(versos 168 a 203)
The child is father of the man;
And I could wish my days to be
Bound each to each by natural piety.
(Wordsworth, "My Heart Leaps Up")
(…)
¡Entonces canten pájaros, canten, canten un canto
alegre y salten corderos como al son de un tambor!
¡Nosotros en pensamiento vamos con el rebaño;
tocando la flauta y jugando vamos
con quienes sienten en su corazón
alegría en este día de mayo!
Que aunque el resplandor que una vez brilló
para siempre haya desaparecido;
aunque nada restituya la hora
de resplandor en la hierba*,
de gloria en las flores,
no me lamentaré, más bien
hallaré fuerza en lo que resta:
en la primordial simpatía,
la que habiendo existido deberá existir siempre;
los reconfortantes pensamientos que apaciguan
el sufrimiento humano;
en la fe cuya mirada atraviesa la muerte;
en los años que traen reflexión a la mente.
¡Y ustedes, fuentes, prados, colinas y arboledas,
no dejaron que los amores se separaran!
En lo hondo del corazón yo aún siento su fuerza:
solo tengo el éxtasis de vivir bajo este
habitual influjo.
Amo aún los arroyos en sus cauces inquietos,
más que cuando viajaba ligero como ellos;
la luz inocente del día recién nacido
es dulce también;
las nubes que se reúnen junto al sol poniente
y reflejan el sobrio colorido de un ojo
que vigila constante nuestra mortalidad.
Otra carrera acabó, tenemos nuevas palmas.
Gracias al corazón humano que nos da vida,
gracias a su ternura, su alegría y sus miedos,
la flor más vulgar al abrirse puede ofecerme
pensamientos a menudo demasiado profundos para el llanto.
Versión de J. Aulicino.
* Splendor in the grass, Elia Kazán, 1961.
Ode: Intimations of Immortality from Recollections of Early Childhood
Then sing, ye Birds, sing, sing a joyous song! / And let the young Lambs bound / As to the tabor's sound!/ We in thought will join your throng,/Ye that pipe and ye that play,/ Ye that through your hearts to-day/ Feel the gladness of the May!/ What though the radiance which was once so bright/ Be now for ever taken from my sight,/ Though nothing can bring back the hour/Of splendour in the grass, of glory in the flower;/ We will grieve not, rather find/ Strength in what remains behind;/ In the primal sympathy/ Which having been must ever be;/ In the soothing thoughts that spring/ Out of human suffering;/ In the faith that looks through death,/ In years that bring the philosophic mind./ And O, ye Fountains, Meadows, Hills, and Groves,/ Forebode not any severing of our loves!/ Yet in my heart of hearts I feel your might;/only have relinquished one delight/ To live beneath your more habitual sway./love the Brooks which down their channels fret,/ Even more than when I tripped lightly as they;/ The innocent brightness of a new-born Day/ Is lovely yet;/ The Clouds that gather round the setting sun/ Do take a sober colouring from an eye/ That hath kept watch o'er man's mortality;/ Another race hath been, and other palms are won./ Thanks to the human heart by which we live,/ Thanks to its tenderness, its joys, and fears,/ To me the meanest flower that blows can give/ Thoughts that do often lie too deep for tears.
Texto original: William Wordsworth, Poems in Two Volumes (1807). See The Manuscript of William Wordsworth's Poems, in Two Volumes (1807): A Facsimile (London: British Library, 1984).
Biblioteca de la Universidad de Toronto
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Ilustración: Wordsworth, a los 72 años, por Benjamin Robert Haydon (detalle). National Portrait Gallery, Londres
Todavía guardo una copia de este poema (son varias carillas) tipeada en una máquina de escribir que me hiciste hace mucho años
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