POEMA DEL SEÑOR TORQUATO TASSO AL SERENÍSIMO SEÑOR DON ALFONSO II D'ESTE DUQUE DE FERRARA
CANTO PRIMERO
1
Las armas piadosas canto, y al capitán
Que liberó el gran sepulcro de Cristo
Mucho obró con el magín y con la mano
Mucho sufrió por el glorioso aquisto.
En vano se opuso el infierno, en vano
Asia se armó y en Libia el pueblo mixto,
Dio favor el cielo bajo santo signo
Y a sus errantes camaradas reunió.
2
Oh musa, tú que de caducos laureles
No ciñes la frente, allá, en el Helicón,
Más allá en el cielo con beatos coros
Haces de estela inmortal aurea corona,
Inspira al pecho celestes ardores,
Aclara mi canto y también perdona
Si intento adornar en parte este canto
De muy otros deleites, y no del tuyo
3
Sabes, allá, do corre el mundo de versos,
Su dulzura el lisonjero Parnaso
Lo cierto condimenta en suaves versos
Y a los más esquivos ha persuadido.
Así el infante enfermo traga remedio,
Orlado el vaso de un licor muy suave,
Jugos muy amargos engañado bebe,
Mas de este engaño la vida recibe.
(1)
4
Tú, magnánimo Alfonso que libraste
Del furor de fortuna y a puerto llevas
A mí, peregrino errante entre escollos,
Entre agitadas ondas casi absorto,
Estos papeles con regocijo recoge
Que casi como un voto a vos consagro.
Quizás un día mi presagiosa pluma
Ose decirte lo que aquí sugiere.
5
Y todo con razón, si un día ya en paz
El pueblo de Cristo hasta allí se vaya
En naves, corceles, y al fiero tracio
Quitada su bendita e injusta presa,
A tí te otorgue el cetro o, si te place,
El alto imperio del mar te conceda.
Émulo de Godofredo mis cármenes
Oye, y en tanto las armas apronta
6
Era el sexto año en que pasó al Oriente
El cristiano para tan alta empresa,
Caída ya Nicea y por astucia Antioquía
Que defendieran luego en las batallas
Libradas contra innumerables persas
(2).
Tortosa también sitiada; y en la quietud
Del frío invierno el nuevo año esperaban.
7
Llegaba el fin del lluvioso invierno,
Que hizo a las armas cesar, lejos no era
Cuando de su alto solio el Padre Eterno
En la parte más pura del Cielo, lejos
De las estrellas y del bajo infierno,
Alto se halla en la estrellada esfera,
Los ojos fijar quiso en un solo punto;
Miró el mundo y cuanto allí se aduna.
8
Miró a todas las cosas y en Siria
Se fijó en los príncipes cristianos
Con ese mirar suyo que cala dentro
Los más profundos afectos humanos.
Vio que en Godofredo el deseo ardía
De echar de ciudad santa a los paganos,
Lo vio pleno de fe, celo; a toda mortal
Gloria, mando y honores así desprecia.
9
También a Balduino ingenio ambicioso
Que a humanas grandezas solo aspira.
Lo ve a Tancredi
(3), sufrir desdeñoso
En tanto un vano amor lo martiriza.
A Boedemundo fundar un reino
En Antioquía con principios y leyes
Que intenta imponer, sabias costumbres
De arte como de culto al vero Numen.
10
Tanto se obstina en este pensamiento
Que otra empresa olvida y no recuerda;
Observa en Rinaldo ánimo guerrero
Que no se lleva bien con la quietud
Cómo arde en su interior la ambición,
No de oro o mando, arde de honor,
DE Güelfo
(4) pendiente está de saber
Muy claros ejemplos de sus ancestros.
11
Luego que de estos y otros corazones
El rey del mundo calara sentires,
Llama a los angélicos esplendores.
Gabriel, entre primeros, es segundo
Y entre Dios y aquestos de los mejores
Intérprete fiel, jocundo mensajero,
Trae acá decretos del cielo y allá
Lleva ruego y celo de los mortales.
12
Dios a su nuncio: “ve a Godofredo
Y en mi nombre dile, por qué cesas,
Por qué ahora la guerra no se retoma
Y liberar la Jerusalen opresa.
Los jefes a consejo, mueve a los tardos,
Y se su capitán para la alta empresa;
Aquí te elijo y otros lo harán en tierra,
Ya sean tus camaradas o reclutas”.
13
Así habló y Gabriel así se dispone
Rápido a cumplir lo que le han dicho.
De aire rodea a su invisible forma
Y a los sentidos mortales somete.
Miembros y aspecto humanos finge
Más de celeste majestad compuesto;
De edad confín entre joven y niño
Y orna de oro sus blondas guedejas.
14
Alas blancas viste, en oro rematadas,
Infatigablemente ágiles, prestas,
Hiende vientos y nubes y sublime
Va sobre tierra y mar con aquestas.
Vestido así vuela a las alturas
De este mundo el celeste mensajero
Y hace pie en el monte del Líbano
Librándose a ello con acordes alas.
15
Luego fue hasta las playas de Tortosa
Yendo en precipitado vuelo bajo.
Surgía de nuevo el sol de entre las olas,
En parte ya fuera, pero aún del mar preso.
Allí dirigía sus preces matinales
Godofredo a Dios, como era costumbre,
Y a la par del sol, pero más luminoso,
El ángel apareció desde el Oriente.
16
Dice: “Godofredo, es aquí oportuna
La estación que al guerrear espera
¿Por qué interponer demora alguna
A liberar la Jerusalén cautiva?
A los príncipes a consejo reúne ya
Apura a los más remisos a la lucha.
Dios por su caudillo te elige, y ellos
Seguirán a gusto lo que decidas.
17
“Dios mensajero me manda, revelo
Su pensar en mi nombre. Oh cuanta
Esperanza tiene de la victoria y celo
De la misión te fuera encomendada.”
Dijo y desapareció dentro del cielo
Hacia las partes excelsas y serenas.
Queda Godofredo entre esplandores,
Los ojos bajos y atónito en el corazón
18
Más luego se despabila y discurre
Qué vino, quién lo mandó y le fue dicho.
Si ya bramaba, ahora arde de furor
La guerra de que caudillo fue electo.
No por verse del cielo propuesto
Un aura de ambición le infló el pecho,
Su querer más en el querer se inflama
De su Señor, como favilla en llama.
19
Los heroicos camaradas que lejos
No estaban les invita a unírsele,
Carta sobre carta y mensaje tras otro
Siempre al consejo la plegaria unida
Que a un alma generosa alienta y une
Todo modo el hallar de manera
Eficaz la figura que adorna y agrada.
20
Vinieron caudillos, otros siguieron,
Boemundo fue de todos remiso.
Algunos de ellos plantó sus tiendas
Y entre Tortosa sus albergues tuvo.
La mayor parte del ejército se unió
(Glorioso senado) en un día solemne.
Aquí el pío Godofredo dio entre ellos
De rostro augusto y de sermón sonoro:
21
“¡Guerreros de Dios, restaurar el daño
Hecho a su fe el rey celeste nos elige
Que seguros entre armas y engaños
De la tierra y del mar pasaron felices
Si bien en pocos años tantas y tantas
Tierras tomamos y a nos sumisas,
Entre gentes vencidas, sojuzgadas
Plantado nuestras enseñas invictas.
22
“No dejamos dulces prendas y el nido
Nativo (si no yerran mis creencias),
Ni expuesto hemos la vida al mar infiel,
A los peligros de la guerra lejana,
A conquistar, al sonido breve de grito
Vulgar, solo una tierra bárbara.
Cosa tal sería estrecha, escaso premio,
Daño al alma la sangre derramada.
23
“Más fue del pensar nuestro el diseño
Para sitiar los nobles muros de Sión
Y librar los cristianos de indigno yugo
De servidumbre desgraciada y dura
Fndando en Palestina un reino nuevo
Donde haya la piedad sede segura;
Ni se niegue al peregrino devoto
Adorar el sepulcro y cumplir su voto.
24
“Bien, hasta ahora dado el riesgo tanto
Es mucho lo hecho pero poco al honor,
Más nada al deseo, por donde llevemos
El ímpetu de estas armas a otro sitio.
De qué servirá haber recorrido Europa
Con tanto esfuerzo y puesto al Asia en llamas
Si con tantos movimientos su finalidad
Fue la de caer imperios y no fundarlos.
25
“No edifica imperios el que quiere
Sobre bases mundanas edificarlos,
Donde hay pocos paisanos y de nuestra
Fe, enemigos incontables pueblos paganos,
De donde ni de Grecia
(5) ayuda esperar
Se puede, ni del Occidente ahora lejano.
Más bien moverá ruinas y será oprimido
De una tumba que cavará por su mano
26
“Turcos, persas, Antioquía, famosos
Magníficos de nombres y de cosas
Obra nuestra no, del Cielo dones
Fueron, como victorias maravillosas.
Si las torcemos de la meta elegidas
Para las que el donador dispuso, temo
Que nos prive de ellos y fábula seremos
Nuestros claros nombres para los pueblos.
27
“¡Ah ninguno de nos por Dios donados
Tales dones desperdicie en sus manos
Que a altos principios fueron ordenados
Para que obra siga y a su fin responda!
Ya los pasos están libres y expeditos,
Ora que la estación nos es propicia
¿No correr hasta la ciudad que es meta
De nuestra victoria? ¿Y quién lo impide?
28
“Príncipes yo protesto (y mis protestas
Oíra el mundo presente y el futuro.
Lo oyen en el Cielo aún los celestes)
El tiempo de la empresa es ya maduro
Más retarde y será menos oportuno.
Incertísimo pasa a ser quien mucho fía.
Me atrevo: si lento es nuestro curso
Ya Egipto ha socorrido al Palestino.”
29
Dijo esto y siguieron breves murmullos
Se levanta el ermitaño Piero
(6)
Que tenía privado asiento en consejo
Y fue primer motor de tal empresa.
‘A lo que llama Godofredo aconsejo
Tomarlo como cierto y verdadero,
Evidente lo demostrara a largo
Que lo aprováis. A lo sumo agrego:
30
‘Si recojo discordias y vergüenzas
Sufridas por vosotros y encontrados
Pareceres, labores empezadas, lentas
En vez de seguirlas, no puedo hallar
Otra fuente originaria a las mismas
De litigios y cambios de parecer
A autoridad que en muchos y varios
Es librada a todos como pares.
31
Donde uno solo no impera, donde varios
Jueces reparten las penas y premios,
Donde son compartidas obras y oficios,
Seguro que ese gobierno será errante.
Ya, hagan un cuerpo de miembros amigos,
Haced un capo que enderece y frene
Dadle a uno solo el cetro y la potestad
Que de rey haga y sostenga la dignidad
32
Calló el anciano, ninguna idea o pecho
A Vos cerrados, aura santa, divo ardor,
Que inspiras al eremita sus dichos,
E imprimes al caballero en el cor,
Como ahogas en los otros las ansias
De mando de libertad y de honor.
Así los primeros Güelfo y Guillermo
En aclamar a Godofredo caudillo.
33
Lo aprueban los demás, sólo a él toca
Deliberar y mandar todos los otros,
A los vencidos leyes a su grado,
La guerra contra quien y donde desee.
Los otros, pares, ahora a sus órdenes,
Son ministros ahora de sus mandatos.
Concluso esto vuela su fama y se espande
Su honra entre las lenguas de los hombres.
34
Se muestra a los soldados que lo miran
Con muy alto grado como lo han puesto,
Recibe el saludo de los soldados
Y sus aplausos, rostro en paz, compuesto
Recibir muestras de amor y respeto,
Dispone al día siguiente en un gran campo
Todos se muestren a él formando en campo.
35
Ya en el oriente el sol retorna,
Sereno y luminoso como nunca
Cuando de sus rayos sale el nuevo día.
Bajo insignias cada guerrero armado
Se mostró lo más gallardo que pudo
Al piadoso Bouillon por el ancho prado.
Se había detenido, miraba desfilar
Distintos caballeros e infantes.
36
Mente, de años y de olvido enemiga,
De las cosas custodia y bienechora,
Valga tu razón para que recuerde
Del campo aquel cada caudillo y enseña,
Y resplandezca aquí su antigua fama
Gastada por años, hoy oscurecida.
Toma de sus tesoros y orna mi lengua
Para que toda edad sepa y no extinga.
37
Primero se le mostraron los francos
Nacidos todos en la isla de Francia,
Bello pago entre cuatro ríos bañado
Por Hugo, hermano del rey mandados
Primero, al morir Hugo
(7) lises de oro
Llevó en pendón Clotario, capo egregio
A quien le falta solo nombre regio.
38
Miles de gravísima armadura
Y tantos los caballeros siguientes
Iguales de disciplina y natura
De armas y de semblantes iguales.
Normandos todos que Roberto
(8) cuida
Príncipe nato de su misma gente.
Luego dos pastores de pueblos, Ademar
Y Guillermo
(9) despliegan sus escuadras.
39
Uno y otro a los consagrados oficios
Estuvieron y a los píos ministerios.
Más ahora el yelmo ciñe sus cabellos
Y ejercen el fiero uso de las armas.
De la ciudad de Orange y sus confines
Cuatrocientos hombres trajo el primero,
El segundo otros tantos de Puy ahora guía
Iguales en armas como avezados.
40
Baldovino manda a sus boloñeses
Y los de su hermano que éste cedió
Cuando fue nombrado capo de capos.
Les sigue a ellos el conde de Carnuti
Potente en consejos y amplio de mano,
Con él van cuatrocientos, y tres más
Con Baldovino y en sus sillas armados.
41
Güelfo ocupa el campamento vecino,
Hombre que a la fortuna iguala el mérito
Cuenta él a un genitor italiano,
De la casa d’Este largo parentezco.
Germania le da feudos y un cognomen
Y así a la casa Güelfa él sostiene.
Rige Carintia y entre Danubio y Rin
Cuanto los suecos poseen y conservan.
42
A esto que es un retazo materno
Sumó grandes y gloriosas conquistas.
Todos quienes lo siguen les divierte
Ir contra la muerte donde los lleva,
Ya habituados a pasar el invierno
En hostales y celebrar con festines.
Cinco mil fueron de la partida, ahora
Por los persas, tan solo un tercio quedan.
43
Seguía la gente cándida y rubia,
Entre francos, germanos y mar se halla,
Y en donde el Mosa y el Rin inundan
(10),
Tierras de mieses y bestias feraces
Donde los isleños entre altas cimas
Del furor de oceáno se resguardan
No solo devora cosas y naves
Sino que engulle reinos y ciudades.
44
Los unos y otros son miles, y van
Bajo el mando del otro Roberto
(11) .
La tropa de britanos, algo mayor,
Rige Guillermo, del rey hijo menor.
Son los anglos hábiles sagitarios
Con ellos hombres vecinos al Polo,
Gentes hirsutas de altas selvas, manda,
El límite del mundo: última Irlanda.
45
Luego Tancredi y nadie como él
(Salvo Rinaldo) para herir tan hábil
De tan buen parecer, gentil semblante,
Tan excelso e intrépido de corazón.
Sombra de culpa su fama oscurece
Solo debida a su locura de amor.
Nacido entre armas, de breve vista
Nutre de afanes y virtud conquista.
46
Es fama que fue en aquel día glorioso
Que los francos derrotaran al persa,
Luego que Tancredi al fin victorioso
Cansado de perseguir los fugitivos,
Buscó algo de refrigerio y reposo
A los flancos y a sus ardientes labios
Y dio, do le invitara el dulce estío,
Una fuente en un sitio verde y umbrío
47
Llega hasta él de improviso una doncella;
Toda, salvo su frente, apareció armada.
Una pagana y había llegado hasta allí
Por la misma razón, la de reposarse.
La mira y luego admira la belleza
Del semblante, se complace y arde.
¡Oh maravilla! Amor recién nacido
Ya vuela a lo alto y ya triunfa armado.
[1575]
Torquato Tasso (Sorrento, Italia, 1544-Roma, 1595)
Versión de Ángel Faretta
Notas del traductor:
1:
motto de todo el método y concepto del barroco, endulzar las verdades amargas de la vida con la destilación poética. V. Mario Praz, passim.
2: Tasso emplea aquí el anacronismo poético de “persas” para referirse a los turcos en general, pues el poema se atiene a la situación de Europa hacia Lepanto, y no a la diégesis de la primera cruzada donde fueron los árabes los que se enfrentaron a los cristianos, pero para lograr una
contaminatio con el comienzo épico e histórico de estos enfrentamientos, durante las llamadas “guerras médicas” disputadas entre los griegos unidos contra el imperio persa de Ciro y Jerjes.
3: nótese que este nombre será empleado irónicamente por Lampedusa en su personaje del sobrino del príncipe de Salina (Alain Delon en el film de Visconti) como emblema del poltrón, cobarde y retoño decadente de esta clase caballeresca. Y quien enuncia precisamente en ambas, film y novela, el
dictum luego conocido como “gatopardismo” de “cambiar algo para que nada cambie”. Por cierto su “amada” se llama Angelica (Claudia Cardinale en el film) en par irónico con la heroína del
Orlando furioso, de Ariosto.
4: refiere a Güelfo IV de Suevia, emparentado con la familia d’Este, que no fue a las Cruzadas sino hasta cuatro años después de los hechos registrados en la diégesis de este poema.
5: complejo atajo de Tasso, refiere a aquí por Grecia al imperio bizantino cuyo Basileus entonces (Alejo IV) tuvo una actitud dual con las tropas de los cruzados comandados por Godofredo de Bouillon.
6: Piero es “Pedro el ermitaño”, autor de una protocruzada, antes de la primera de 1066, luego pasa a ser leyenda y es más que posible que su aparición aquí sea de poética fantasmática que real-histórica.
7: Hugo el grande, Conde de Vermandois y hermano de Felipe I, fue también quien tuvo un encontronazo con Alejo IV que llevó a éste a tomarlo prisionero durante un tiempo. A ver: Bizancio temía que los cruzados o algunos de sus príncipes se apropiaran de parte del imperio romano de oriente, luego conocido en general como “bizantino”. Estas primeras disensiones de la cristiandad -que algunos toman, con cierta exageración, como preanuncios de los nacionalismos europeos-, estallarían cinco siglos después en el episodio conocido como Reforma o secesión protestante.
8: Robert de Guiscard o Roberto Guiscardo
9: Guillermo, obispo de Orange y Ademar, obispo de Puy. Ambos como bien dice Tasso, dejaron los hábitos para tomar las armas. Ademar también compuso ese poema conocido como “Salve Regina”; el que dice “en este valle de lágrimas”.
10: los flamencos.
11: el otro Roberto es Roberto II, conde de Flandes.
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CANTO PRIMO
1
Canto l'arme pietose e 'l capitano
Che 'l gran sepolcro liberò di Cristo.
Molto egli oprò co 'l senno e con la mano,
Molto soffrí nel glorioso acquisto;
E in van l'Inferno vi s'oppose, e in vano
S'armò d'Asia e di Libia il popol misto.
Il Ciel gli diè favore, e sotto a i santi
Segni ridusse i suoi compagni erranti.
2
O Musa, tu che di caduchi allori
Non circondi la fronte in Elicona,
Ma su nel cielo infra i beati cori
Hai di stelle immortali aurea corona,
Tu spira al petto mio celesti ardori,
Tu rischiara il mio canto, e tu perdona
S'intesso fregi al ver, s'adorno in parte
D'altri diletti, che de' tuoi, le carte.
3
Sai che là corre il mondo ove piú versi
Di sue dolcezze il lusinghier Parnaso,
E che 'l vero, condito in molli versi,
I piú schivi allettando ha persuaso.
Cosí a l'egro fanciul porgiamo aspersi
Di soavi licor gli orli del vaso:
Succhi amari ingannato intanto ei beve,
E da l'inganno suo vita riceve.
4
Tu, magnanimo Alfonso, il quale ritogli
Al furor di fortuna e guidi in porto
Me peregrino errante, e fra gli scogli
E fra l'onde agitato e quasi absorto,
Queste mie carte in lieta fronte accogli,
Che quasi in voto a te sacrate i' porto.
Forse un dí fia che la presaga penna
Osi scriver di te quel ch'or n'accenna.
5
È ben ragion, s'egli averrà ch'in pace
Il buon popol di Cristo unqua si veda,
E con navi e cavalli al fero Trace
Cerchi ritòr la grande ingiusta preda,
Ch'a te lo scettro in terra o, se ti piace,
L'alto imperio de' mari a te conceda.
Emulo di Goffredo, i nostri carmi
Intanto ascolta, e t'apparecchia a l'armi.
6
Già 'l sesto anno volgea, ch'in oriente
Passò il campo cristiano a l'alta impresa;
E Nicea per assalto, e la potente
Antiochia con arte avea già presa.
L'avea poscia in battaglia incontra gente
Di Persia innumerabile difesa,
E Tortosa espugnata; indi a la rea
Stagion diè loco, e 'l novo anno attendea.
7
E 'l fine omai di quel piovoso inverno,
Che fea l'arme cessar, lunge non era;
Qquando da l'alto soglio il Padre eterno,
Ch'è ne la parte piú del ciel sincera,
E quanto è da le stelle al basso inferno,
Tanto è piú in su de la stellata spera,
Gli occhi in giú volse, e in un sol punto e in una
Vista mirò ciò ch'in sé il mondo aduna.
8
Mirò tutte le cose, ed in Soria
S'affisò poi ne' principi cristiani;
E con quel guardo suo ch'a dentro spia
Nel piú secreto lor gli affetti umani,
Vide Goffredo che scacciar desia
De la santa città gli empi pagani,
E pien di fé, di zelo, ogni mortale
Gloria, imperio, tesor mette in non cale.
9
Ma vede in Baldovin cupido ingegno,
Ch'a l'umane grandezze intento aspira:
Vede Tancredi aver la vita a sdegno,
Tanto un suo vano amor l'ange e martira:
E fondar Boemondo al novo regno
Suo d'Antiochia alti princípi mira,
E leggi imporre, ed introdur costume
De arti e culto di verace Nume;
10
E cotanto internarsi in tal pensiero,
Ch'altra impresa non par che piú rammenti:
Scorge in Rinaldo e animo guerriero
E spirti di riposo impazienti;
Non cupidigia in lui d'oro o d'impero,
Ma d'onor brame immoderate, ardenti:
Scorge che da la bocca intento pende
Di Guelfo, e i chiari antichi essempi apprende.
11
Ma poi ch'ebbe di questi e d'altri cori
Scòrti gl'intimi sensi il Re del mondo,
Chiama a sé da gli angelici splendori
Gabriel, che ne' primi era secondo.
È tra Dio questi e l'anime migliori
Interprete fedel, nunzio giocondo:
Giú i decreti del Ciel porta, ed al Cielo
Riporta de' mortali i preghi e 'l zelo.
12
Disse al suo nunzio Dio: "Goffredo trova,
E in mio nome di' lui: perché si cessa?
Perché la guerra omai non si rinova
A liberar Gierusalemme oppressa?
Chiami i duci a consiglio, e i tardi mova
A l'alta impresa: ei capitan fia d'essa.
Io qui l'eleggo; e 'l faran gli altri in terra,
Già suoi compagni, or suoi ministri in guerra."
13
Cosí parlogli, e Gabriel s'accinse
Veloce ad esseguir l'imposte cose:
La sua forma invisibil d'aria cinse
Ed al senso mortal la sottopose.
Umane membra, aspetto uman si finse,
ma di celeste maestà il compose;
Ma giovene e fanciullo età confine
Prese, ed ornò di raggi il biondo crine.
14
Ali bianche vestí, c'han d'or le cime,
Infaticabilmente agili e preste.
Fende i venti e le nubi, e va sublime
Sovra la terra e sovra il mar con queste.
Cosí vestito, indirizzossi a l'ime
Parti del mondo il messaggier celeste:
Pria sul Libano monte ei si ritenne,
E si librò su l'adeguate penne;
15
E vèr le piagge di Tortosa poi
Drizzò precipitando il volo in giuso.
Sorgeva il novo sol da i lidi eoi,
Parte già fuor, ma 'l piú ne l'onde chiuso;
E porgea matutini i preghi suoi
Goffredo a Dio, come egli avea per uso;
Quando a paro co 'l sol, ma piú lucente,
L'angelo gli apparí da l'oriente;
16
E gli disse: "Goffredo, ecco opportuna
Già la stagion ch'al guerreggiar s'aspetta;
Perché dunque trapor dimora alcuna
A liberar Gierusalem soggetta?
Tu i principi a consiglio omai raguna,
Tu al fin de l'opra i neghittosi affretta.
Dio per lor duce già t'elegge, ed essi
Sopporran volontari a te se stessi.
7
Dio messaggier mi manda: io ti rivelo
La sua mente in suo nome. Oh quanta spene
Aver d'alta vittoria, oh quanto zelo
De l'oste a te commessa or ti conviene!"
Tacque; e, sparito, rivolò del cielo
A le parti piú eccelse e piú serene.
Resta Goffredo a i detti, a lo splendore,
D'occhi abbagliato, attonito di core.
18
Ma poi che si riscote, e che discorre
Chi venne, chi mandò, che gli fu detto,
Se già bramava, or tutto arde d'imporre
Fine a la guerra ond'egli è duce eletto.
Non che 'l vedersi a gli altri in Ciel preporre
D'aura d'ambizion gli gonfi il petto,
Ma il suo voler piú nel voler s'infiamma
Del suo Signor, come favilla in fiamma.
19
Dunque gli eroi compagni, i quai non lunge
Erano sparsi, a ragunarsi invita;
Lettere a lettre, e messi a messi aggiunge,
Sempre al consiglio è la preghiera unita;
Ciò ch'alma generosa alletta e punge,
Ciò che può risvegliar virtù sopita,
Tutto par che ritrovi, e in efficace
Modo l'adorna sí che sforza e piace.
20
Vennero i duci, e gli altri anco seguiro,
E Boemondo sol qui non convenne.
Parte fuor s'attendò, parte nel giro
E tra gli alberghi suoi Tortosa tenne.
I grandi de l'essercito s'uniro
(Glorioso senato) in dí solenne.
Qui il pio Goffredo incominciò tra loro,
Augusto in volto ed in sermon sonoro:
21
"Guerrier di Dio, ch'a ristorar i danni
De la sua fede il Re del Cielo elesse,
E securi fra l'arme e fra gl'inganni
De la terra e del mar vi scòrse e resse,
Sí ch'abbiam tante e tante in sí pochi anni
Ribellanti provincie a lui sommesse,
E fra le genti debellate e dome
Stese l'insegne sue vittrici e 'l nome,
22
Già non lasciammo i dolci pegni e 'l nido
Nativo noi (se 'l creder mio non erra),
Né la vita esponemmo al mare infido
Ed a i perigli di lontana guerra,
Per acquistar di breve suono un grido
Vulgare e posseder barbara terra,
Ché proposto ci avremmo angusto e scarso
Premio, e in danno de l'alme il sangue sparso.
23
Ma fu de' pensier nostri ultimo segno
Espugnar di Sion le nobil mura,
E sottrarre i cristiani al giogo indegno
Di servitù cosí spiacente e dura,
Fondando in Palestina un novo regno,
Ov'abbia la pietà sede secura;
Né sia chi neghi al peregrin devoto
D'adorar la gran tomba e sciòrre il voto.
24
Dunque il fatto sin ora al rischio è molto,
Piú che molto al travaglio, a l'onor poco,
Nulla al disegno, ove o si fermi o vòlto
Sia l'impeto de l'armi in altro loco.
Che gioverà l'aver d'Europa accolto
Sí grande sforzo, e posto in Asia il foco,
Quando sia poi di sí gran moti il fine
Non fabbriche di regni, ma ruine?
25
Non edifica quei che vuol gl'imperi
Su fondamenti fabricar mondani,
Ove ha pochi di patria e fé stranieri
Fra gl'infiniti popoli pagani,
Ove ne' Greci non conven che speri,
E i favor d'Occidente ha sí lontani;
Ma ben move ruine, ond'egli oppresso
Sol construtto un sepolcro abbia a se stesso.
26
Turchi, Persi, Antiochia (illustre suono
E di nome magnifico e di cose)
Opre nostre non già, ma del Ciel dono
Furo, e vittorie fur meravigliose.
Or se da noi rivolte e torte sono
Contra quel fin che 'l donator dispose,
Temo ce 'n privi, e favola a le genti
Quel sí chiaro rimbombo al fin diventi.
27
Ah non sia alcun, per Dio, che sí graditi
Doni in uso sí reo perda e diffonda!
A quei che sono alti princípi orditi
Di tutta l'opra il filo e 'l fin risponda.
Ora che i passi liberi e spediti,
Ora che la stagione abbiam seconda,
Ché non corriamo a la città ch'è mèta
D'ogni nostra vittoria? e che piú 'l vieta?
28
Principi, io vi protesto (i miei protesti
Udrà il mondo presente, udrà il futuro,
L'odono or su nel Cielo anco i Celesti):
Il tempo de l'impresa è già maturo;
Men diviene opportun piú che si resti,
Incertissimo fia quel ch'è securo.
Presago son, s'è lento il nostro corso,
Avrà d'Egitto il Palestin soccorso."
29
Disse, e a i detti seguí breve bisbiglio;
Ma sorse poscia il solitario Piero,
Che privato fra' principi a consiglio
Sedea, del gran passaggio autor primiero:
"Ciò ch'essorta Goffredo, ed io consiglio,
Né loco a dubbio v'ha, sí certo è il vero
E per sé noto: ei dimostrollo a lungo,
Voi l'approvate, io questo sol v'aggiungo:
30
Se ben raccolgo le discordie e l'onte
Quasi a prova da voi fatte e patite,
I ritrosi pareri, e le non pronte
E in mezzo a l'esseguire opre impedite,
Reco ad un'altra originaria fonte
La cagion d'ogni indugio e d'ogni lite,
A quella autorità che, in molti e vari
D'opinion quasi librata, è pari.
31
Ove un sol non impera, onde i giudíci
Pendano poi de' premi e de le pene,
Onde sian compartite opre ed uffici,
Ivi errante il governo esser conviene.
Deh! fate un corpo sol de' membri amici,
Fate un capo che gli altri indrizzi e frene,
Date ad un sol lo scettro e la possanza,
E sostenga di re vece e sembianza."
32
Qui tacque il veglio. Or quai pensier, quai petti
Son chiusi a te, sant'Aura e divo Ardore?
Inspiri tu de l'Eremita i detti,
E tu gl'imprimi a i cavalier nel core;
Sgombri gl'inserti, anzi gl'innati affetti
Di sovrastar, di libertà, d'onore,
Sí che Guglielmo e Guelfo, i piú sublimi,
Chiamàr Goffredo per lor duce i primi.
33
L'approvàr gli altri: esser sue parti denno
Deliberare e comandar altrui.
Imponga a i vinti legge egli a suo senno,
Porti la guerra e quando vòle e a cui;
Gli altri, già pari, ubidienti al cenno
Siano or ministri de gl'imperii sui.
Concluso ciò, fama ne vola, e grande
Per le lingue de gli uomini si spande.
34
Ei si mostra a i soldati, e ben lor pare
Degno de l'alto grado ove l'han posto,
E riceve i saluti e 'l militare
Applauso, in volto placido e composto.
Poi ch'a le dimostranze umili e care
D'amor, d'ubidienza ebbe risposto,
Impon che 'l dí seguente in un gran campo
Tutto si mostri a lui schierato il campo.
35
Facea ne l'oriente il sol ritorno,
Sereno e luminoso oltre l'usato,
Quando co' raggi uscí del novo giorno
Sotto l'insegne ogni guerriero armato,
E si mostrò quanto poté piú adorno
Al pio Buglion, girando il largo prato.
S'era egli fermo, e si vedea davanti
Passar distinti i cavalieri e i fanti.
36
Mente, de gli anni e de l'oblio nemica,
De le cose custode e dispensiera,
Vagliami tua ragion, sí ch'io ridica
Di quel campo ogni duce ed ogni schiera:
Suoni e risplenda la lor fama antica,
Fatta da gli anni omai tacita e nera;
Tolto da' tuoi tesori, orni mia lingua
Ciò ch'ascolti ogni età, nulla l'estingua.
37
Prima i Franchi mostràrsi: il duce loro
Ugone esser solea, del re fratello.
Ne l'Isola di Francia eletti foro,
Fra quattro fiumi, ampio paese e bello.
Poscia ch'Ugon morí, de' gigli d'oro
Seguí l'usata insegna il fer drapello
Sotto Clotareo, capitano egregio,
A cui, se nulla manca, è il nome regio.
38
Mille son di gravissima armatura,
Sono altrettanti i cavalier seguenti,
Di disciplina a i primi e di natura
E d'arme e di sembianza indifferenti;
Normandi tutti, e gli ha Roberto in cura,
Che principe nativo è de le genti.
Poi duo pastor de' popoli spiegaro
Le squadre lor, Guglielmo ed Ademaro.
39
L'uno e l'altro di lor, che ne' divini
Uffici già trattò pio ministero,
Sotto l'elmo premendo i lunghi crini,
Essercita de l'arme or l'uso fero.
Da la città d'Orange e da i confini
Quattrocento guerrier scelse il primiero;
Ma guida quei di Poggio in guerra l'altro,
Numero egual, né men ne l'arme scaltro.
40
Baldovin poscia in mostra addur si vede
Co' Bolognesi suoi quei del germano,
Ché le sue genti il pio fratel gli cede
Or ch'ei de' capitani è capitano.
Il conte di Carnuti indi succede,
Potente di consiglio e pro' di mano;
Van con lui quattrocento, e triplicati
Conduce Baldovino in sella armati.
41
Occupa Guelfo il campo a lor vicino,
Uom ch'a l'alta fortuna agguaglia il merto:
Conta costui per genitor latino
De gli avi Estensi un lungo ordine e certo.
Ma german di cognome e di domino,
Ne la gran casa de' Guelfoni è inserto:
Regge Carinzia, e presso l'Istro e 'l Reno
Ciò che i prischi Suevi e i Reti avièno.
42
A questo, che retaggio era materno,
Acquisti ei giunse gloriosi e grandi.
Quindi gente traea che prende a scherno
D'andar contra la morte, ov'ei comandi:
Usa a temprar ne' caldi alberghi il verno,
E celebrar con lieti inviti i prandi.
Fur cinquemila a la partenza, e a pena
(De' Persi avanzo) il terzo or qui ne mena.
43
Seguia la gente poi candida e bionda
Che tra i Franchi e i Germani e 'l mar si giace,
Ove la Mosa ed ove il Reno inonda,
Terra di biade e d'animai ferace;
E gl'insulani lor, che d'alta sponda
Riparo fansi a l'ocean vorace:
L'ocean che non pur le merci e i legni,
Ma intere inghiotte le cittadi e i regni.
44
Gli uni e gli altri son mille, e tutti vanno
Sotto un altro Roberto insieme a stuolo.
Maggior alquanto è lo squadron britanno;
Guglielmo il regge, al re minor figliuolo.
Sono gl'Inglesi sagittari, ed hanno
Gente con lor ch'è piú vicina al polo:
Questi da l'alte selve irsuti manda
La divisa dal mondo ultima Irlanda.
45
Vien poi Tancredi, e non è alcun fra tanti
(Tranne Rinaldo) o feritor maggiore,
O piú bel di maniere e di sembianti,
O piú eccelso ed intrepido di core.
S'alcun'ombra di colpa i suoi gran vanti
Rende men chiari, è sol follia d'amore:
Nato fra l'arme, amor di breve vista,
Che si nutre d'affanni, e forza acquista.
46
È fama che quel dí che glorioso
Fe' la rotta de' Persi il popol franco,
Poi che Tancredi al fin vittorioso
I fuggitivi di seguir fu stanco,
Cercò di refrigerio e di riposo
A l'arse labbia, al travagliato fianco,
E trasse ove invitollo al rezzo estivo
Cinto di verdi seggi un fonte vivo.
47
Quivi a lui d'improviso una donzella
Tutta, fuor che la fronte, armata apparse:
Era pagana, e là venuta anch'ella
Per l'istessa cagion di ristorarse.
Egli mirolla, ed ammirò la bella
Sembianza, e d'essa si compiacque, e n'arse.
Oh meraviglia! Amor, ch'a pena è nato,
Già grande vola, e già trionfa armato.