viernes, marzo 20, 2009
Gallos
Due corpi
A Juan Bautista Gatti, in memoriam
Dicen que en el Museo Nacional de Nápoles
hay gallos que riñen eternamente
desde pequeños mosaicos esmaltados
que recuerdan otras glorias.
Es una vieja disputa de las aves
que anidaban en Pompeya;
un fracaso de la cancillería que sesiona en los corrales.
En Lastenia
(Tucumán)
entre la ceniza despiadada de la malhoja que vuela
otros gallos deciden por sí mismos
algún retazo de poder,
ciertos honores.
Picos que horadan.
Bisturíes.
Espolones que rajan.
Tus gallos
(como aquellos sobrevivientes alados del Vesubio)
cuando el dinero de las apuestas de los hombres
ya no cuenta
libran otra batalla que también es eterna.
Rogelio Ramos Signes (San Juan, 1950), La casa de té, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2009
Foto: Ramos Signes, de un recorte inidentificado
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Qué poeta. Como Alfredo Veiravé, las referencias del mundo incluidas en los escenarios anónimos o casi sin renombre del interior(del país)
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