Hace mucho, mucho tiempo, cuando el bellísimo tazón de celadón
que era el cuenco favorito del mikado se rompió,
nadie en Japón tuvo la destreza ni el valor
de arreglarlo. De modo que los trozos fueron llevados de vuelta
a China con una súplica al emperador
para que lo reparasen. Cuando el tazón regresó,
se mantenía unido gracias a unas pesadas grapas de hierro.
La carta que lo acompañaba decía que no podían haberlo hecho
más perfecto. Lo que resultó ser cierto.
Linda Gregg (Suffern, Estados Unidos, 1942 – Nueva York, 2019), All of It Singing, Graywolf Press, Minneapolis, 2008
Traducción de Jonio González
Otra Iglesia Es Imposible - Graywolf Press - Poetry Foundation - The New Yorker - Poets - Emma Gunts - Ada Lírica - Círculo de Poesía - Café Verlaine - Zaidenwerg
The screts of poetry
Very long ago when the exquisite celadon bowl
that was the mikado’s favorite cup got broken,
no one in Japan had the skill and courage
to mend it. So the pieces were taken back
to China with a plea to the emperor
that it be repaired. When the bowl returned,
it was held together with heavy iron staples.
The letter with it said they could not make it
more perfect. Which turned out to be true.
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