domingo, octubre 31, 2021

Atribuido a Francisco de Quevedo/ Rogarla, desdeñarme; amarla, hundirme...




Rogarla, desdeñarme; amarla, hundirme;
seguirla, defenderse; asirla, airarse;
querer y no querer dejar tocarse
y a persuasiones mil mostrarse firme.

Tenerla bien, probar a desasirme;
luchar entre mis brazos y enojarse;
besarla a su pesar y ella agraviarse;
probar, y no poder, a despedirse.

Decirse agravios, reprenderse el gusto
y, en fin, a baterías de mi prisa,
dejar el ceño, no mostrar disgusto.

Consentir que le aparte la camisa,
hallarlo limpio y encajarlo justo:
esto es amor y lo demás es risa.

Atribuido a Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-Torre de San Juan Abad, Villanueva de los Infantes, España, 1645), "Sonetos encontrados en diversos lugares", Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


Nota del Ad.: El soneto se considera una respuesta satírica al muy conocido de Lope de Vega (Madrid, 1562-1635) que enseguida se reproduce:

CXXVI

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Lope de Vega, Rimas, 1602 , edición de Ramón García González, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


Ilustración: Detalle de una de las tres copias del retrato original de Francisco de Quevedo pintado por Diego de Velázquez, cuyo paradero se desconoce. Las copias se atribuyen a Juan van der Hamen (Madrid, 1596-1631).Siglo XVII Wikimedia Commons

sábado, octubre 30, 2021

Irma Cuña / Dos poemas



Desvestimos una colina boscosa
para hacerla un seno de arena,
un desierto empinado,
una duna del aire.

El arco del ala es más terso que nuestra palma
y las palomas envidian esta quietud de siesta.
El destierro del origen se ha sumado al destierro del suelo
y erramos,
mordiendo mendrugos solares,
apretando colas de cometas,
hundiendo uñas en la pulpa fría de los ríos.
(El sol hirsuto al mediodía
y por las noches
sólo el andar pausado de las hojas.)

¿A qué alzar vanas tiendas,
desperdigadas,
laxas?
Recolector de caracolas y algas secas,
el caminante afianza el paso
en otros caminantes y espejismos.

El extraño (1977)


*

               Fría, la luna otoñal resplandece en el álamo blanco                                                                                                                                                                       Li Po  

     Li Po tiene un álamo blanco,
álamo de agua el de Li Po.
Los nuestros son muy verdes, muy espesos.

Sólo por accidentes
se queda aislado un álamo en el valle.
Árbol sin arboleda,
tal vez ése
pueda ser el helado,
el del Li Po.

Irma Cuña (Neuquén, Argentina, 1932-2004), Pasajera del viento. Antología poética, selección y prólogo de Irene Gruss, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2013


Foto: Más Neuquén                        

viernes, octubre 29, 2021

W. S. Merwin / Ejercicio



Primero olvida qué hora es
durante una hora
hazlo regularmente todos los días

después olvida qué día de la semana es
hazlo regularmente durante una semana
después olvida en qué país estás
y practica haciéndolo en compañía de alguien
durante una semana
después haz las dos cosas a la vez
durante una semana
con la menor cantidad de interrupciones posible

lo siguiente es olvidar cómo se suma
o se resta
da igual el orden
puedes variarlo
al cabo de una semana
ambos te ayudarán más tarde
a olvidar cómo se cuenta

olvida cómo se cuenta
empieza por tu propia edad
empieza por cómo contar hacia atrás
empieza por los números pares
empieza por los números romanos
empieza por las fracciones de números romanos
empieza por el calendario antiguo
sigue con el alfabeto antiguo
sigue con el alfabeto
hasta que todo sea de nuevo un continuo

sigue con los elementos olvidados
empieza por el agua
procede con la tierra
avanza con el fuego

olvida el fuego

William Stanley Merwin (Nueva York, Estados Unidos, 1927-Haiku, Hawai, Estados Unidos, 2019), Migration: New & Selected Poems, Copper Canyon Press, Port Townsend, WA, 2007
Versión de Jonio González.



EXERCISE

First forget what time it is
for an hour
do it regularly every day

then forget what day of the week it is
do this regularly for a week
then forget what country you are in
and practice doing it in company
for a week
then do them together
for a week
with as few breaks as possible

follow these by forgetting how to add
or to subtract
it makes no difference
you can change them around
after a week
both will help you later
to forget how to count

forget how to count
starting with your own age
starting with how to count backward
starting with even numbers
starting with Roman numerals
starting with fractions of Roman numerals
starting with the old calendar
going on to the old alphabet
going on to the alphabet
until everything is continuous again

go on to forgetting elements
starting with water
proceeding to earth
rising in fire

forget fire

jueves, octubre 28, 2021

Takis Varvitsiotis / Dos poemas



Boîte à musique

Era otoño
Y era un muelle

Una triste voz
Del ayer
Que subía a su paso hacia los astros

Y algunos sueltos cabellos amarillos

Como un legendario crepúsculo
Como una bandera victoriosa


El cielo está muy azul

                     Il semble que ce soit le ciel qui ait
                     le dernier mot. Mais il le prononce
        à voix si basse que nul ne l'entend jamais.
                                                          René Char

Decías; el cielo está muy azul
Un círculo inmenso donde se hunden los años
Un círculo inmenso donde se hunden las estrellas
Nos separa de la tierra nos une a la tierra
Parece un camino que llevara a un extraño
Cementerio de pájaros parece un río transparente
El cielo está muy azul como una voz que brilla
Anunciando el más prodigioso nacimiento
La más prodigiosa metamorfosis

Takis Varvitsiotis (Tesalónica, Grecia, 1916-2011), Seis poetas griegos, Colihue, Buenos Aires, 2000
Traducciones de Horacio Castillo


miércoles, octubre 27, 2021

August Kleinzahler / La libélula azul



¿Un pétalo de jazmín atrapado
por la brisa
o una campanilla agitada
entre las cuatro en punto y una mujer desnuda?

No, no se trata de una flor
sino de una mariposa,
mostrándose de pronto blanca
contra el verde de una hoja.

¿Y ese azul, allí, cobalto
por un instante, después iridiscente,
frágil como la horquilla de una dama
flotando por encima de la capuchina?

Ah, me dice el poeta más viejo,
es una libélula azul.

Y si te tomaras tu tiempo
y miraras,
verías toda clase de cosas:

a media mañana hacia el final del verano,
una cabeza nadando en el perfume del jardín

después de una rápida, sorprendente lluvia.

August Kleinzahler (Jersey City, Estados Unidos, 1949), Red Sauce, Whiskey and Snow, Farrar, Strauss & Giraux, Nueva York, 1996
Versión de Jonio González


Foto: August Kleinzahler en su casa en San Francisco, Estados Unidos, 2017 Poetry Foundation/ MediaNews Group/ Bay Area News/ Getty Images


THE DAMSELFLY

A petal of jasmine caught up
by the breeze
or morning glory aflutter
between the four o'clock and naked lady?

No, not a flower at all,
a butterfly,
showing suddenly white
against the green of a leaf.

And that blue there, cobalt
a moment, then iridescent,
fragile as a lady's pin
hovering above the nasturtium?

Ah, the older poet tells me,
that's a damselfly.

And if you just slowed down
and looked,
you'd see all sorts of things:

midmorning toward the end of summer,
head swimming in the garden's perfume

after a quick, surprise rain.

martes, octubre 26, 2021

Concha García / Dos poemas




Sillas

Días en los que vivir parece una tabla
que apuntala una ciudad, y luego
querer tomar café. Qué clase de correcta
inarmonía duele al desechar los azucarillos.
Un mundo en los dedos y un mundo
más hondo y desgajado que no late
en la mirada de nadie. Momentos así
son todo alrededor de tantas sillas.
Me gustaría emborracharme pero son las diez
y calculo que dentro de ocho horas
estaré perdida. Come algo.
No, porque no tengo apetito. Deseo fumar
y hacer malabarismos con el instante
éste. ¿Sabes que no eres adorable?
Busco echarme en el suelo y tener libertad
para mojarme. Son cosas que comienzan
cuando apuntalas el mundo un lunes.
Si se está realmente quieta
notas el humo del tabaco
en el espejo y te ves irreal
para poder pasar el brazo
por encima de una imagen
que apuntala cinco años de vida.
¿Tienes grietas cuando sales a la calle?
Tres o cuatro. Y me empujas para no entrar
donde hasta las piedras sienten la lejanía.
Son bares en habitaciones,
posters iluminados de artificiales ratos
que invitan a morirse de risa
ante una silla. La gente ofrece dicha
con la lengua pastosa, demanda roces
imperecederos apurando una copa,
son brechas de diminutas felicidades
enjuagadas en alcohol. Yo me río
porque me encuentro cobarde,
quiero aferrarme a algo, a una silla,
hacer una prueba de fuego sobre un taburete
dejándome llevar de la mirada
del personaje que pone los discos y me veo
extendida en una biblioteca irreal,
la sabiduría pide demasiado poco.
Es tan temprano. Te quiero acompañar
y derrumbar contigo el puente de la salvación
que nos lleva de esta casa a los vientos
y a las salidas de mar.
Tienes la voz de un gran amor
y una presencia de escondite
que enturbia planes, que sale de dudas
y entra en ciudades donde no hay un local
para abrazarte. Yo te veo en la 315
asomada hacia la calle para ver si llego.
Llega una bandeja con café sobre una silla
que apuntalo al borde de la cama.
Y después yo, que soy las aberturas,
el grifo goteando, el tic-tac, las voces
de la gente que chilla que se quiere morir
de una rabia hecha jirones.

Cuántas llaves, Icaria, Barcelona, 1998



Esto está muerto

Ha sonado alrededor de los aconteceres
una silueta que no estaba prevista
pero que existía. Tiene sombra.
Se cubre de tus órganos principales
y elabora un porvenir onírico
forjado en el centro de tu alma.
Pero a eso que tú llamas alma,
llámalo fumar un poco más, detenerse
en más bares.

Poetisas españolas, Tomo IV: de 1976 a 2001,antología seleccionada por Luzmaría Jiménez Faro, Ediciones Torremozas, Madrid, 2002

Concha García (La Rambla, Córdoba, España, 1956)


lunes, octubre 25, 2021

Macedonio Fernández / Suave encantamiento

    


     Profundos y plenos
Cual dos graciosas, breves inmensidades
Moran tus ojos en tu rostro
Como dueños;
Y cuando en su fondo
Veo jugar y ascender
La llama de un alma radiosa
Parece que la mañana se incorpora
Luminosa, allá entre mar y cielo,
Sobre la línea que soñando se mece
Entre los dos azules imperios,
La línea que en nuestro corazón se detiene
Para que sus esperanzas la acaricien
Y la bese nuestra mirada;
Cuando nuestro ser contempla
Enjugando sus lágrimas
Y, silenciosamente,
Se abre a todas las brisas de la Vida;
Cuando miramos
Las cenizas de los días que fueron
Flotando en el Pasado
Como en el fondo del camino
El polvo de nuestras peregrinaciones.
Ojos que se abren como las mañanas
Y que cerrándose dejan caer la tarde. 

[1904]

Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1874-1952), Martín Fierro, n° 14 y 15, 24 de enero de 1925


Foto: Popular, s/d

Nota del Ad.: El poema "Suave encantamiento" fue publicado por primera vez en la revista Martín Fierro ("la primera Martín Fierro") del poeta anarquista Alberto Ghiraldo, cuyos 48 números semanales aparecieron en Buenos Aires en 1904 y 1905. La "segunda Martín Fierro" recuperó el poema en el número doble 14 y 15 de 1925, con la siguiente introducción: 
"Páginas olvidadas
" Macedonio Fernández, ¿un precursor del ultraísmo? 
"Hace veinte años -época en que se cultivaba una poesía brillante, ruidosa, elocuente- publicaba Macedonio Fernández en el Martín Fierro de Alberto Ghiraldo, las composiciones 'Tarde' y 'Suave encantamiento'. Reproducimos esta, acaso anticipación de Borges, González, Lanuza, Nora Lange, Francisco Piñero, nuestros ultraístas.
"Verso libre, desdeñoso del ritmo silábico y la rima, pero grandemente eufónico. Poesía pura, recóndita, de acento misterioso. Hasta la casi ausencia de puntuación que caracteriza a los [ilegible, probablemente "nuevos"]. Pero, sobre todo, el amor a la imagen, en el [ilegible] de los ultraístas. He aquí la composición que se publicó el 14 de noviembre de 1904 en Martín Fierro, y que se cierra con un par de versos admirables, de esos que largo tiempo hacen soñar."

domingo, octubre 24, 2021

W. S. Merwin / Árboles nativos



Ni mi padre ni mi madre sabían
los nombres de los árboles
de donde nací
qué es eso 
preguntaba yo y mi
padre y mi madre no
oían no miraban hacia donde señalaba
superficies de muebles atraían
la atención de sus dedos
y al otro lado de la habitación podían mirar
paredes que habían olvidado
en las que no había preguntas
ni voces ni sombra
Había árboles
donde ellos fueron niños
donde yo no había estado 
pregunté
había árboles en esos lugares
donde mi padre y mi madre habían nacido
y en esa época
los habían visto mi padre y mi madre
y cuando decían sí significaba
que no recordaban
cuáles eran preguntaba yo cuáles eran
pero ambos mi padre y mi madre
decían nunca lo supimos.

William Stanley Merwin (Nueva York, Estados Unidos, 1927-Haiku, Hawai, Estados Unidos, 2019), The Rain in the Trees, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1988
Versión de Jonio González




Native Trees 

Neither my father nor my mother knew
the names of the trees
where I was born
what is that
I asked and my
father and mother did not
hear they did not look where I pointed
surfaces of furniture held
the attention of their fingers
and across the room they could watch
walls they had forgotten
where there were no questions
no voices and no shade
Were there trees
where they were children
where I had not been
I asked
were there trees in those places
where my father and my mother were born
and in that time did
my father and my mother see them
and when they said yes it meant
they did not remember
What were they I asked what were they
but both my father and my mother
said they never knew.

sábado, octubre 23, 2021

Tom Pow / Amar, escribir



Si tu amor es sincero
y lo pierdes, ¿qué perdiste?
No el acto de amar. Que es tuyo.

Si tus palabras son sinceras
y las pierdes, ¿qué perdiste?
No el acto de escribir. También es tuyo.

Al amar, al escribir, ¿cómo puedes
conservar algo acabado? Ya sea que pierdas 
o lo pongas bajo vidrio,

debe ser el acto en sí lo que tú ames.
Porque lo que quedó cuando pasó el momento,
va a llevárselo el viento. A tu pesar.

Tom Pow (Edimburgo, 1950), Landscapes and Legacies, Iynx Publishing, Escocia, 2003
Traducción de Jorge Fondebrider

Foto: The Herald, Escocia


LOVING, WRITING

If your love was true
and you lose it, what have you lost?
Not the act of loving. That's yours.

If your words were true
and you lose them, what have you lost?
Not the act of writing. That's yours too.

In loving, in writing, how can you
hold onto a finished thing? Whether
you lose it or put it beneath glass,

it is the act itself you must cherish.
For what's left when the moment has passed,
the wind will carry. Despite you.

viernes, octubre 22, 2021

Sebastián González / De "Yashin"



II
Yashin está parado en el borde del área grande: 
piensa en su padre

Moscú, 1942. El pequeño Lev Ivánovich corre de un lado a otro dentro de un gigantesco 
galpón de herramientas mientras allá afuera la 2da Guerra Mundial se lleva todo por 
delante. Parado al borde del área grande Yashin sueña con hielo, con una pista de hielo

La belleza es puro artificio: Yashin sabe que el costo civil del desarrollo de la industria 
pesada soviética no se justifica. A lo lejos una línea que cruza horizontal, 
una línea que cruza horizontal y desaparece 

Piensa en esta imagen: su admirado Nikolai Trusevich barriendo el piso de la panadería 
estatal Nro. 3 de Kiev en plena ocupación nazi. Nikolai Trusevich, 1 metro 85, arquero 
ucraniano desempleado manipulando material orgánico con las mismas manos capaces de 
controlar con destreza un misil de cuero cocido a mano. La caprichosa soviética, dura como 
un cosaco, pesada como una bomba

Yashin está parado en el borde del área grande
y tiene una leve sensación de euforia, 
de sustancia liberada 

Honor a los héroes: Ivan Kuzmenko, Pavel Komarov, 
Alexei Klimenko, Georgy Timofeyev…

Rescata la memoria popular
la patada en la cabeza a Nikolai dentro del área y el desmayo,
el tiro libre de Kuzmenko y la tribuna
viniéndose abajo

Piensa en esta imagen: Nikolai Trusevich
escuchando el cargador de un arma alemana detrás de su cabeza
y segundos después
cayendo por su propio peso

Yashin está en el borde del área grande
y pierde contacto con la realidad inmediata.
Piensa en su padre, el hielo,
la revolución eterna

IV
La espesura del humo se recorta sobre un fondo vacío
y hay un disparo, una mano que tiembla, olor a pólvora.
Yashin fuma un habano en el vestuario del Dínamo de Moscú 
mientras afuera la República escupe sangre, 
pura vibración orgánica

A pocos metros del estadio, 
su amigo de la infancia, Aleksei Ivanov, 
balbucea sonidos inentendibles
completamente borracho 
frente a un televisor de fabricación nacional

La república se desangra, literalmente: en los surcos,
en los espacios vacíos. Sangre todavía caliente
brotando de un origen roto, de un dolor 
Lev Ivánovich está solo, sentado en una banqueta de hierro 
en un vestuario vacío y helado y lleno de humo 
porque es el arquero más grande del universo
y nadie puede hacer nada al respecto

Afuera se oye una descarga, el vacío
abalanzándose sobre la nada.
Aleksei Ivanov tiene una botella de vodka barato en la mano 
y es como si el Muro se hubiese caído veinticinco años antes

Bocanada de humo espeso. La repetición de una frase, 
una arenga mental. Ni siquiera una idea política 
puede igualar a Yashin con el resto de los mortales

Está convencido de algo: 
si uno busca bien en lo profundo,
en la función inmediata de la médula, 
hay un poco de blues
ahí

XIII
Cada vez que hace una panorámica de su entorno
Yashin intenta que su campo visual muestre una parcela de realidad
acorde a sus necesidades 

Los movimientos en bloque de la defensa, por ejemplo, 
o el retroceso de la línea central en el medio campo; 
todo eso queda adherido en la percepción del ojo 
que custodia los espacios mínimos 
y le otorga a la práctica futbolística pura conciencia de clase

Líneas imaginarias que perfilan un cuadrado, un rectángulo; 
los elementos contenidos en cada escena y sus tonos, 
la definición modular

22 minutos del segundo tiempo; córner desde la izquierda para Colombia. 
Marcos Coll va a disparar a baja altura, casi con displicencia,
y la pelota (luego de que Leonid Ovstrosky la deje pasar
confiando en su arquero) va a ingresar sin ninguna oposición
junto al primer palo

Estamos en el Estadio Carlos Dittborn, de Arica, 
el 3 de Junio de 1962. El mediocampista colombiano
acaba de marcar el primer y único gol olímpico 
en la historia de los Mundiales

Mientras Valeri Voronin se dispone a mover de la mitad de la cancha
Yashin acomoda su gorra y piensa fundamentalmente en tres cosas:
- La idea de país
- Las prostitutas de la calle Tvérskaia
- Esa rara costumbre de embalsamar líderes 

Sebastián González (General Roca, Argentina, 1978)

Yashin
,
Espacio Hudson,
Rada Tilly, Argentina,
2019










El poema-libro refiere a Lev Yashin (Moscú, 1929-1990), arquero del Dínamo de Moscú, llamado la Araña Negra y uno de los mejores, si no el mejor, en su puesto en la historia del fútbol (N. del Ad.)

jueves, octubre 21, 2021

Sandro Penna / De "Croce e delizia", 2



Me pierdo en el barrio popular
tanto más animado si se acerca la noche.
Estoy entre los hombres de mí tan
lejanos: ante mis ojos, maravillosos
hombres; vivos y claros, no valores
marcados. Y todos iguales y desconocidos y nuevos.

En una equina oscura tomo el lugar
que me dejó un trabajador que corrió
(justo a tiempo) al autobús que huía.
No he visto su rostro pero sus modos
ligeros los tengo ahora en mi corazón. Y me queda
(de él anónimo, a mi de la vida
tomado) en esa esquina oscura un honesto
olor suyo de animal, como el mío.

*

El pequeño Vittorio es un inocente.
Roba en cada calle, pero su sonrisa
parece decir: no he hecho nada.
No como mentira, porque no es mentira
la clara expresión en un bello rostro
de lo que en el mundo se llama maldad,
la límpida expresión natural.

Sandro Penna (Perugia, Italia, 1906-Roma, 1977), "Croce e delizia" (1927-1957), Poesie, Garzanti, Milán, 2010
Versiones de Jorge Aulicino



Mi perdo nel quartiere popolare
tanto animato se la sera è prossima.
Sono fra gli uomini de me così
lontani: agli occhi miei meravigliosi
uomini; vivi e chiari, non valori
segnati. E tutti uguali e ignoti e nuovi.

In un angolo buio prendo il posto
che mi ha lasciato un operaio accorso
(appena in tempo) all'autobus fuggente.
Io non gli ho visto il viso ma i suoi modi
svelti ho nel cuore adesso. E mi rimane
(di lui anonimo, a me dalla vita
preso) in quell'angolo buio un suo onesto
odore de animale, come il mio.

*

Il piccolo Vittorio è un innocente.
Ruba pero ogni via, ma il suo sorriso
pare che dica: non ho fatto niente.
Non per bugia, ché non è bugia
la limpida espressione in un bel viso
de quello che nel mondo è detto il male
la limpida espressione naturale.

miércoles, octubre 20, 2021

Sandro Penna / Dos poemas



Las puertas del mundo no saben
que afuera la lluvia las busca.
Las busca. Las busca, paciente
se pierde, vuelve. La luz
no sabe de la lluvia. La lluvia
no sabe de la luz. Las puertas,
las puertas del mundo están cerradas:
cerradas a la lluvia,
cerradas a la luz.

*

Estaba solo y sentado. Mi historia
apoyaba una iglesia sin nombre.
Alguna figura entró sin ruido,
sin sombra bajo el cielo del mediodía.

Desnudas campanas que tu historia
no cuenten jamás con precisión.
En mí se construyó todo el mediodía
dentro de una historia sin nombre.

Sandro Penna (Perugia, Italia, 1906-Roma, 1977), "Poesie inedite" (1938-1975), Poesie, Garzanti, Milán, 2010
Versiones de Jorge Aulicino


Foto: Sandro Penna, c.1970 Vittoriano Rastelli/Corbis/Getty Images

Le porte del mondo non sanno
che fuori la pioggia le cerca.
Le cerca. Le cerca, paziente
si perde, ritorna. La luce
non sa della pioggia. La pioggia
non sa della luce. Le porte,
le porte del mondo son chiuse:
serrate alla pioggia,
serrate a la luce.

*

Era solo e seduto. La mia storia
appoggiavo a una chiesa senza nome.
Qualche figura entrò senza rumore,
senz'ombra sotto il cielo del meriggio.

Nude campane che la vostra storia
non raccontate mai con precisione.
In me si fabbricò tutto il meriggio
interno a una storia senza nome.

martes, octubre 19, 2021

James Wright / Finales de noviembre en el campo



Hoy camino solo por un terreno desnudo,
y el invierno ha llegado.
Cerca del poste de una valla dos ardillas
se ayudan para arrastrar una rama
hacia un escondite; debe de encontrarse en algún lugar
detrás de aquellos fresnos.
Todavía están vivas, han de proteger del frío
las bellotas. 
Frágiles zarpas saquean los abrevaderos entre los tallos de maíz cuando la luna
aparta la mirada.
La tierra es dura ahora,
las suelas de mis zapatos necesitan un arreglo.
No tengo nada para lo que pedir una bendición,
excepto estas palabras.
Ojalá fuesen
hierba.

James Wright (Martins Ferry, Estados Unidos, 1927-Nueva York, Estados Unidos, 1980), Shall We Gather at the River, Wesleyan University Press, Middletown, Connecticut, 1968
Versión de Jonio González


Foto: James Wright, 1976 Thomas Víctor/James Wright Facebook

LATE NOVEMBER IN A FIELD

Today I am walking alone in a bare place,
And winter is here.
Two squirrels near a fence post
Are helping each other drag a branch
Toward a hiding place; it must be somewhere
Behind those ash trees.
They are still alive, they ought to save acorns
Against the cold.
Frail paws rifle the throughs between cornstalks when the moon
Is looking away.
The earth is hard now,
The soles of my shoes need repairs.
I have nothing to ask a blessing for,
Except these words.
I wish they were
Grass.

lunes, octubre 18, 2021

Charles Tomlinson / Dos poemas



Cézanne en Aix

Y la montaña: cada día
Inmóvil como fruta. Y diferente
De ella también
-Por lo irreductible, pues
Ni es parte de lo delicioso
Y por tanto cuestionable
Ni (como al modelo) le distrae
Su propia pose y es, por tanto
Doblemente cuestionable: no
Posa. Es. Ignorante,
Inalterable, una cabeza de puente
De piedra hacia lo que es tangible
Pues no se sintió antes. Ahí,
En su peso curtido por la intemperie,
Su silencio silencia, una presencia
Que no se presenta a sí misma.


En Connecticut

Blancos, estos pueblos.
Blancas sus iglesias sin altares. La primera nieve
cae a través de un cielo blanco, grisáceo
y la blancura en las ramas
del abedul se hace más blanca
contra el gris. Blanca
la línea de columnas (cada una
de ellas es un solo árbol), las paredes
sin esculpir. "Esta parroquia fue creada
en 1741. En 1742,
la Asamblea General de Connecticut
se anexionó por decreto este territorio
que pasó a llamarse Judea".
El sol pasa, los olmos
lo invaden como sombras de encaje, luego
sale de nuevo. Blanco...
"Tenemos un buen cura. Es un cura
en la iglesia, y un hombre fuera" -pronunciado
sin sombra de duda, con la misma seguridad
que su invitación, cuando
inclinándose, asomándose
por la ventana mientras la limpiaba
había dicho: "Tenemos la puerta
siempre abierta".

Charles Tomlinson (Penkhull, Reino Unido, 1927-Gloucestershire, Reino Unido, 2015), Poemas, edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, a partir de Cuadernos Hispanoamericanos n° 545, noviembre de 1995
Traducción de Jordi Doce


Foto: Charles Tomlinson, mayo de 2003 Norman McBeath/National Portrait Gallery, Londres

domingo, octubre 17, 2021

Hans Magnus Enzensberger / Tres poemas




camera obscura

entre mis cuatro paredes transitorias 
de pino
cuatro por cinco por dos metros y medio
en mi cuarto minúsculo
estoy solo

con la manzana asada y con la obscuridad,
con la bombita de sesenta bujías
el ejército federal y el búho,
solo

con el pisa-papel de vidrio azul,
la cibernética, la muerte,
la roseta de estuco
solo

con diosmeampare
y la calle albufera de kaufbeuren
(provincia de schwaben)
solo con mi bazo

con mi compadre rabmüller
en la cámara de gas hace veinte años,
solo con teléfono encarnado
y tantas cosas que deseo anotar.

solo con pepe lucho y pancho
bouvard y pécuchet,
con todos mis bultos y canastos,
poncio y pilatos.

en mi cuarto infinito
cuatro por cinco por dos metros y medio
estoy solo con una galaxia
de imágenes

de imágenes de imágenes
de imágenes de imágenes de imágenes
enciclopédico y vacío
y indiscutible

solo con mi cerebro transitorio
donde vuelvo a encontrar la manzana asada,
la oscuridad, mi compadre rabmüller
y tantas cosas que quisiera olvidar.

1964


nenias* para el amor

en este sexo peludo
pintado en la pared de la vespasiana **
quién pudiera adivinar
las canciones las lágrimas
las tormentas del deseo
y las mil y una noches
a través de las cuales el género humano
como una fosforescencia del mar
se ha consumido
se ha conservado
y olvidado

de los que fueron concebidos
y los que no lo han sido
no hay más testimonio aquí
que este sexo peludo
inscrito en la pared calcinada
de la vespasiana

1964

*Composición fúnebre para instrumentos y voz en tiempos anteriores al Imperio en Roma. Suetonio hace de ella la primera mención. Horacio le dio el sentido de encantamiento. Como con todas las composiciones anteriores al método de anotación musical, no existe ningún ejemplo concreto de nenia. El poeta romántico alemán Friedrich von Schiller usó el término en uno de sus poemas, probablemente por su carácter evocativo (N. del Ad.)

** Las vespasianas o vespasianos fueron urinarios en la vía pública construidos en París a mediados del XIX. Se cree que el emperador Vespasiano los había inventado en Roma (N. del Ad.)


karl heinrich marx

abuelo gigante
con barbas de jehová
sobre daguerrotipos sepia
veo tu rostro
con un aura canosa
autoritario y belicoso
con tus papeles en la cómoda:
cuentas del carnicero
discursos de apertura
órdenes de arresto

tu cuerpo macizo
lo veo en los libros de detenciones
gran traidor
displaced person
con levita y pechera
tuberculoso insomne
la bilis saturada
por los cigarros fuertes
los pepinos salados
el láudano
los licores

veo tu casa
de la rue de'alliance
dean street  grafton terrace
burgués gigante
tirano doméstico
con pantuflas gastadas:
tizne y "mierda económica"
y casas de empeño "como siempre"
ataúdes de niño
y chismorreos

no hay metralleta
en tu mano de profeta:
yo la veo en el british museum
debajo de la lámpara verde
rompiendo tranquilamente
tu propia casa
con una paciencia terrible
fundador gigante
por el amor de otros hogares
en donde nunca despertaste

rabí gigante
te veo traicionado por los tuyos:
sólo tus enemigos
permanecieron lo que eran
veo tu rostro
en el último retrato
de abril del ochenta y dos:
una máscara de hierro:
la máscara de hierro de la libertad.

1964

Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, Alemania, 1929 - Munich, Alemania, 2022), Poesías para los que no leen poesías, Barral Editores, Barcelona, 1972
Traducción de Heberto Padilla


Foto: Hans Magnus Enzensberger, Mantua, Italia, 2012 Leonardo Cendamo/Getty Images

sábado, octubre 16, 2021

Sebastián Salazar Bondy / Dos poemas




Mujer y perros 
                
                       A Augusto, que la conoció

Recuerdo en Lima una mujer, una cansada
sombra de pordiosera que juntaba
perro a perro como los frutos de su vientre.

Eran canes de paso, animales
manchados, negros, hoscos, melancólicos hijos
que la escuchaban en el suelo y lamían su mano
agradecidos de una llaga,
un harapo mejor, un simple hueso.

Una mujer que se sentaba en una plaza
y cosía el alba y el ocaso al calor
húmedo y triste de sus perros.
 
Los ojos del pródigo, Botella al Mar, Buenos Aires, 1951


El poeta conoce la poesía 

Permítanme decir que la poesía
es una habitación a oscuras, y permítanme también
que confiese que dentro de ella nos sentimos muy solos,
nos palpamos el cuerpo y lo herimos,
nos quitamos el sombrero y somos estatuas,
nos arrojamos contra las paredes y no las hallamos,
pisamos en agua infinita y aspiramos el olor de la sangre
como si la flor de la vida exhalara en esa soledad
toda su plenitud sin fracasos. 

Permítanme, al mismo tiempo, que pregunte
si un peruano, si un fugitivo de la memoria del hombre,
puede sentarse allí como un señor en su jardín,
tomar el té y dar los buenos días a la alegría.
Qué equivocados estamos, entonces, qué pálida
es la idea que tenemos de algo tan ardiente y doloroso.
Porque, para ser justos, es necesario que envolvamos nuestra ropa,
demos fuego a nuestras bibliotecas,
arrojemos al mar las máquinas felices que resuenan todo el día,
y vayamos al corazón de esa tumba
para sacar de ahí un polvo de siglos que está olvidado todavía.

No sé si esto será bueno, pero permítanme que diga
que de otro modo la poesía está resultando un poco tonta.
 
Confidencia en alta voz, Ediciones Vida y Palabra, Lima, 1960

Sebastián Salazar Bondy (Lima, 1924-1965)


Foto: GEC/El Comercio, Lima

viernes, octubre 15, 2021

James Joyce / El crepúsculo cambia del amatista



El crepúsculo cambia del amatista
al más y más oscuro azul
la lámpara llena los árboles de la avenida
con un pálido reflejo verde

El viejo piano toca un aire
reposado, lento y alegre;
ella inclina su cabeza
sobre las teclas amarillas.

Pensamientos tímidos y ojos graves y manos
que buscan enumerar -
el crepúsculo cambia a un azul profundo
con luces de amatista.

James Joyce (Dublín, 1882-Zurich, Suiza, 1941)

Shamrock
Poetas de Irlanda,
Selección y traducción
de Marina Kohon
Espacio Hudson,
Rada Tilly, 2021










The twilight turns from amethyst

The twilight turns from amethyst
To deep and deeper blue,
The lamp fills with a pale green glow
The trees of the avenue.

The old piano plays an air,
Sedate and slow and gay;
She bends upon the yellow keys,
Her head inclines this way.

Shy thought and grave wide eyes and hands
That wander as they list—
The twilight turns to darker blue
With lights of amethyst.

[1907]

jueves, octubre 14, 2021

Charles Baudelaire / Una carroña



Alma mía, recuerde aquello que miramos
Esa bella mañana de tan suave verano:
A vuelta de un sendero una carroña infame
Sobre un lecho sembrado de guijarros,

Las patas levantadas, como de hembra lasciva
Ardiente y exudando sus venenos,
Despreocupada y cínica ella abría
Su vientre de exhalaciones pleno.

El sol daba de lleno sobre esa podredumbre,
Como para cocerla a punto,
Y devolver cien veces a la naturaleza
Lo que ésta puso junto;

Y el cielo miraba la carcasa soberbia
abierta como se abre una flor.
La fetidez era tan fuerte, que en la hierba
Creyó usted desvanecerse a causa del hedor.

Las moscas susurraban sobre ese vientre pútrido,
Del que salían las larvas en negros batallones 
Que como un líquido espeso fluía a borbotones
A lo largo de esos harapos palpitantes.

Aquello descendía, subía como ola
O brotaba brillante
Se diría que el cuerpo, por vago aliento hinchado,
vivía propagándose.

Y ese mundo ofrecía una canción extraña,
Como el agua que corre y como viento, el grano
que el que criba con movimiento rítmico
Agita y luego vuelca en su furgón.

Las formas se borraban y sólo eran un sueño,
Un lento esbozo que aparece
En la tela olvidada, que el artista acaba
Sólo por el recuerdo.

Detrás del pedregal, había una perra inquieta
Que con los ojos torvos nos miraba
Espiando el momento de volver al esqueleto
Para buscar el pedazo que había soltado allí. 

—Usted será, con todo, como aquella basura,
Como esa horrible infección,
Estrella de mis ojos, de mi naturaleza sol,
¡Usted, mi ángel, mi pasión!

¡Sí! Así será, oh reina de las gracias,
Cuando reciba los últimos sacramentos
Cuando, debajo de la hierba y de las flores carnosas,
A pudrirse vaya entre las osamentas.

Entonces, ¡mi belleza!, ¡dígales a los gusanos
Que la comerán a besos,
Que conservé la forma y la divina esencia
De mis amores descompuestos!

Charles Baudelaire (París, 1821-1867), "Les Fleurs du Mal", XXIX, París 1857, en Œuvres complètes, edición de Claude Pichois, 2 tomos, Paris, Gallimard, Bibliotheque de la Pléiade, 1975-1976
Traducción de Jorge Fondebrider 


Foto: Charles Baudelaire, c. 1856 adoc-photos/Corbis/Getty Images
Ilustración: Caricatura relativa a este poema en el Panteón Nadar, Biblioteca Nacional de Francia Getty Images


Une Charogne
Rappelez-vous l’objet que nous vîmes, mon âme,/ Ce beau matin d’été si doux:/ Au détour d’un sentier une charogne infâme/ Sur un lit semé de cailloux,// Les jambes en l’air, comme une femme lubrique,/ Brûlante et suant les poisons,/ Ouvrait d’une façon nonchalante et cynique/ Son ventre plein d’exhalaisons.// Le soleil rayonnait sur cette pourriture,/ Comme afin de la cuire à point,/ Et de rendre au centuple à la grande Nature/ Tout ce qu’ensemble elle avait joint;// Et le ciel regardait la carcasse superbe/ Comme une fleur s’épanouir./ La puanteur était si forte, que sur l’herbe/ Vous crûtes vous évanouir.// Les mouches bourdonnaient sur ce ventre putride,/ D’où sortaient de noirs bataillons/ De larves, qui coulaient comme un épais liquide/ Le long de ces vivants haillons.// Tout cela descendait, montait comme une vague/ Ou s’élançait en pétillant/ On eût dit que le corps, enflé d’un souffle vague,/ Vivait en se multipliant.// Et ce monde rendait une étrange musique,/ Comme l’eau courante et le vent,/ Ou le grain qu’un vanneur d’un mouvement rythmique/ Agite et tourne dans son van.// Les formes s’effaçaient et n’étaient plus qu’un rêve,/ Une ébauche lente à venir/ Sur la toile oubliée, et que l’artiste achève/ Seulement par le souvenir.// Derrière les rochers une chienne inquiète/ Nous regardait d’un oeil fâché,/ Epiant le moment de reprendre au squelette/ Le morceau qu’elle avait lâché.// —Et pourtant vous serez semblable à cette ordure,/ A cette horrible infection,/ Etoile de mes yeux, soleil de ma nature,/ Vous, mon ange et ma passion!// Oui! telle vous serez, ô la reine des grâces,/ Apres les derniers sacrements,/ Quand vous irez, sous l’herbe et les floraisons grasses,/ Moisir parmi les ossements.// Alors, ô ma beauté! dites à la vermine/ Qui vous mangera de baisers,/ Que j’ai gardé la forme et l’essence divine/ De mes amours décomposés!