II
Yashin está parado en el borde del área grande:
piensa en su padre
Moscú, 1942. El pequeño Lev Ivánovich corre de un lado a otro dentro de un gigantesco
galpón de herramientas mientras allá afuera la 2da Guerra Mundial se lleva todo por
delante. Parado al borde del área grande Yashin sueña con hielo, con una pista de hielo
La belleza es puro artificio: Yashin sabe que el costo civil del desarrollo de la industria
pesada soviética no se justifica. A lo lejos una línea que cruza horizontal,
una línea que cruza horizontal y desaparece
Piensa en esta imagen: su admirado Nikolai Trusevich barriendo el piso de la panadería
estatal Nro. 3 de Kiev en plena ocupación nazi. Nikolai Trusevich, 1 metro 85, arquero
ucraniano desempleado manipulando material orgánico con las mismas manos capaces de
controlar con destreza un misil de cuero cocido a mano. La caprichosa soviética, dura como
un cosaco, pesada como una bomba
Yashin está parado en el borde del área grande
y tiene una leve sensación de euforia,
de sustancia liberada
Honor a los héroes: Ivan Kuzmenko, Pavel Komarov,
Alexei Klimenko, Georgy Timofeyev…
Rescata la memoria popular
la patada en la cabeza a Nikolai dentro del área y el desmayo,
el tiro libre de Kuzmenko y la tribuna
viniéndose abajo
Piensa en esta imagen: Nikolai Trusevich
escuchando el cargador de un arma alemana detrás de su cabeza
y segundos después
cayendo por su propio peso
Yashin está en el borde del área grande
y pierde contacto con la realidad inmediata.
Piensa en su padre, el hielo,
la revolución eterna
IV
La espesura del humo se recorta sobre un fondo vacío
y hay un disparo, una mano que tiembla, olor a pólvora.
Yashin fuma un habano en el vestuario del Dínamo de Moscú
mientras afuera la República escupe sangre,
pura vibración orgánica
A pocos metros del estadio,
su amigo de la infancia, Aleksei Ivanov,
balbucea sonidos inentendibles
completamente borracho
frente a un televisor de fabricación nacional
La república se desangra, literalmente: en los surcos,
en los espacios vacíos. Sangre todavía caliente
brotando de un origen roto, de un dolor
Lev Ivánovich está solo, sentado en una banqueta de hierro
en un vestuario vacío y helado y lleno de humo
porque es el arquero más grande del universo
y nadie puede hacer nada al respecto
Afuera se oye una descarga, el vacío
abalanzándose sobre la nada.
Aleksei Ivanov tiene una botella de vodka barato en la mano
y es como si el Muro se hubiese caído veinticinco años antes
Bocanada de humo espeso. La repetición de una frase,
una arenga mental. Ni siquiera una idea política
puede igualar a Yashin con el resto de los mortales
Está convencido de algo:
si uno busca bien en lo profundo,
en la función inmediata de la médula,
hay un poco de blues
ahí
XIII
Cada vez que hace una panorámica de su entorno
Yashin intenta que su campo visual muestre una parcela de realidad
acorde a sus necesidades
Los movimientos en bloque de la defensa, por ejemplo,
o el retroceso de la línea central en el medio campo;
todo eso queda adherido en la percepción del ojo
que custodia los espacios mínimos
y le otorga a la práctica futbolística pura conciencia de clase
Líneas imaginarias que perfilan un cuadrado, un rectángulo;
los elementos contenidos en cada escena y sus tonos,
la definición modular
22 minutos del segundo tiempo; córner desde la izquierda para Colombia.
Marcos Coll va a disparar a baja altura, casi con displicencia,
y la pelota (luego de que Leonid Ovstrosky la deje pasar
confiando en su arquero) va a ingresar sin ninguna oposición
junto al primer palo
Estamos en el Estadio Carlos Dittborn, de Arica,
el 3 de Junio de 1962. El mediocampista colombiano
acaba de marcar el primer y único gol olímpico
en la historia de los Mundiales
Mientras Valeri Voronin se dispone a mover de la mitad de la cancha
Yashin acomoda su gorra y piensa fundamentalmente en tres cosas:
- La idea de país
- Las prostitutas de la calle Tvérskaia
- Esa rara costumbre de embalsamar líderes
Sebastián González (General Roca, Argentina, 1978)
Espacio Hudson,
Rada Tilly, Argentina,
2019
El poema-libro refiere a Lev Yashin (Moscú, 1929-1990), arquero del Dínamo de Moscú, llamado la Araña Negra y uno de los mejores, si no el mejor, en su puesto en la historia del fútbol (N. del Ad.)