Las cenizas de Gramsci
I
No es de mayo este impuro aire
que el oscuro jardín extranjero *
hace todavía más oscuro, o encandila
con ciegas aperturas... este cielo
de babas sobre los áticos amarillos
que en semicírculos vastos velan
las curvas del Tíber, los montes
turquesa del Lazio... Expande una mortal
paz, desamorada como nuestros destinos,
entre las viejas murallas el otoñal
mayo. En él está la grisura del mundo,
el fin del decenio en el que nos parece
entre los escombros terminado el profundo
e ingenuo esfuerzo de rehacer la vida;
el silencio, anegado e infecundo...
Tú, joven en aquel mayo en el que el error
era todavía vida, aquel mayo italiano
que a la vida añadía al menos ardor,
atolondrado al menos e impuramente sano
entre nuestros padres -no padre sino humilde
hermano- ya con tu flaca mano
delineabas el ideal que ilumina
(pero no para nosotros: tú muerto y nosotros
muertos igualmente contigo en el húmedo
jardín) este silencio. No puedes,
¿lo ves?, más que reposar en este sitio
extraño, todavía, confinado. Hastío
patricio te rodea. Y, descolorido,
sólo te llega algún golpe de yunque
de los talleres de Testaccio, amodorrado
en el atardecer: entre míseros tinglados,
desnudos montones de lata, chatarra, donde
cantando vicioso un aprendiz ya cierra
su jornada mientras alrededor aclara.
Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975), "Le ceneri di Gramsci" , 1957, Tutte le poesie, Mondadori, 2003
Versión de J. Aulicino
I
No es de mayo este impuro aire
que el oscuro jardín extranjero *
hace todavía más oscuro, o encandila
con ciegas aperturas... este cielo
de babas sobre los áticos amarillos
que en semicírculos vastos velan
las curvas del Tíber, los montes
turquesa del Lazio... Expande una mortal
paz, desamorada como nuestros destinos,
entre las viejas murallas el otoñal
mayo. En él está la grisura del mundo,
el fin del decenio en el que nos parece
entre los escombros terminado el profundo
e ingenuo esfuerzo de rehacer la vida;
el silencio, anegado e infecundo...
Tú, joven en aquel mayo en el que el error
era todavía vida, aquel mayo italiano
que a la vida añadía al menos ardor,
atolondrado al menos e impuramente sano
entre nuestros padres -no padre sino humilde
hermano- ya con tu flaca mano
delineabas el ideal que ilumina
(pero no para nosotros: tú muerto y nosotros
muertos igualmente contigo en el húmedo
jardín) este silencio. No puedes,
¿lo ves?, más que reposar en este sitio
extraño, todavía, confinado. Hastío
patricio te rodea. Y, descolorido,
sólo te llega algún golpe de yunque
de los talleres de Testaccio, amodorrado
en el atardecer: entre míseros tinglados,
desnudos montones de lata, chatarra, donde
cantando vicioso un aprendiz ya cierra
su jornada mientras alrededor aclara.
Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975), "Le ceneri di Gramsci" , 1957, Tutte le poesie, Mondadori, 2003
Versión de J. Aulicino
* El cementerio protestante de la Porta di San Paolo. "Extranjero", en tanto no católico, administrado por un comité de embajadas de países con fuerte presencia "acattolica". Yacen allí Shelley y Keats.
Le ceneri di Gramsci
I
Non è di maggio questa impura aria / che il buio giardino straniero / fa ancora più buio, o l'abbaglia // con cieche schiarite... questo cielo / di bave sopra gli attici giallini / che in semicerchi immensi fanno velo / / alle curve del Tevere, ai turchini / monti del Lazio... Spande una mortale / pace, disamorata come i nostri destini, // tra le vecchie muraglie l'autunnale / maggio. In esso c'è il grigiore del mondo, / la fine del decennio in cui ci appare // tra le macerie finito il profondo / e ingenuo sforzo di rifare la vita; / il silenzio, fradicio e infecondo... // Tu giovane, in quel maggio in cui l'errore / era ancora vita, in quel maggio italiano / che alla vita aggiungeva almeno ardore, / / quanto meno sventato e impuramente sano / dei nostri padri - non padre, ma umile / fratello - già con la tua magra mano // delineavi l'ideale che illumina / (ma non per noi: tu morto, e noi / morti ugualmente, con te, nell'umido // giardino) questo silenzio. Non puoi, / lo vedi?, che riposare in questo sito / estraneo, ancora confinato. Noia // patrizia ti è intorno. E, sbiadito,/ solo ti giunge qualche colpo d'incudine / dalle officine di Testaccio, sopito // nel vespro: tra misere tettoie, nudi / mucchi di latta, ferrivecchi, dove / cantando vizioso un garzone già chiude // la sua giornata, mentre intorno spiove.
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