cuesta creer en los dioses,
en los elegidos de los dioses,
y en los vagabundos del Dharma
y por eso me hubiese gustado estar en tu funeral
y que Sinatra hubiese cantado:
"No hay nada más que un corazón solitario".

Jorge Teillier (Lautaro, Chile, 1935 - Viña del Mar, Chile, 1996), Para un pueblo fantasma, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Consejo Nacional del Libro y la Lectura, 2003

Universidad de Chile - Memoria Chilena - Servicio Nacional del Patrimonio Cultural - A Media Voz - Ojo en Tinta
---
Foto: Proyecto Patrimonio

jueves, noviembre 15, 2018

Carlos Battilana / Materia













Miro a los niños. Uno, dos,
tres… El peso de
estos años
fue terrible
y casi no hay paz
en el
aire. ¿Quién
podrá
fuera de la política,
alejado del Capital,
decirme: este objeto
es pequeño
aquella alegría
es versátil
esto se inscribe
en el terreno de la
bondad?

Saludo con mi mano izquierda
a los próceres
del día
y camino
bajo la lluvia
a costa
del pasado.

La línea de la playa
es gris, pero hay
viento. En estos terrenos
fríos la pobreza
no es posible, el constante
sobresalto
se vuelve una moneda
real. Apoyo mis pies
en la arena, hago un hoyo
con mis manos,
arrojo
sin tristezas
un poco de materia
al aire.

Carlos Battilana (Paso de los Libres, Argentina, 1964)

Ramitas. Poesía reunida (1992-2018),
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2018









Op. Cit.1 - Op. Cit. 2 - Espacio Murena - Hurlingham al Día - Malón Malón

Foto: Carlos Battilana/Facebook

miércoles, noviembre 14, 2018

Abraham Sutzkever / Dos poemas


















Y será el final de los días...

Y será al final de los días;
sucederá entonces: El hijo del hombre
no llevará más hasta su boca hambrienta
pan, ni carne vacuna,
ni higo, ni miel;
probará apenas una palabra o dos
y quedará saciado.


Improvisación

No acumules avariento tus horas;
Que el tiempo no se haga más el payaso
Tiéndelas por sobre todos los abismos
Y atrapa en una red al ocaso.

Que se echen a nadar los mares
Y salten precipicio abajo
Con tal de burlar a la muerte
No te arrodilles en su teatro

Arráncales la máscara
Y échale tus horas rápidamente encima
Los ancianos mueren en plena juventud
Y los abuelos son sólo niños disfrazados

Abraham Sutzkever (Smorgon, Gobernación de Vilna, hoy Smarhon, Bielorrusia, 1913- Tel Aviv, 2010), El resplandor de la palabra judía, Ediciones Arte y Papel, Buenos Aires, 1996
Traducción de Eliahu Toker
Envío de Jonio González

Poetry Foundation - The California Institute for Yiddish Culture and Language - The Guardian

---

martes, noviembre 13, 2018

Arturo Fruttero / Canto al dedo gordo del pie
















Ya que no tu gordura, tu belleza,
Tu adecuación perfecta, tu armonía
Connatural y antigua,
Canto.

Más allá de la planta, en el confín del pie,
Que es también una forma de ser primero,
Se asienta tu realeza.

Maravilloso es el pulgar.
Y justa la teoría plural de los halagos,
Pero entre los dedos tú eres el hércules,
El dedo y el dedazo entre todos los dedos.

Nadie sabe de ti.
¿Quién te recuerda, allá, por la memoria?
¡A ti, seguro norte!
Y esta noche, bajo un cielo que hiere los ojos
Y regocija el alma con el polvo de diamante
Que aventa la vía láctea,
He oído tu mensaje silente y rotundo.

¡Nadie sabe de ti! De ti, seguro norte
Por estas calles del mundo.
Digo estas calles iguales y diversas:
La calle prieta de silencios y de ecos
En el aire denso del invierno,
Dibujado su aire con la isocronía
De la marcha rítmica y sonante.
Y la calle poblada de voces y de luces,
La calle bullanguera y trasnochada
De los días estivales.
Y esta calle de primavera, fresca y clara,
Con un aire no más espeso ni más denso,
Ni muy ligero ni muy enrarecido,
En que tú afirmas mi equilibrio de peatón
Y otorgas la solvencia vertical de mi volumen.

Seguro norte al través de las calles de la ciudad,
Seguro norte al través de los caminos del mundo,
Más elegante o menos apolíneo.
Enhiesto o apenas torcido,
Eres toda la geometría del pie,
Puesto que en ti culmina,
Y a él le otorgas la fuerza y la prestancia.

Bien que antigua,
Tuya es la virtud de la modestia.
Al olvido consagrado se une el evento
En que se ofrece tu desnudez.
Demarcando el perfil de la alpargata,
Holgando en la red de la sandalia,
Y oculto en la armazón de cuero del zapato,
Si no irrumpes junto a la risa del agua,
O provisor te señala la inocencia de los niños,
Tan solo en la pobreza y la miseria de los pueblos
Te exhiben en la plenitud de tu figura.
Tuya es la virtud
Porque la violeta es pequeña y de suyo gratuita su prez,
Mientras tu robustez
Bien alto proclama tu recato.

No es que pretenda erigirte en cartabón,
Ni pronunciarte paradigma incomparable,
Pues ahí, muy breve, está el mundo soberbio de la planta,
Y allende, la escultura soberbia de la pierna
Sosteniente de las furias del sexo.
Pero sí oponer tu conocimiento vivo
A la fábula idiota y al mito exasperado.
Enfrentar quiero con tu exaltación
La búsqueda infructuosa del ave legendaria,
Certificando la proximidad de la dicha
En la gustación de las delicias más íntimas.

Tu sencillez alcanza a tu eficiencia,
Y en la historia natural de la especie
Acaso sea comparable tu advenimiento
A la rueda y el fuego para la gesta humana.
Todos parejos en lo simple y lo grande,
Todos gemelos de puro inadvertidos,
Y pues que necesarios e ineludibles, transcordados.
En tu feliz desempeño advierto la armonía realizada,
Y tu ejemplo pregusta la futura y más amplia armonía
Del hombre y su contorno,
La belleza de una vida lograda, ahíta de esteticismos,
Y sí gozosa de libertad cabal y plena.

La vida nos ha apartado de la vida,
Pero está pronto el día de tu loa segura,
Cuando la vida nos devuelva a la vida.

[1939]

Arturo Fruttero (Tortugas, Santa Fe, Argentina, 1909-Colonia Belgrano, Santa Fe, Argentina, 1963), Obra poética y otros textos, edición, prólogo y notas de Osvaldo Aguirre, Editorial Muncipal de Rosario, 2000

Otra Iglesia Es Imposible - Editorial Municipal de Rosario - La Capital - Poetas del Tercer Mundo

Foto: Arturo Fruttero Editorial Municipal de Rosario

lunes, noviembre 12, 2018

Iris Tree / Las hojas cantan...




















Las hojas cantan, y el mar,
y la arena en el viento,
hierba que vuela y gente apresurada;
llena de cuerdas melodiosas y laúdes y flautas
murmurando y susurrando para siempre.
La triste música de la Vida está en mis oídos,
nunca cesa, nunca duerme,

y mi corazón cuelga entre acorde y acorde
como el crucifijo en un rosario.

Iris Tree (Londres, 1897-1968), Poems, John Lane Company, Londres, 1919, edición digital en The Project Gutenberg EBooks of Poems, 2014
Versión de Jonio González

The Modernist Journals Project - Art UK

Foto: Iris Tree por Man Ray, 1923 National Portrait Gallery of London


The leaves are singing, and the sea,
And the sand in the wind,
Blown grass and hurrying people;
Full of melodious strings and lutes and flutes
Rustling and whispering forever.
The sad music of Life is in my ears,
Never ceasing, never asleep,

And my heart is strung between chord and chord
Like a crucifix in a rosary.

domingo, noviembre 11, 2018

Darío Rojo / De "La sexta armonía", 3

















Última parte

Quien, cual ministro, tuvo que enfrentar
el primer día del año la radiación del enigma:
¿cual es la diferencia entre dios y un fantasma?

Intangibles que expresan
imposibilidad de comprensión y tentativa.
Gráficos que han de distribuirse, impalpables,

sobre la cubierta mohosa de la realidad
como si resbalasen sobre un capot encerado,
en el que el prójimo

insonorizado por un agujero luminoso
en el centro de un óvalo de estrellas
aparece con un globo de historieta en la boca.

Estigma inmoderado por la simetría abandonada.
Puerta de un auto suspendida

en un plano del aire centrada en sí misma,
el interior ausente de vidrio en equivalencia
con el límite externo,

el mullido del fondo recortándose,
el degradado del color en el efecto,
el cincelado definitivo de la materia inerte,

van configurando
la imagen que destituye lo vivido y por vivir:
una bolsa de plástico

flotando sobre el agua agitada del mar,
escamas de un cuerpo de oxígeno
y memoria cubierto

por la sustancia opuesta: explosión en una caja.

Manos que emergen de la arena
y en el sitio los jugadores: Rodolfo, Jorge, Luis,
el otro Jorge, Carlos, Emiliano, Ezequiel.

..........

Cerca de Catriló gira un cardorruso,
mi abuela, maestra, va de un pueblo al otro,
el conductor del auto putea

por las condiciones del camino,
mi abuela se espanta, me lo cuenta
en Mar del Plata, mi madre estaba en casa.

Tiempo atrás dos changas tupamaros
al entrar a la obra son advertidos
por el tamaño de sus respectivos cuchillos

-son para comer-

aducen como respuesta definitiva.
En el mismo lugar Sofanor el sereno
trabajó durante dos años en una cochera

llamada Jamemu donde se caracterizaba
por su gestos para dirigir
el estacionamientos de los autos,

su cuarto tenía las paredes de telgopol
y en ella después se colgarían pósters
de una marca denominada Robert Lewis.

Una tarde después de terminar
el encofrado con el mismo testigo
hablaron de La Pampa

con Antílopes y bueyes de agua,
del estímulo externo en el horizonte de sucesos,
de la simultaneidad de posesión y desapego.

Mientras en otra zona hablábamos
de un tiempo que nunca llegaría,
pensábamos en acompañar al pasado

en su acceso al futuro para aislarlo
en un eslabón sin posibilidades
de trasladar sus propiedades

a lo largo de una historia común
a toda una especie. Tiempo que es materia
y tecnología paralela:

simultaneidad del desconcierto
que aunque parece sacrificio
no es otra cosa que una conexión ocasional.
..........

Hasta que un día por razones generales
en una cancha de tenis
la constante intermitencia de un único motivo

y múltiples sonidos
se convierte en una cúpula rellena de jirones
de plumas ascendentes

que caen en una continua cámara lenta,
a través de lentes astillados por polvo de óxido,
estrellas de polímeros rojos

enlozados en cuerpos oclusivos,
decadentes como esa flor en el florero

en donde la experiencia se superpone
a la negación de toda pérdida.
Una cúpula combada como un bosque

que nadie recorre ni puede ver por completo,
como aquel animal
que cada milenio es imaginado:

un gorrión taimado que camina y caga
preparando
las condiciones para un nuevo Pascal Day.

Darío Rojo (Eduardo Castex, La Pampa, 1964), La sexta armonía, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2018

Ref.:
La biblioteca de Marcelo Leites
El Poeta Ocasional
El Mundo Incompleto
Música Rara
Gog y Magog

Foto: Darío Rojo (derecha) con el poeta Ignacio Di Tullio en el Museo de la Lengua, Buenos Aires, 2016

sábado, noviembre 10, 2018

Linda Pastan / Insomnio
















Recuerdo cuando mi cuerpo
era un amigo,
cuando el sueño como un buen perro
venía cuando se lo llamaba.
La puerta hacia el futuro
no había empezado a cerrarse,
y yacer de espaldas
entre frías sábanas
no se sentía
como un simulacro.
Ahora surge lo que queda de luz:
una mancha hacia el este,
y el sueño, remiso
como un médico ocupado,
me da un poco
de su tiempo.                     
                             
Linda Pastan (Nueva York, Estados Unidos, 1932), Insomnia, W. W. Norton & Company, Nueva York, 2015
Versión de Jonio González

Foto: Linda Pastan, 2012 Marymount University 


INSOMNIA

I remember when my body
was a friend,
when sleep like a good dog
came when summoned.
The door to the future
had not started to shut,
and lying on my back
between cold sheets
did not feel
like a rehearsal.
Now what light is left
comes up-- a stain in the east,
and sleep, reluctant
as a busy doctor,
gives me a little
of its time.

viernes, noviembre 09, 2018

María Lanese / De "Migrantes"


















IV

La felicidad
es el canto del gallo
en los caseríos apacibles
de los montes
impregnada
de humo eterno
en las estepas
la mirada punzante del zahorí
en el desierto
algunos atardeceres
en la planicie son
a veces la felicidad
el silencio de los templos
el amor inesperado
el rumor de las acacias
diferente al roce de las espigas

la idea de infinito

el agua rondando entre las piedras
las aspas del molino
el viento entre las crines

el mar de lejos

la deriva en las páginas
espesas
de los libros.

La felicidad
es una palabra
difícil de pronunciar
en las lenguas dominantes

[Op. Cit. Selección de Valeria Cervero]

María Lanese (Ripalimosani, Italia, 1945. Vive en Rosario, Argentina)


No sin antes,
Huesos de Jibia,
Buenos Aires, 2017









Ref.:
Op. Cit.
Vuelo de noche
La Poesía Alcanza

Foto: FB

jueves, noviembre 08, 2018

Ko Un / Dos poemas















Semillas de sauce
llevadas por un presuroso arroyo
al tocar tierra,
se abren.

Trata de comenzar así.

**

Una primera gota de lluvia
al caer despierta
a una hoja de magnolia.
Luego a esta hoja
y a esa.

Ko Un (Gunsan, Corea del Sur, 1933), Flores de un momento, Linteo, Ourense, 2017
Traducción de Sung Chul Suh
Envío de Jonio González


---
Foto: Cordite/Printemps Coreen

miércoles, noviembre 07, 2018

Raquel Jaduszliwer / De "Como quien baja a un río"













El sello fue rasgado
son los últimos días
se desmorona la gran cúpula azul

las cabezas más altas que son las de los árboles
lloran por los perdidos pensamientos

y ese rumor larguísimo
impronunciable como el nombre de dios
le va dando a las cosas
un aire lento de funeral antiguo

fuga de luz
sombra sobre sombras esparcidas

la noche es otra diáspora.



Así como si nada atravesabas la noche
tu viaje iba desde lo mínimo y hacia lo inexistente
y eso te consolaba

pensaste
valiéndote de los pensamientos vaporosos del sueño
que nada malo podría sucederte
estando ya tan cerca de las últimas cosas

y estar en ese borde
y abandonarlo todo
incluso las palabras para una despedida
te regalaba alivio

y pudiste dormir al fin en medio de la noche
te olvidaste del ángel de la muerte
de cómo se encaramaba sobre la gran ciudad
dispuesta a ser sitiada.


Se anuncian
son los últimos días
no llega el mensajero
no hay heraldo
no hay profeta que anuncie
son los últimos días

urna y ceniza
¿qué es lo que trae el viento?
no es el soplo de dios

son las voces que faltan
reverberan
caen en la maleza como flores cortadas.

Raquel Jaduszliwer (San Fernando, Argentina, 1946), Como quien baja a un río, inédito

Más poemas de la autora en Crear en SalamancaNuestras VocesLa Ficción del Olvido
---
Foto: Facebook

martes, noviembre 06, 2018

Max Ernst / Puedo creerle a mi tímpano




















Por qué la dama palas apoya su pico en el reborde del mundo
por qué pues esculpe un árbol en la corteza del conocimiento
por qué pues mira bajo el árbol del conocimiento
y descubre que no tiene raíces

así pues la razón del hombre roza su árida túnica
le sienta bien
la camisa de noche se muda en un vuelo de pájaros
de pronto el viento silba de la izquierda
y sin hacer ruido cubre a la diosa
con banderas pestilentes de hielo espumante

los hilos tendidos del destino susurran tumultuosamente
dan signos de orgullo humano
de impaciencia y lasitud

el primer anti-hombre agita suavemente el abanico de su voz
y mira la lubricidad de los anti-pájaros a los que alienta
a que construyan una sonrisa en el árbol de fuego
en el fondo de los anti

así pues la dama palas truena los dedos
extrae su reloj del forro
lo consulta
y lo arroja al océano del mundo

Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891-París, 1976), Poetas del surrealismo, selección y prólogo de Reynaldo Jiménez, Leviatán, Buenos Aires, 1997
Traducción de Salvador Elizondo

MuseoThyssen Bornemisza - El Catalejo - Trianarts
---
Foto: Max Ernst, 1976 Wikipedia

lunes, noviembre 05, 2018

Héctor Kaknavatos / Del legajo de una claridad (1)















¿Y si no fue así?
¿Y si fueron de otro modo las cosas?
Maldije la hora y el momento en que te vi venir
Así hermosa, así fanática
a la cabeza en la falange de los longobardos
y atronaba la multitud, salve augusta…
mas tú veías hacia el brasil
armarse los navíos de los aqueos
cambiar banderas
los fogoneros en huelga en el malecón
vagar tozudos errando
con flecos de la cabellera de Agamenón
en puñados
en busca de burdeles
conversando sentados en el atracadero
con néstor, san gerásimo, notis botsaris
de la resurrección de la raza…
esa noche ocurrió el desastre
juraron todos,
algunos por su madre clitemnestra
otro por el nombre de su hijita
otro por el soldado desconocido
otro… cómo voy a acordarme ahora
pero el último
ah, dios mío, qué momento fue aquel… (2)
.................................................................
.................................................................

Sin conspiraciones
así como tarde de sábado santo
me pusieron por primera vez la cruz de sangre
del cordero desollado de pascua,
horrorosa marca entre los ojos
entre dos mares
por un lado el egeo por el otro el jonio
y en el medio la señal
sangrienta.

¿Cómo encontrar, ya, calma? al otro día
llegó el duro mensaje: tu cadáver
aplastado como el tren que cayó en la quebrada
lo encontraron pescadores mongoles en baikal
flotando al lado de una cesta;
entonces acabada ya santa sofía
acabado mesolongui
acabado notis bótsaris
los argonautas se casaron en brasil,
dispersaron los cabellos de agamenón
a los cinco vientos
quemaron las naves
y no volvieron a hablar de monemvasiá.

En la noche… ¿qué digo?
cada noche
todas las noches
claridad bárbara
claridad de los longobardos
claridad como pulpo seco
frente a frente a un sol mayor
curtidor (4)
...........................................................

Los crucé todavía jurando una vez más,
no importa…
raza de perros…
aqueos porfiados, semillas turcas,
francolevantinos:
tiraron de los rodrigones
arrojaron otra vez pólvora al suelo
se encendieron todos como antorchas
(qué sed esta de bombazos, dios mío)
y cuando impusieron su propia voluntad
empezaron una  ronda bajo la ventana del papa
con polifemo a la cabeza
saltando desde guadalajara hasta metsovo
que se te corta el aliento.
anda a sostenerte tú ahora,
zumbaban los atabales desde brasil hasta baikal
chirriaban los clarines desde noruega hasta
nueva caledonia
y nuestro astro, todo alma, se lanzó cuarenta varas adelante
así te despedazamos
ogresa
claridad…

Mis manos cruzadas hélice
en la popa de arájova
el gobernalle entre tus ojos
las escotillas abiertas
los cañones listos y las bombardas
mi abuelo, marino de horacio nelson
artillero, juramentado en frigia
con su martini y bastante pólvora
de dimitsana
acechando desde la ventana de navarino
este claridad que se escabulle hace años ya…
¿y que fuera sólo eso?
¿los sospechosos proyectos del arqueólogo holandés?
¿los astutos ojos del profanador de santos,
dando vueltas en las barriadas pobres
vendiendo, digamos, amuletos
espiando las fortificaciones de nuestra casa?
¿las cañoneras del mar?
¿la lanza de san Jorge?
son para que las cuente uno ya estas cosas?
¿son para reclutarlas?
¿son para confiarles armas automáticas?
¿digan ustedes:
dónde vieron un egipto arrepentido?
¿un vencedor jubilado, un pastor bizantino,
un godo mercachifle
un guiñapo?
¿un obispo promotor?
a fin de  cuentas, ¿dónde vieron mis manos cruzadas
hélice en la popa de arájova?

Ah… arájova, la rara porcelana minoica
del omóplato del profeta Daniel,
estaba escrito que adivinase
la desgracia de hoy
la continuación en el cementerio
los suplementos nocturnos extraordinarios
el nudo ciego del consejo de ministros;
hablaba claramente a través de todo eso de esa,
de la claridad
que venía en línea recta desde la raza de los atridas
y ahora hace años que se escabulle
en lejanas plantaciones de cacao
descalza y despeinada,
una vez en cilicia tejedora
otra en san francisco de mesera
en bukovina lavandera
o puta en vladivostok,
hasta que una noche el mar, otra vez el mar,
trajo su cadáver hasta githeio
entre piedras pómez japonesas
limones podridos de siria
o carcomidos mascarones de las proas de los fenicios
veintisiete años de viaje por el mar abierto…

Lo que ocurría entre tanto por el otro lado,
es lo que hace que el asunto sea más trágico;
ya van a entender ustedes
que en esa torre maniota
con almenas que miran hacia los cafés
donde se pudren colgados los mapas militares
de la II división de los pelasgos
junto a las armaduras de los isaurios
las barajas
y las tazas sucias
en esta torre maniota digo,
nuestras venas parían sin tregua
no cabían ya en ese lugar
crujían los cimientos de mistrá por la flebitis.

¡Ay! Abuelo, ¿cómo te quedaste impasible
oteando desde la ventana de navarino
la frigia  desmechada,
mientras en los cafés que estaban a tu espalda
el tahúr ganaba con la maña
que aprendió en los mapas de los pelasgos?
ahora el eurotas se trasladó
entremedio de nuestras ventanas;
hacía falta un esbozo de acueducto
para conservar el rostro seco del antepasado.

Finalmente, también eso ocurrió:
un don nadie
un despreciable funcionario de impuestos
exigió la expulsión de los isaurios
la liquidación de la torre maniota
y en paralelo el sabotaje del minstro
a la industrialización del país;
exige, incluso, la exhumación de la claridad,
la autopsia más meticulosa
acorde a los nuevos antecedentes
que entregó el omóplato del profeta Daniel
encontrado en los cimientos de una antigua casa de arájoba,
finalmente solicita enterrarla
con honores de primer ministro en funciones…
¿qué haremos ahora?

El timón
entre tus ojos
eso lo hizo todo…

(1) Adaptación de un viejo manuscrito de la familia Kaknavatos
(2) Aquí el manuscrito está estropeado por los años
(3)
(4) Aquí otra vez el manuscrito está estropeado

Héctor Kaknavatos (El Pireo, Grecia, 1920-Atenas, 2010)
Traducción de Pedro Ignacio Vicuña

Ref.:
Tinta China
Jornada
Trianart
Nikos Stabakis, Surrealism in Greece. An Anthology - Google Libros