sábado, octubre 05, 2024

León de Greiff / Dos poemas




Tergiversaciones

I

Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar -en verso de contorno difuso-
mi viaje byroniano por las vegas de Zipa...,

tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja fingirse paraísos... al uso
de alucinado Pöe que el alcohol destripa!,

de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén,
y en fin... hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
tánta industria novísima! tánto almacén enorme!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos...

(1916)

(Tergiversaciones, 1925) 



Balada del tiempo perdido

I

El tiempo he perdido
y he perdido el viaje...

Ni sé adónde he ido...
Mas sí vi un paisaje
sólo en ocres:
desteñido...

Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas
de turbio pelaje,
de negras plumas.
Y luces mediocres. Y luces mediocres.
Vi también erectos
pinos: señalaban un dombo confuso,
ominoso, abstruso,
y un horizonte gris de lindes circunspectos.
Vi aves
graves,
aves graves de lóbregas plumas
—antipáticas al hombre—,
silencios escuché, mudos, sin nombre,
que ambulaban ebrios por entre las brumas...
Lodo, barro, nieblas; brumas nieblas, brumas.

Ni sé adónde he ido,
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido...

II

El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido...
Mas supe de un crepúsculo de fuego
crepitador: voluminosos gualdas
y calcinados lilas!
(otrora muelles como las tranquilas
disueltas esmeraldas).
Sentí, lascivo, aromas capitosos!
¡Bullentes crisopacios
brillaban lujuriosos
por sobre las bucólicas praderas!
Rojos vi y rubios, trémulos trigales
al beso de los vientos cariciosos!
Sangrantes de amapolas vi verde-azules eras!

Vi arbolados faunales:
Versallescos palacios
fabulosos
para lances y juegos estivales!
Todo acorde con pitos y flautas,
cornamusas, fagotes pastoriles,
y el lánguido piano
chopiniano,
y voces incautas
y mezzo-viriles
de mezzo-soprano.

Ni sé adónde he ido...
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido...

III

Y el tiempo he perdido
y he perdido el viaje...Ni sé adónde he ido...
Por ver el paisaje
en ocres,
desteñido,
y por ver el crepúsculo de fuego!

Pudiendo haber mirado el escondido
jardín que hay en mis ámbitos mediocres!
o mirando sin ver: taimado juego,
buido ardid, sutil estratagema, del Sordo, el Frío, el Ciego.

(1923)

(Libro de signos, 1930)

León de Greiff  (Medellín, Colombia, 1895 - Bogotá, 1976), Material de Lectura n° 84, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2010

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Foto: Otraparte

viernes, octubre 04, 2024

Jorge Teillier / De "Para un pueblo fantasma", 3



Un taxi más

           A los amigos dominicales de "La Fama"

Un taxi más. Vanidad de vanidades.
Un taxi más. Belvederes de espuma.
Sangre de narices y no hay gin fizz mañana,
El cielo se persigna. Palais Royal galopa.

Un taxi más. My love is far away.
El "Audax" ha cerrado. Ha perdido el Green Cross.
Un taxi más. No hay vagos en los parques
porque al sueño lo invaden las hierbas venenosas.

Un taxi más. Jolson sings again.
Gabin será mañana marítima ceniza.
Las dos de la tarde son triángulo de las Bermudas
pero es bueno pedir penúltimos pipeños.

Un taxi más. Antes de que en las comisarías
te sorprendan los rosados dedos de la aurora.
No has sido ni serás el joven de la película.
Plaza Egaña here I am, sin un techo amarillo.

                                  28 de diciembre de 1976

Bienes

                    Todo lo que he perdido 
                    volverá con las aves.
                                  Jorge Guillén

Un libro de Edgar Poe, un pasaje de tren,
un remolino, un llavero sin llaves, una manta
          araucana, un calendario, un jarro, un
          payaso de trapo,
un mapa de Cautín, el retrato de un gato,
          una maleta vieja, una peineta, una camisa
          negra,
un programa del Hípico, un poema inconcluso, una
          ficha de teléfono, un disco de Zarah
          Leander,
un puñado de cartas, la torre del Tarot, un alfil
          blanco, un revólver sin nuez, una manzana.

Jorge Teillier (Lautaro, Chile, 1935 - Viña del Mar, Chile, 1996), Para un pueblo fantasma, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso/Concejo Nacional del Libro y la Lectura, Valparaíso, 2004

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jueves, octubre 03, 2024

Juan José Hernández López / Tres poemas


Solo de jazz para un Apocalipsis

             La luz de la luna y los aparcamientos desolados.
                                                               Charles Simic

Suena el saxo de Lou Donalson en un club de New Jersey
esculpiendo el humo que lo separa del público,
como un picapedrero del llanto.
Afuera, el único aparcacoches blanco
a este lado del Delaware
soporta una nevada vengativa
y recoge las notas que huyen escondidas
en cada oído insomne que abandona el local,
no sea que las más agudas rayen
el barniz de algún impoluto Cadillac.
La luna, con su sordo haz blanquecino,
barre los aparcamientos desolados
como si fueran el patio de una cárcel
en la condena del último invierno.


Niño con pala en la playa

Alfonso ha construido una torre
de arquitectura vagamente perfecta,
tan solo hundiendo una pequeña pala azul
empujada por el ansia de sus manos diminutas.
Al Capone también fue niño.
Bajo sus castillos de arena,
a medio metro de profundidad,
ya se descomponían los cadáveres.

Un taxidermista entre jirafas, 2021


Salpicadura

En otro intento de escribir un poema sucio,
uno que me permita entrar en el circuito de poetas
que le comen la polla a Bukowski
y, sin embargo, luego echan sacarina al café
y no deben ni una cuota de hipoteca,
me he vuelto a escupir en la barba.

Como el que monta una ferretería en el centro del Sáhara, 2021

Juan José Hernández López (Reading, Inglaterra, 1970, vive en Gran Canaria, España), Trasdemar, septiembre 15, 2021

Más poemas de Juan José Hernández López en El Humo, Octavo Boulevard, Palabra y Verso
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miércoles, octubre 02, 2024

Antonio Cisneros / De "Como higuera en un campo de golf", 2



La casa de Punta Negra
(Ese imperio)

Primero
se marcaron las fronteras
con estacas y cal,
y las antiguas tribus
que habitan los campos
–culebras, lagartijas–
fueron muertas
sobre la tierra plana:
sólo manchas de sal
y restos de gaviotas
como toda heredad,
y en los últimos días
del verano
llegaron los camiones
con ladrillos
y arena de agua dulce:
así vi edificarse
ante mis ojos
Tebas,
Jerusalem,
Nínive,
Roma,
Atenas,
Babilonia,
y apenas la casa
fue techada
hubimos grande fiesta:
el maestro albañil
hizo una cruz de palo
y amarré
geranios,
mimosas,
lluvia-de-oro,
hubimos también
panes con carne asada
y yerbas
y cebollas
–un bosque de botellas
de cerveza–
y el mar era una loma
de algas muertas
mezcladas con la niebla:
los pelícanos viejos
celebraron mi canto
antes de alimentar
a las arañas,
a los cangrejos peludos
de las rocas.
La casa fue clavada
con la cara al Oeste,
a más de 80 metros
de las aguas
en arenas seguras
–y ese sol–
tras los muros del Este
los camiones
y los autos veloces
ardían en la brea
como torres de paja,
y al fondo
inacabables
las colinas de arcilla,
el aire rojo,
los perros salvajes,
y fue todo,
y ese mar
ya no puede lavarnos
otra vez
–aunque brillé
en los siete veranos–
(y yo fui
dorado,
alegre,
veloz)
y busco algunas veces
esas piedras
chatas
y redondas
para tirar al agua
–revuelta a 87
millas-sur
de esta vieja caverna
edificada
en la isla del viento
donde llevan
los hombres
a sus muertos
colgados
de la espalda
y brilla
este mal sol
más frío
que un cangrejo
entre la boca:
el parque de St. James
sembrado de muchachos
y muchachas
que se enredan
como blandas culebras
bajo el aire
(y fue un desenredarme
y enredarme
sobre todos los campos
de la sal
y la arena mojada,
antes de la caída
de ese Imperio).


En el 62 las aves marinas hambrientas llegaron hasta el centro de Lima

Toda la noche han viajado los pájaros desde la costa -he aquí la migración 
     de primavera:
las tribus y sus carros de combate sobre el pasto, los templos,
    los techos de los autos.
Nadie los vio llegar a las murallas, nadie a las puertas
-ciudadanos de sueño más pesado que jóvenes esposos-
y ninguno asomó a la ventana, y aquellos que asomaron
sólo vieron un cielo azul-marino sin grieta o hendidura entre su lomo
-antes fue que el lechero o el borracho final- y sin embargo
el aire era una torre de picos y pellejos enredados,
como cuando dormí cerca del mar en la Semana Santa
y el aire entre mi lecho y esas aguas fue un viejo gallinazo de
   las rocas holgándose en algún patillo muerto
-y las gaviotas-hembra mordisqueando a las gaviotas-macho y
   un cormorán peludo rompiéndose en los muros de la casa.

Toda la noche viajaron desde el Sur.
Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado
   mientras sueña
con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos por
   los pájaros.


Poeta inédito en el baño del bar Palermo

Escribió tres o cuatro sonetos contra la Virgen
y uno a favor.
Y todo fue arrastado por las aguas.

Antonio Cisneros (Lima, 1942-2012), Como higuera en un campo de golf [1972], Kriller71 Ediciones, Barcelona, 2012

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martes, octubre 01, 2024

Ezra Pound / Paracelsus in excelsis



 
"No siendo ya humano, ¿para qué simular humanidad
o usar el frágil atavío? 
Hombres y hombres he conocido, pero nadie jamás
que se haya vuelto una esencia tan libre 
o sólo un elemento, como yo. 
La niebla sale del espejo y miro. 
¡Helo aquí! Abajo se extiende el mundo de las formas;
debajo de nuestra paz se ve la agitación. 
Y nosotros, que abandonamos la forma, ascendimos.
Fluidos intangibles que antes fueron hombres 
parecemos estatuas, y un río desbordado 
corre enloquecido a nuestros pies. 
Solo en nosotros el elemento de calma."

Canzoni, 1911

Ezra Pound (Hailey, Estados Unidos, 1885 - Venecia, Italia, 1972), Argentarium. Antología de los poemas cortos de Ezra Loomis Pound, traducidos por autores argentinos, Edciones en Danza, Buenos Aires, 2009 
Versión de Gerardo Gambolini



Paracelsus in excelsis

"Being no longer human, why should I
Pretend humanity or don the frail attire?
Men have I known and men, but never one
Was grown so free an essence, or become
So simply element as what I am.
The mist goes from the mirror and I see.
Behold! the world of forms is swept beneath-
Turmoil grown visible beneath our peace,
And we that are grown formless, rise above-
Fluids intangible that have been men,
We seem as statues round whose high-risen base
Some overflowing river is run mad,
In us alone the element of calm."
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Foto: Ezra Pound, Rutherford, Nueva Jersey, 30 de junio de 1958  Richard Avedon / Richard Avedon Foundation

Nota del Ad.: Avedon tomó una serie de fotografías durante la visita del Pound a William Carlos Williams, en Rutherford, no bien salido del hospicio psiquiátrico de St. Elizabeth, donde estuvo confinado 13 años para recuperarse de una supuesta enfermedad mental. Su internación fue decidida por un jurado que no quiso sentenciarlo a la pena de muerte, bajo el cargo de "traición a la patria", a causa de sus tramisiones desde Radio Roma durante la Segunda Guerra Mundial.