lunes, junio 03, 2024

Gabriela Schuhmacher / De "Tres holandeses"




Escena

Llevo días de fiebre y decaimiento. El cuadro avanza.
Dulle Griet es reconocida como una mujer de Flandes
a punto de arder. ¿Está loca? Qué paradoja, pienso, soy
considerado un pintor de caseríos y ella se diluye como
una gota de aceite en el brasero del pueblo.


Trigales

Rembrandt, estoy en Auvers, frente a los trigales después 
de la lluvia. Acérquese a mis impresiones: tallos
verdes y azules, hojas como cintas, espigas amarillas
con reflejos en rosa pálido. Nada más que tallos, eso es
lo que veo: una divinidad que se despereza por efecto
de la luz y de la humedad. Cada etapa del ciclo de
desarrollo tiene atractivos y el tiempo es breve. De un
día para otro, nada se corresponde con lo que hoy le
cuento. Por eso soy muy riguroso, como la vida lo es
con una flor y con su semilla antes de que el viento la
tome.


Árboles

Tres árboles en medio de la llegada de una tormenta. En
un instante pudo plasmar el cambio de la luz, una
alteración en el cielo. Así es el alma que nos fue dada:
matices y violentos contrastes. La destreza del ánimo
curtió sus manos, usted sabe, solo son tres árboles.

Gabriela Schuhmacher (Sante Fe, Argentina, 1970)

Tres holandeses
,
Ediciones del Dock,
Buenos Aires, 2024












Más poemas de Gabriela Schuhmacher en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Gentileza de la autora

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