sábado, mayo 20, 2023

Dino Campana / De "Cantos órficos", 6




Imágenes del viaje y la montaña

. . . . . . después de que en la sorda lucha nocturna
La segunda alma más poderosa consiguió romper 
                                                  [nuestras cadenas
Nos despertamos llorando y era el azul de la mañana:
Como sombras de héroes velejábamos:
Del alba sin sombras en los puros silencios
Del alba
En los puros pensamientos
Sin sombras
Del alba sin sombras:
Llorando: jurando nuestra fe al azul
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Parece que la mujer pálida está sentada aún joven
Sobre la última cuesta cerca de la casa antigua:
Delante de ella los valles se desanudan inciertos 
Hacia las soledades altas de los horizontes:
La gentil canosa escucha cantar al cuco.
Y el simple corazón experimentado por los años
A las melodías de la tierra
Escucha quieto: las notas
Llegan, continuas ambiguas como en un velo de seda.
De selvas oscuras el arroyo
Surge y en tórpidos remolinos el claustro de rocas
Lame y envuelve aéreo celeste…
Y más lento el cuco cuela dos notas veladas 
En el silencio azulado
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
El aire se ríe: la trompeta en el valle y los montes
Suena: la masa de los corredores
Se deshace: tiene vivo ímpetu: nuestros corazones
Palpitan: y gritan y atraviesan los puentes.
Y de las alturas a los infinitos albores
Atentos, bajan trepidantes por los montes,
Trémulos y vagos en las vivas fuentes,
Los ecos de nuestros dos sumisos corazones… 
Han atravesado en largo desfile:
En el aire no sé cuál canto de Bacco.
Suben: y detrás de ellos el monte se estremece:
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y se distingue su verde canto.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Andar, de las aguas a los remolinos, por la pendiente 
Valle, en el sordo murmurar rozado:
Seguir un ala cansada por la pendiente 
Valle que golpea y vuelve: desolado
Andar por valles, hasta que en azulosa 
Serenidad, de las ásperas rocas salió
Un Burgo gris y varios elevarse
Al alterno pensamiento que aparece y desaparece,
Sobre el árido sueño, ¡sereno!
O como si el arroyo que cae
Y descansa en el azul igual,
Si aquel a tus murallas se curva 
El alma a la nada en su andar fatal,
Si a tus murallas en paz cristalina 
Tender pudiera, en una paz igual,
Y el recuerdo reflejarse de una divina
Serenidad perdida ¡o tu inmortal
¡Alma! ¡o Tú!
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
La cosecha, pactada por el misterioso coro
Del viento, en largas vías olas tranquilas
Muda y gloriosa para mis pupilas
Disuelve el vientre de las luces de oro.
¡Oh Esperanza! ¡Oh Esperanza! a miles a miles
¡Resplandecen en el verano los frutos! un coro
Que es un encanto, es su murmullo, canoro
¡Que vive por miríadas de pavesas!...
---
He aquí la noche: y hela aquí para velarme 
Y luces y luces: y yo lejano y solo:
Quieta está la cosecha, hacia el infinito
(Quieto está el espíritu) van mudos carmes
En la noche: en la noche: quiero decir: Solo
Sombra que vuelve, que había muerto…

Dino Campana (Marradi, Italia, 1885 - Scandicci, Italia, 1932), Dino Campana Suramericano. Cantos órficos, Abisinia, Buenos Aires, 2022
Traducción de Antonio Nazzaro 















Foto: El joven Dino Campana Abisinia/Università di Macerata


IMMAGINI DEL VIAGGIO E DELLA MONTAGNA

. . . . . . poi che nella sorda lotta notturna
La più potente anima seconda ebbe frante le
                                               [nostre catene
Noi ci svegliammo piangendo ed era l’azzurro mattino:
Come ombre d’eroi veleggiavano:
De l’alba non ombre nei puri silenzii
De l’alba
Nei puri pensieri
Non ombre
De l’alba non ombre:
Piangendo: giurando noi fede all’azzurro
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pare la donna che siede pallida giovine ancora
Sopra dell’erta ultima presso la casa antica:
Avanti a lei incerte si snodano le valli
Verso le solitudini alte de gli orizzonti:
La gentile canuta il cuculo sente a cantare.
E il semplice cuore provato negli anni
A le melodie della terra
Ascolta quieto: le note
Giungon, continue ambigue come in un velo di seta.
Da selve oscure il torrente
Sorte ed in torpidi gorghi la chiostra di rocce
Lambe ed involge aereo cilestrino...
E il cuculo cola più lento due note velate
Nel silenzio azzurrino
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
L’aria ride: la tromba a valle i monti
Squilla: la massa degli scorridori
Si scioglie: ha vivi lanci: i nostri cuori
Balzano: e grida ed oltrevarca i ponti.
E dalle altezze agli infiniti albori
Vigili, calan trepidi pei monti,
Tremuli e vaghi nelle vive fonti,
Gli echi dei nostri due sommessi cuori...
Hanno varcato in lunga teoria:
Nell’aria non so qual bacchico canto.
Salgono: e dietro a loro il monte introna:
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
E si distingue il loro verde canto.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Andar, de l’acque ai gorghi, per la china
Valle, nel sordo mormorar sfiorato:
Seguire un’ala stanca per la china
Valle che batte e volge: desolato
Andar per valli, in fin che in azzurrina
Serenità, dall’aspre rocce dato
Un Borgo in grigio e vario torreggiare
All’alterno pensier pare e dispare,
Sovra l’arido sogno, serenato!
O se come il torrente che rovina
E si riposa nell’azzurro eguale,
Se tale a le tue mura la proclina
Anima al nulla nel suo andar fatale,
Se alle tue mura in pace cristallina
Tender potessi, in una pace uguale,
E il ricordo specchiar di una divina
Serenità perduta o tu immortale
Anima! o Tu!
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
La messe, intesa al misterioso coro
Del vento, in vie di lunghe onde tranquille
Muta e gloriosa per le mie pupille
Discioglie il grembo delle luci d’oro.
O Speranza! O Speranza! a mille a mille
Splendono nell’estate i frutti! un coro
Ch’è incantato, è al suo murmure, canoro
Che vive per miriadi di faville!...
---
Ecco la notte: ed ecco vigilarmi
E luci e luci: ed io lontano e solo:
Quieta è la messe, verso l’infinito
(Quieto è lo spirto) vanno muti carmi
A la notte: a la notte: intendo: Solo
Ombra che torna, ch’era dipartito...

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