lunes, noviembre 30, 2020

Dorothea Lasky / Certeza relativa















Estoy casi segura de que en mi vida pasada fui un animal
Lo sé
Por mi hocico
Por el pelaje que me envuelve
Por mi amor
Mi Loba mi Loba
Te quiero
Todas mis hormonas
El cuerpo desnudo
Y el cadáver
Los días, dulces y largos
Y de repente, la nada
El espacio absoluto
Con el que hacer un trato
Estoy casi segura
De que lo importante era el pelaje
Antes de estar atrapada en este cuerpo
Sé que justo antes de que los planetas me tragasen
Miré a la gente e intenté hablar
Y fue mi vocabulario, mi tono
El que acabó conmigo

Dorothea Lasky (St. Louis, Estados Unidos, 1978), Hola mediodía,  El Gaviero, Almería, 2016
Traducción de María Ramos
Envío de Jonio González


Foto: IVY TV

domingo, noviembre 29, 2020

Henry Parland / De "Ideales en oferta"




otoño de 1926 – mayo de 1927

III

Mientras caminaba
había pesada niebla
en torno de mi casa,
una tenaz y congelada niebla.
Demoré largo rato,
esperé a que se dispersara
pero siguió allí
como un monstruo viscoso
en los oblicuos rayos de la mañana

IV

Todos llevamos gafas
aunque tengamos
ojos sanos.
Las llevamos para
no mirar la verdad
sino algo
que es más bello
o más feo:
con frecuencia, más feo

V

La verdad es lo peor de todo
no es ni
fea ni bella
ni blanca ni negra
sino cotidiana
y gris
como la vida
en un agua en calma.


diciembre de 1926 - agosto de 1927

I

En la habitación
un hornillo azul mira fijo
y sueña azules sueños;
una estría de luz
se mece en la pared
y una rama verdinegra
mira por la ventana.

Henry Parland (Viborg, Finlandia, 1908-Kaunas, Lituania, 1930), Ideales en oferta (poemas selectos), selección y traducción del sueco de Roberto Mascaró, Editorial del Gabo, El Salvador, 2015. Basada en Hamlet sade det vackrare (Hamlet lo decía más bonito), poemas completos, Gargantúa Förlang, Malmö, 1992



hösten 1926 – maj 1927

III

Då jag gick
låg tung dimma
kring mitt hem
en bitande och isig dimma.
Jag dröjde länge,
väntade att den skulle skingras
men den låg kvar
som ett slemmigt vidunder
i morgonsolens sneda strålar

IV

Alla vi bär glasögon
också om vi
har goda ögon.
Vi bär dem för
att icke se sanningen
utan någonting
som är vackrare
eller fulare än denna
-vanligtvis fulare

V

Sanningen är det värsta av allt
den är varken
ful eller vacker
vit eller svart
utan alldaglig
och grå
som livet
i ett stillastående vatten.

december 1926 – augusti 1927

I

Ut i rummet
stirrar en blå ugn
och drömmer blåa drömmar,
en strimma ljus
gungar på vägen
och en grönsvart gren
tittar in genom fönstret.

sábado, noviembre 28, 2020

Peter Sansom / Un sueño que confunde a una persona con aquello que ha llegado a representar



















Cuando Ted Hughes se quedó en nuestra casa
se preparó a sí mismo un desayuno inglés completo
en un sartén del tamaño de la tapa de un bote de basura.
El sartén tenía un estuche, como una guitarra, y una cinta
para colgarlo a su espalda como un músico callejero.
Pero en ese momento estaba chisporroteando y tronando.
Igual que él, cocinero enérgico y demasiado grande,
la verdad sea dicha, para lo estrecho de nuestra cocina.

Fuimos demasiado tímidos para preguntar si alguna de esas
salchichas, tocino, huevos, champiñones, pan tostado y tomates
era para nosotros. No somos vegetarianos
y teníamos hambre, y la despensa y el refrigerador
se habían quedado vacíos. Un hombre sabio, dijo al fin,
acomodándose en nuestra barra de desayunar
y sirviéndose con entusiasmo salsa inglesa,
es que aquel que posee su propio sartén.

de January [1994]

Peter Sansom (Nottinghamshire, Inglaterra, 1958), Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, La generación del cordero. Antología de la poesía actual de las islas británicas, Trilce Ediciones, Ciudad de México, 2000




A DREAM MISTAKING A PERSON FOR
WHAT HE AS COME TO REPRESENT

When Ted Hughes stayed at our house
he fried himself a full English breakfast
in a pan the size of a dustbin lid.
The pan had a case, like a guitar; and strap
to strap it to his back like a busker.
But at that moment it was sizzling and roaring.
A was he, a strenuous chef, and too big
if truth be told for our gallery-kitchen.

We were too shy to ask if any of those
sausages, bacon, eggs, mushrooms, fried bread and tomatoes
were for us. We are not vegetarian,
and were hungry, and the larder and fridge
now empty. Ii is a wise man, he said at last,
settling himself at our break fast bar
and making free with the brown sauce,
who owns his own frying pan.

viernes, noviembre 27, 2020

W. S. Merwin / Ayer



















Mi amigo dice no fui un buen hijo
entiendes
yo digo sí entiendo
él dice no iba
a ver a mis padres muy a menudo sabes
y yo digo sí sé
incluso cuando vivía en la misma ciudad dice
a lo mejor iba una vez
al mes o incluso menos
digo oh sí
él dice la última vez que fui a ver a mi padre
yo digo la última vez que vi a mi padre
él dice la última vez que vi a mi padre
me preguntó sobre mi vida
cómo me iban las cosas y
fue a la habitación contigua
a buscar algo para darme
oh digo
sintiendo de nuevo el frío
de la mano de mi padre la última vez
él dice y mi padre se volvió
en el vano de la puerta y me vio
mirar mi reloj de pulsera y
dijo sabes me gustaría que te quedaras
y charlaras conmigo
oh sí digo
pero si estás ocupado dijo
no quiero que sientas que
debes hacerlo
sólo porque estoy aquí
no digo nada
él dice mi padre
dijo quizá
tienes algún trabajo importante que hacer
o quizá debes ver 
a alguien no quiero entretenerte
yo miro por la ventana
mi amigo es mayor que yo
dice y le dije a mi padre que así era
y me levanté y me fui
sabes
aunque no tenía ningún lugar al que ir
ni nada que hacer

William Stanley Merwin (Nueva York, Estados Unidos, 1927-Haiku, Hawai, Estados Unidos, 2019),
Opening the Hand, Atheneum, Nueva York, 1983
Versión de Jonio González




YESTERDAY

My friend says I was not a good son
you understand
I say yes I understand
he says I did not go
to see my parents very often you know
and I say yes I know
even when I was living in the same city he says
maybe I would go there once
a month or maybe even less
I say oh yes
he says the last time I went to see my father
I say the last time I saw my father
he says the last time I saw my father
he was asking me about my life
how I was making out and he
went into the next room
to get something to give me
oh I say
feeling again the cold
of my father’s hand the last time
he says and my father turned
in the doorway and saw me
look at my wristwatch and he
said you know I would like you to stay
and talk with me
oh yes I say
but if you are busy he said
I don’t want you to feel that you
have to
just because I’m here
I say nothing
he says my father
said maybe
you have important work you are doing
or maybe you should be seeing
somebody I don’t want to keep you
I look out the window
my friend is older than I am
he says and I told my father it was so
and I got up and left him then
you know

jueves, noviembre 26, 2020

Ana Ussher / De "La nueva Tokio"















Verano. Segunda parte

Imaginen un globo rosa flotando sobre el lago oscuro,
en la isla patos blancos por dormirse en los arbustos,
cada cierta distancia, el reflejo de un farol
             y otra vez el globo que, lento,
completa una carrera de postas luminosas.
Una mujer llora. Una mujer camina.
Imaginen un globo rosa flotando sobre el lago oscuro.
En unos días terminará el verano y la noche está mansa
             como un pez.


La nueva Tokio

La tintorería de la vuelta cerró por duelo.
De los dos hombres, murió el que no barría la vereda
y sentado delante del mostrador, veía, en realidad,
la vieja Tokio.

Alguna vez pasé por esos ojos:
fui, por un instante, Asumi Sakata.

Ana Ussher (Haedo, Argentina, 1982)

La nueva Tokio
,
Tren Instantáneo,
Buenos Aires, 2020










Foto: Ana Ussher por Federico Vallejos

miércoles, noviembre 25, 2020

Kjell Espmark / Ahora Beethoven se ha vuelto loco















Llaman incomprensible a su estilo tardío,
una bofetada en el rostro de un público
entusiasta como un par de zapatos gastados.
Pero la música está cansada de conciliación
y busca un hogar en su ira.
Deja que rechine, deja que raspe.
Como cuando la existencia se encoge de dolor
en torno a su hígado que se marchita.
Quizá estén planeando una zancadilla más.
No ha olvidado cómo sus tempranas obras maestras,
la música en memoria del emperador Josef,
fueron canceladas sin previo aviso.
¡Lo que merece el mundo es desconfianza!
La sordera son sólo los primeros pasos
de entrada en un silencio más severo —
el que él ha tomado a su servicio.
Sí, él arroja al público al silencio.
No ve sus asustados aplausos
hasta que lo vuelven hacia el salón:
bravos mudos salen de bocas desencajadas
como si despedazasen el cuerpo fieras salvajes.
Y los labios de los amigos forman las palabras:
Ahora Beethoven se ha vuelto loco.
Pero al mismo tiempo el silencio aclara la existencia:
se ve cómo los árboles se elevan con raíces extraviadas
y cómo la ciudad ralea hasta quedar reducida a un grabado.
Aquí busca la música el verdadero peso.
Las cuerdas exploran insobornables el territorio
en el límite de lo que no existe.
En las notas no se deja entrar nada prescindible.
Finalmente cada media nota pesa una libra.
¿No estuvo él toda su vida
en camino hacia el cuarteto en do sostenido menor,
el dolor del decenio condensado en cuatro
instrumentos de cuerda hasta formar un destierro final?
El cuarteto
que siempre será de su tiempo.

Kjell Espmark (Strömsund, Suecia, 1930), La libertad del ocaso, Libros del Innombrable, Zaragoza, 2019
Traducción de Francisco J. Uriz
Envío de Jonio González


martes, noviembre 24, 2020

Alfredo Chacón / De "Sin mover los labios", 2

















Resto de cuerpo

El corazón de ahora
no es
el corazón que era

Era puro latir
ahora es hueco

Nada resuena en él
pero en mi cuerpo resuena
el corazón ausente

Mío es el cuerpo sin corazón
Yo soy el cuerpo
donde el corazón no late

Resto de cuerpo


Empeño

El poema
exhala las palabras
de su voz
empeñado en decir
siempre lo mismo

Alfredo Chacón (San Fernando de Apure, Venezuela, 1937), Sin mover los labios, Oscar Todtmann Editores, Caracas, 2015


lunes, noviembre 23, 2020

Frank O'Hara / Poema

















De noche los chinos arremeten
a golpes sobre el Asia

mientras a nuestro obstinado modo
nosotros, en secreto, jugamos

amorosas partidas, magulladas
nuestras rodillas como zapatos chinos.

Los pájaros se disputan las manzanas
entre la hierba la luna se torna azul,

estas manzanas ruedan debajo
de nuestras nalgas como en un matorral

colmado de tordos chinos
que volaron desde los brezales de China.

En tanto amamos de noche
pájaros cantan a los lejos,

ritmos chinos golpean
contra nuestra fogosidad, 

las manzanas y los pájaros
nos conmueven como dulces palabras,

nos acoplamos en la gracia 
de esa raza misteriosa.

Frank O'Hara (Baltimore, Estados Unidos, 1926-Fire Island, Estados Unidos, 1966), Alberto Girri, Existenciales, Sudamericana, Buenos Aires, 1986



Poem (At night Chinamen jump)

At night Chinamen jump   
on Asia with a thump

while in our willful way   
we, in secret, play

affectionate games and bruise   
our knees like China’s shoes.

The birds push apples through   
grass the moon turns blue,

these apples roll beneath   
our buttocks like a heath

full of Chinese thrushes   
flushed from China’s bushes.

As we love at night   
birds sing out of sight,

Chinese rhythms beat   
through us in our heat,

the apples and the birds   
move us like soft words,

we couple in the grace   
of that mysterious race.

Poetry Foundation Meditations in an Emergency © 1957 by Frank O’Hara. Reprinted with the permission of Grove/Atlantic, Inc., www.groveatlantic.com. Source: The Collected Poems of Frank O'Hara (1995)
---
Foto: Frank O'Hara en su departamento de East 9th Street 441, Nueva York, 26 de septiembre de 1959 Fred W. McDarrah/Getty Images

domingo, noviembre 22, 2020

Elvio Gandolfo / De "El año de Stevenson, segundo trimestre"


















Basta

No me jodan
con las bicicletas
(anduve de sobra antes
de los 40),
no me jodan
con los gimnasios
(no fui a los 15,
ni a los 20, ni
a los 40, ni a los 60),
no me jodan
con la ecología
(tiré papeles arrugados
carozos y cáscaras
en la calle
a toda edad),
no me jodan con el apocalipsis
(que venga cuando quiera);
en estos meses
un quiebre
del corazón
me dio
la edad
del diluvio.


Diez casi haikus

1
Una línea más y
tendría tres:
demasiado.

2
Salís de la baldosa
y caés en la zanja:
descuidado.

3
Sólo falta quitarte
la última prenda:
me acobardo.

4
Cuidado con los poemas
largos: la gente
se va.

5
Si querés narrá:
eso funciona,
hasta cierto punto.

6
Pensalo, mascullalo,
pero no
lo escribas.

7
La lluvia cae,
es abundante,
y unitaria.

8
La primera vez
que la viste
supiste.

9
La última vez
que la viste
desaprendiste.

10
Es el último:
vale todo
y nada.

Elvio Gandolfo (San Rafael, Argentina, 1947), El año de Stevenson, segundo trimestre, inédito Op. Cit. 11 de noviembre de 2020


Foto: Télam

sábado, noviembre 21, 2020

Azucena Salpeter / La mujer que limpia dijo














hay trapos infinitos como mundos
y abrió sus manos
estos son para los muebles
las hilachas de los dedos para los armarios
donde se resguarda el té de jengibre de lo secreto
estos que lavo con lejía y dejo clarear con lunas
son para los platos de los días aciagos
los gruesos y tontos para los pisos que soportan malogros de pasos
las franelas profundas como uvas
son para el vidrio de la neblina
los trapos de la suerte en cambio 
cuelgan de las palmeras
humedecen la garganta del atorado de luz 
también hay trapos de pañuelos viejos
creo que sirven para el luto de la frente o la rodilla
nadie sabe para qué sirve la tristeza
por el contrario
los huérfanos sabemos qué son
las tiras de sábanas que se cortan con los dientes
con ellas vendamos la fiebre de los pechos
los padres muertos
la herida de Moisés 
hay trapos celestiales 
por supuesto 
pero el trapo verdadero el que no existe
el que intento con mis manos
es un andrajo
donde al final caemos como en una madre anónima
y enseguida partimos igual que un lanchón llamado garza chifladora
o poema
algo así como la alfombra de siete colores  de Aladino
dijo y no dijo

Azucena Salpeter (Formosa, Argentina, 1942), publicado en Facebook/Azucena Salpeter, 17 de noviembre de 2019


viernes, noviembre 20, 2020

Silvia Camerotto / No ideas but in things
















I.

La imaginación es el medio perfecto
para todas las cosas.
Hablan por sí mismas.

II.
En tiempos de pandemia
las cosas no son lo que parecen.
Un tipo llega al edificio de enfrente
en un auto. Se baja.
Abre la puerta. Después la cierra.
Hace que entra, pero no. El auto espera.
El tipo camina hasta la esquina.
El auto arranca.
El tipo sigue en la esquina.

III.
Pasaron a mi madre
a cuidados intensivos.
El médico dijo que no estaba respondiendo.
Por primera vez la vi mirar
como el que pide perdón.
Por miedo.
Por amor, tal vez.

IIII.
Your tried to be in control of the words
or their rhythm or how they really sound.
The imitation of our worldly life.
You achieved it, somehow.
We cannot.
Not throughout this lockdown.
Not all along.
We speak what is not meant to be.
What will never be.

Intentaste controlar las palabras
o su ritmo o el sonido verdadero.
La imitación de nuestra vida.
Lo hiciste, de algún modo.
No podemos.
No en este confinamiento.
No todo el tiempo.
Hablamos de aquello que no.
Nunca será.

IV.
Un triángulo tiene tres lados:
Realidad, ficción, deseo.
La vida tiene 4.
El cuarto es la única y verdadera realidad.

IV
Marcia complains.
Her complaints are sensible.
But there is always a gray zone.
She misses this zone
that is true to things in life.

Marcia se queja.
Sus quejas son razonables.
Pero siempre queda una zona gris.
No ve la zona
que es fiel a las cosas de la vida.

[inédito]

Silvia Camerotto (Lomas de Zamora, Buenos Aires, 1959)


Foto: Facebook

jueves, noviembre 19, 2020

Alberto Girri / Dos poemas


























Cuando la idea del yo se aleja

De lo que va adelante
y de lo que sigue atrás,
de lo que dura y de lo que cae,
me deshago,
abandonado quedo
del fuerte soplo,
del suave viento,
y quieto, las espaldas
vueltas las manos hacia arriba,
apoyo en el suelo,
corazón
abjurando de armas, faltas,
de oraciones donde borrar las faltas,
blando organismo, entidad
que ignora cómo decir: "Yo soy",
y en la que enfermedad y muerte,
vejez y nacimiento,
ya no encontrarán lugar,
como no lo encontraría el tigre
para meter su garra,
el rinoceronte el cuerno,
la espada su filo.

Antes hacía, ahora comprendo.

El ojo, 1963
 

Poesía de observación

En los viejos de Yeats,
asistiendo a un acumularse
de experiencia e historia
que impreca con doctos
y respetables harapos,
informes ruinas eruditas,
la sagrada Bizancio
como urbe hostil a viejos,
y el persistente rencor
hacia la vida, que agravia
por acabar siempre pagando
con moneda de desgracia,
soledad, separación,
y la fácil, trivial conjetura,
de que la indignidad de la vejez
fue más llevadera
en siglos distantes.

Y cuando,
vanamente, por las plazas,
quisiéramos reconocerlos
entre el anónimo, ininterrumpido
tremolar en los bancos,
      no nos parecen de Yeats
esos ancianos que nada
comentarían si Catulo pasara por allí, 
mientras balbucean sus crueles
datos, para encuestas:
                       "¿De qué sirvo ahora? Mis hijos
apenas si vienen a verme una vez al año.
¿De qué sirve un viejo?"

Poesía de observación, 1973

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), Obra poética II y III, Corregidor, Buenos Aires, 1978 y 1980

---
Ilustración: Alberto Girri por Hermenegildo Sábat, c.1998 Archivo del Administrador

miércoles, noviembre 18, 2020

Sandra Santana / Los objetos en la luz

















LOS objetos en la luz
descubrían su silencioso
y feliz contorno.

Al caer los primeros conceptos
de agua,
la ropa tendida, los árboles
y el propio cabello
se agitan incómodos.

Una corriente de pensamiento
voltea el paraguas de la realidad
durante la tormenta.

Las varillas señalan ahora
innumerables puntos divergentes
mientras nosotros quedamos,
empapados y atónitos,
bajo la lluvia.

Sandra Santana (Madrid, 1978), de Es el verbo tan frágil, Pre-Textos, Valencia, España, 2008, en "Vuestros cuerpos cansados en mis ojos", selección de Silvana Franzetti, Op. Cit. 11 de noviembre de 2020



martes, noviembre 17, 2020

José A. Ferraté / De "Los pebeteros exóticos"


















Los pebeteros exóticos

I
Tengo tres pebeteros. El uno es de la China.
Se lo adquirí a un marino venido de Bombay
el que entre frases, hipos y ensueños de morfina
me confesó que había robádolo en Shanghai.

Pequeñito. Sus formas son raras y grotescas.
Tiene pintado un Buda de fuerte bermejón
y en sus fondos celestes, en líneas arabescas
se dibujan las fauces de un tétrico dragón.

Es mayor el segundo y es más raro… Contiene
su fondo requemado vestigios de otro ayer…
(El vendedor me dijo: “Señor, lo menos tiene
tres siglos de existencia…” Todo pudiera ser)

Arábigo su origen. Su dueño, ¿Quién lo sabe?
¿Fue su dueño algún moro cetrino y soñador?
No sé. Más un perfume suavísimo en él cabe
tal cual cabe en un pecho de a gotas el dolor…

Cómo encontré el tercero no lo recuerdo hoy día,
pero vivió en Egipto su gloria espiritual,
en un meditativo glosar de epifanía
bajo la luz ardiente del clima tropical.

Con oro de las rocas labráronlo a la egipcia
las manos de un artista temblantes de emoción…
(El pebetero tiene la gracia y la delicia
de una mano amorosa puesta en el corazón.)

II
Tres pebeteros tengo… Incienso de la angustia
de un corazón que tuvo sueños de inmensidad,
quemó en sus breves fondos, ¡Yo sé de una flor mustia
que diluyó su esencia para la soledad!

Tres pebeteros tengo… La mirra del silencio
de un visionario loco que desvivió de amor,
quemó en sus breves fondos. ¡Con ello reverencio
las ilusiones muertas de una época mejor…!

Tres pebeteros tengo… Benjuí de soledades
de un alma que se agita cansada de vagar,
quemó en sus breves fondos… ¡Yo sé de hondas verdades
porque la vida misma me señaló al pasar!

III
Ignoro qué fragancia condensará cada uno,
Nadie cálculos óptimos debe jamás hacer,
que a veces los destinos, por algo inoportuno
se trocan en fracasos de largo padecer…

Por eso yo no labro ni ensueños ni quimeras.
No estoy solo en la cumbre, frente a la inmensidad,
pues tengo en lo más hondo por mudas compañeras
a la Angustia, al Silencio y al hada Soledad…

[1943]

José A. Ferraté (Concepción del Uruguay, Argentina, 1900-Buenos Aires, 1980)

Foto: Blanco Móvil


Los pebeteros exóticos
,
prólogo de Laura Crespi y Eduardo Ainbinder,
Ediciones Blanco Móvil,
Buenos Aires, 2020

lunes, noviembre 16, 2020

Pedro Ignacio Vicuña / Poema con variante










 I 

¿Cómo hasta aquí llegaste?
Repite el que me habita
y tu sombra se dibuja
y se desdibuja
y otra vez 
 
se repite y se repite

¿Cómo hasta aquí llegaste?
Más rápida de pies
Más veloz que el sueño
Una y otra vez 
Siempre 

En este páramo desierto
Entre las vagas aguas del olvido 

Como el navío del sol
Que se deshace en la niebla


Más nada en el crepitar del viento
sólo silencio
y brumas 
y sombras

y el agua rompiendo en la cuaderna.
Luego la voz 
deshilachado eco  

“…al sol le llaman Lorenzo
al sol le llaman Lorenzo
y a la luna luna Catalina lina…”

desde una edad brumosa
la canción  se balancea.

¿Cómo hasta aquí has llegado?
Y el sueño se atraganta
Se agita y se despeina el tiempo

Sólo resuena 
En el aire tu voz

Y a la luna luna bandolera lera…”

y por encima del agua
la vieja Selana *
se arrastra plateada.


II
(Variante)

Bajaba a la arena con el remo al hombro

y otra vez el silencio
otra vez la sombra
el reflejo de un sueño detenido
 …encrucijada…
pegado a la memoria

había sido dura la edad
los compañeros horadados por el tiempo
fueron quedando entre las aguas

¿cómo hasta aquí has llegado?
Me pregunto otra vez
y maldigo la hora y el momento
en que apareces y te desvaneces en el aire

con la boca en el agua del olvido

una porfiada epifanía
vuelve a la memoria 
un eco

“…el sol le dijo a la luna 
el sol le dijo a la luna
retirate rate 
bandolera lera…”

(Esas mañanas de la infancia
pienso
fueron luminosas risueñas suaves
ey, pájaros de todos los colores
churué churué, aquí estoy!
jilgueros, chercanes, humildes gorriones
y también  aleteos como de ángel
de la otra Parusía 
y el sereno balar de los rebaños
los mugidos en medio de la niebla
y voces y silbidos por los cerros)

¿Cómo hasta aquí has llegado?
Hasta este borde del reino de la muerte 
Ya ajeno y lejano con el ojo roto en la derrota

Y cómo nebuloso y sombrío el páramo!
sin tacto ya
con los pasos a tientas

Como el remo  de noche
golpeando el agua 

Crujiendo
en la chumacera!

como el remo.

Enterrado en la arena.

* Selana (Selene, la luna, en eolio, la lengua de Safo)

[inédito]

Pedro Ignacio Vicuña (Santiago de Chile, 1956)


Foto: Pedro Ignacio Vicuña en el Instituto Goethe de Buenos Aires, 2018 Goethe Institut/YouTube

domingo, noviembre 15, 2020

Pietro De Marchi / Un paisaje invernal

                               

          
   













                             About suffering they were never wrong,
                                                                  The Old Masters…
                          W. H. Auden, Musèe des Beaux Arts (1939)


Lo sabían bien incluso los discípulos
de los Viejos Maestros flamencos:
todo depende del punto
en que se posa la vista.
Tomemos a Marten van Cleve, por ejemplo,
su Paisaje invernal
con la masacre de los inocentes.
El ojo va a las lanzas, a los yelmos,
a las armaduras brillantes, al perro
que les ladra a los soldados a caballo,
mientras hacia la izquierda, abajo, un infante
enfunda su espada y otro,
más joven, poco más que un chico,
aferra el puñal y tiene en el rostro
una expresión extraña y cautelosa;
al centro, justo en el medio, un tercero,
un caballero que ha desmontado,
dirige contra el tronco de un árbol
un chorro potente de orina.
Esto vemos,
porque está en primer plano.
Pero si aguzas la mirada,
algo vislumbras y algo intuyes
en el fondo y en la zona más en sombra:
las puertas abiertas con violencia, los
soldados que irrumpen, el desgarramiento
de las madres a las que arrancan los hijos del regazo,
los niños boca arriba en el suelo, con los brazos abiertos,
prefigurando una cruz... Y sin embargo
no hay rastros del rojo de la sangre
sobre la nieve inocente, todo el bermellón
Marten lo extendió, uniforme,
sobre las casacas de los los sodados y sobre los estandartes
que flamean al viento.
También esto querrá decir algo,
¿no crees?

Pietro De Marchi (Seregno, Italia, 1958), La carta delle arance, Edizioni Casagrande, Bellinzona, 2016, Vía Luigia Sorrentino/RAI
Versión de Jorge Aulicino




Un paesaggio invernale

                                  About suffering they were never wrong,
                                                                  The Old Masters…
                            W. H. Auden, Musèe des Beaux Arts (1939)

 

Lo sapevano bene anche gli allievi
dei Vecchi Maestri fiamminghi:
tutto dipende dal punto
dove si posa lo sguardo.
Prendi Marten van Cleve, per esempio,
e il suo Paesaggio invernale
con la strage degli innocenti.
L’occhio corre alle lance, agli elmi,
alle armature lucenti, al cane
che abbaia dietro ai soldat a cavallo,
mentre sulla sinistra, in basso, un fante
rinfodera la spada e un altro,
più giovane, poco più che un ragazzo,
tiene stretto un pugnale e ha sul volto
un’espressione strana e guardinga;
al centro, proprio nel mezzo, un terzo,
un cavaliere smontato di sella,
dirige contro il tronco d’un albero
un fiotto potente d’urina.
Questo vediamo,
perché c’è questo in primo piano.
Ma se aguzzi la vista,
qualcosa scorgi e ben altro intuisci
sullo sfondo e nella zona più in ombra:
le porte spalancate con violenza, gli armigeri
che fanno irruzione, lo strazio
delle madri a cui strappano i figli dal grembo,
gli infanti riversi al suolo, a braccia aperte,
a disegnare una croce… Eppure
non c’è traccia del rosso del sangue
sulla neve innocente, tutto il vermiglio
Marten l’ha steso uniforme
sulle casacche dei soldati e sugli stendardi
che garriscono al vento.
Anche questo vorrà dire qualcosa,
non pensi?

sábado, noviembre 14, 2020

Pietro De Marchi / El papel de las naranjas



 














e con ardente affetto il sole aspetta 
                 Dante, Par., XXIII 8

Aquel papel de seda colorido
que crujía entre los dedos
de quien lo estiraba y lo planchaba con cuidado,
especialmente en las esquinas, para alzar
ante nuestros ojos un frágil cilindro,
una torre precaria, y luego incendiarla
en la punta con un fósforo;
y nosotros que esperábamos absortos 
ver aquel sol de Sicilia
estampado en el papel elevarse
del plato con leve vaivén,
después en vuelo trémulo transformarse
-más se elevaba, más se consumía-
y, tras permanecer suspendido en el aire por un instante
como un pedazo de sol ennegrecido,
un fragmento de torre en llamas,
volver a caer sobre el plato;
y entonces, mientras aún revoloteaban
sobre nosotros cenizas de papel picado,
a pesar de no tener más hambre 
pedía otra naranja para pelar,
le rogaba que volviera a hacerlo, que repitiera
aquel juego con fuego.

Pietro De Marchi (Seregno, Italia, 1958), La carta delle arance (El papel de las naranjas), Bellinzona, Casagrande, 2016
Traducción: Natalia D´Agostino, Darío D. Díaz




La carta delle arance

e con ardente affetto il sole aspetta
                Dante, Par., XXIII 8

Quella carta velina, variopinta,
frusciante tra le dita
di chi la distendeva, la stirava con cura,
specie negli angoli, per innalzare
sotto i nostri occhi un fragile cilindro,
una precaria torre e poi incendiarla
con uno zolfanello, sulla cima;
e noi che aspettavamo intenti
di vederlo, quel sole di Sicilia
stampato sulla carta, sollevarsi
dal piatto con scrollo leggero
tramutantesi poi in volo tremulo –
ma più saliva più si consumava,
e, rimasto un istante sospeso nell’aria,
ecco un pezzo di sole annerito,
un frammento di torre in fiamme
ricadere sul piatto;
e allora, mentre ancora volteggiavano
sopra di noi coriandoli di carta strinata,
anche senza più fame
chiedevo un’altra arancia da sbucciare,
imploravo di rifarlo, ripeterlo,
quel gioco col fuoco.

viernes, noviembre 13, 2020

Herta Müller / Dos poemas
















Mamá dijo
la luna se exhibe
en una jaula
verde. Lloverá
pero no aquí. Papá
dijo la guerra también
estuvo en otra parte.
Pero somos los caídos.
Mamá responde
no has muerto.
Nunca me habría
casado contigo.

*
Mamá es mamá. Su
profesión soy yo. Papá es
camionero, ¿era su profesión?
Entendía que alimenta
su borrachera. Nuestra casa cuelga
del pellejo en la hierba, además
del pellejo en la nieve
pero quién cambia eso.

Herta Müller (Niţchidorf, Rumania, 1953) Vater telefoniert mit den Fliegen ("Papá está al teléfono con las moscas"), Fisher Taschenbuch, Berlín, 2012. La Comparecencia Infinita, 8 de noviembre de 2020
Versiones de Nicolás López-Pérez


jueves, noviembre 12, 2020

Horacio Castillo / Generación















Animales de carne y hueso, con un poco de luz
   irremediable en los ojos,
a veces nos creíamos criaturas heroicas
y corríamos a las plazas. Escuchábamos
bellísimas palabras, las voces se otorgaban idéntico calor
y sentíamos el placer de la acción.
Pero luego, entre ruinas, comiendo el pan del sobreviviente,
comprendíamos. Y al salir el sol,
mientras los escarabajos emergían de las piedras,
avivábamos el fuego para ahuyentar la peste
y llorábamos por la siguiente generación.

Horacio Castillo (Ensenada, Buenos Aires, Argentina, 1934 - La Plata, Argentina, 2010), "Materia acre", 1974, Dossier "Lo fugaz y lo eterno", Op. Cit. 11 de noviembre de 2020

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Foto: Op. Cit.

miércoles, noviembre 11, 2020

Alfredo Giuliani / Poema Chomsky
















Las frases (1) y (2) son ambas de nonsense, pero cualquiera que hable inglés reconocerá que solo la primera es gramatical (1) colorless green ideas sleep furiously (2) furiously sleep ideas green colorless

Noam Chomsky, Las estructuras de la sintaxis


sin color ideas verdes duermen furiosamente
furiosamente duermen ideas sin color verde
sin color duermen ideas furiosamente verdes
furiosamente duermen verdes ideas sin color

supongamos que el mundo no es hermoso verde
o sin nubes calientes nieves lluvia sulfurosa
vientos veloces deslumbrantes inconcebiblemente
en el sueño oscuro a cántaros surcan sin color
que duerme el rastro púrpura sentimiento solar

el mundo es la masturbación de un dios furiosamente
no ríen los verdes cocodrilos sin ideas verdes
de escamas y dientes los pianos sin mueren 
color imitan poetas delirante dicen de sombra
furiosamente el perro ríe el gato gata al perro

ideas verdes en la nevisca oscuridad duermen veloces
lloviendo del viento solar mi furiosamente
verde idea sin color de ella estar a la sombra
furiosamente verde duermen ideas sin color 

furiosamente verdes duermen ideas sin color
de ella helada que el mundo sea bella como piedra
poco día el gran círculo de sombra se inflama
verde furiosamente candente de ningún color 

si duerme la idea verde que sin es en la piedra
idéntica a ti en el salto de sombra está furiosamente
pájaro suspende sonidos guirnalda de gentil verde
perro que espera pelota al salto gata el perro
furiosamente sin color mi idea de estar 

se ignoran gato perro mirlo en el mismo verde
sin animado es este cosmos partes de sombra vivas
no la he visto verde ni anhelada de muerto color
humus vomitado idea lombriz de tierra en subverde
de ella furiosamente duerme verde idea sin color

no disparan las lagartijas sin piedra verde brillante
miedo oculto hiede a sombra en el círculo de aire
imposición gris permitido de toda hierba animal
furiosamente duermen ideas sin color verde

furiosamente verdes duermen ideas sin color
entre rosadas patas a pico furiosamente el prado
duerme del verde fuera alado cuerpo de agua piedra
sexo fundido de los que mueren para estar en sombría cosa
cuando sin color es todo la hierba que me cerca
en el liquido verde sin y tanto vivir poco
furiosamente duermen ideas verdes de ningún color

1979

Alfredo Giuliani (Mombaroccio, Italia, 1924–Roma, 2007), Nazione Indiana, 23 de agosto de 2007
Versión de Jorge Aulicino




Poema Chomsky 

     Le frasi (1) e (2) sono entrambe dei nonsensi, ma qualunque parlante inglese riconoscerà che solo la       prima è grammaticale:(1) colorless green ideas sleep furiously  (2) furiously sleep ideas green                 colorless

Noam Chomsky, Le strutture della sintassi

senza colore idee verdi dormono furiosamente
furiosamente dormono idee senza colore verde
senza colore dormono idee furiosamente verdi
furiosamente dormono verdi idee senza colore

supponiamo che il mondo non sia verde bello
o senza da nubi roventi nevi piovono sulfuree
venti veloci abbaglianti inconcepibilmente
nel buio sonno a dirotto solcano senza colore
che dorme la traccia purpurea solare sensazione

mondo è masturbazione di un dio furiosamente
non ridono i verdi coccodrilli senza idee verdi
di squame e denti i pianoforti senza muoiono
colore imitano poeti farnetico dicono d’ombra
furiosamente il cane ride il gatto gatta il cane

idee verdi nel nevischio buio dormono veloci
piovendo dal vento solare la mia furiosamente
verde idea senza colore di lei stare nell’ombra
furiosamente verdi dormono idee senza colore

furiosamente verdi dormono idee senza colore
di lei gelata che il mondo sia bella come pietra
poco giorno al gran cerchio d’ombra s’infiamma
furiosamente verde rovente di nessun colore

se dorme l’idea verde che senza è nella pietra
identica da te nel salto d’ombra sta furiosamente
uccello sospende suoni ghirlanda di gentile verde
cane che aspetta palla al balzo gatta il cane
furiosamente senza colore la mia idea di stare

s’ignorano gatta cane merlo nello stesso verde
senza animato è questo cosmo parti d’ombra vive
non l’ho veduta verde né bramata di morto colore
terriccio vomitato idea lombrica in sottoverde
di lei furiosamente dorme verde idea senza colore

non scoccano i ramarri senza pietra verde abbaglio
paura occulti puzzando d’ombra al cerchio d’aria
imposizione grigia commiato d’ogni erba animale
furiosamente dormono idee senza colore verde

furiosamente verdi dormono idee senza colore
tra rosee zampe a becco furiosamente il prato
dorme del verde fuori alato corpo d’acqua pietra
sesso fuso di chi muore a stare in ombra cosa
quando senza colore è tutto l’erba che mi serra
nel liquido verde senza e tanto vivere poco
furiosamente dormono idee verdi di nessun colore

1979

martes, noviembre 10, 2020

Vasko Popa / Lección de poesía


















Nos sentamos en un banco 
Frente al busto del poeta Lenau 

Nos besamos 
Y de paso hablamos 
De versos 

Hablamos de versos 
Y de paso nos besamos 

El poeta mira hacia alguna parte
A través de nosotros 
A través del banco
A través de la grava del sendero

Y calla con tanta belleza 
Con sus hermosos labios de cobre 

En el Jardín de la ciudad de Vršac
Despacio voy aprendiendo
Qué es lo más importante en la poesía 

Vasko Popa (Grebenac, Serbia, 1922-Belgrado, 1991), "Carne viva", 1975, El cansancio ajeno. Poesía completa, traducción de Dubravka Sužnjević, Vaso Roto, México y España, 2012


lunes, noviembre 09, 2020

Edna St. Vincent Millay / Tres canciones de la destrucción















I

La primera rosa de mi rosal
Brotó, floreció, y se deshizo,
Durante días tristes cuando a mí
                Nada me importaba.

Dolor del dolor me ha consumido
              Entera;
Aún parece una lástima
Nadie la vio, debió haber sido
     Muy hermosa.


II

Deja que los pequeños pájaros canten;
Deja que los corderitos jueguen;
La primavera está aquí; y también es primavera; _
¡Pero no como antes!

Recuerdo un lugar
donde creció un ciruelo;
allí levantaste tu rostro,
y los capullos te cubrieron.

Si los pequeños pájaros cantan,
Y los corderitos juegan,
La primavera está aquí; y también es primavera;
¡pero no como antes!


III

¡Todos los capullos del cerezo silvestre están bajo el árbol!
Antes de que se vaya la primavera- ah… ¡la primavera se fue!
Y no hay otro verano como el tuyo y el mío,
La época de florecer es temprana, pero no es tiempo de fruta.

Todos los capullos del cerezo silvestre están bajo el árbol,
Amarronados en los bordes,  transformados en un día;
¡Y yo quisiera con todo mi corazón que ellos formaran una pila para mí,
Y que las hierbas fueran altas en todos los caminos que nos llevaban hasta allí!

Edna St. Vincent Millay (Rockland, Estados Unidos, 1892 - Austerlitz, Nueva York, Estados Unidos, 1950), Renascence and Other Poems,1917, Bartleby
Versión de Marina Kohon




Three Songs of Shattering

          I
The first rose on my rose-tree
  Budded, bloomed, and shattered,
During sad days when to me
          Nothing mattered.
Grief of grief has drained me clean;
  Still it seems a pity
No one saw, -- it must have been
          Very pretty.


          II
Let the little birds sing;
  Let the little lambs play;
Spring is here; and so 'tis spring; --
  But not in the old way!
I recall a place
  Where a plum-tree grew;
There you lifted up your face,
  And blossoms covered you.
If the little birds sing,
  And the little lambs play,
Spring is here; and so 'tis spring --
  But not in the old way!


          III
All the dog-wood blossoms are underneath the tree!
  Ere spring was going -- ah, spring is gone!
And there comes no summer to the like of you and me, --
  Blossom time is early, but no fruit sets on.
All the dog-wood blossoms are underneath the tree,
  Browned at the edges, turned in a day;
And I would with all my heart they trimmed a mound for me,
  And weeds were tall on all the paths that led that way!