viernes, febrero 07, 2020

Margaret Atwood / La mujer hace las paces con su corazón defectuoso












No era tu ritmo contrahecho
lo que no te podía perdonar, ni esa cabeza roja
de buitre despellejado

sino todo lo que ocultaste:
cinco palabras y el anillo de oro
que perdí, y la taza azul tan linda
que dijiste que se había roto,
esa pila de caras, grises
y dobladas, que asegurabas
que los dos habíamos olvidado,
los otros corazones que te comiste,
y todo ese tiempo tirado que me ocultaste
diciendo que nunca pasó.

Eso, y que no te dejaras
atrapar,
hábil pájaro desplumado, oronda ave rapaz
con esa canción ronca y desinflada,
tus garras y ese ojo ávido
al acecho en lo alto, en el cielo encendido
del atardecer, bajo la tela de mi pecho izquierdo
para saltarle encima a los extraños.

¿Cuántas veces te lo dije?
El mundo civilizado es un zoológico,
no una jungla, quedate en tu jaula.
Y después los gritos
de sangre, la furia al arrojarte
contra mis costillas.

Por mi parte, contenta te habría
estrangulado con ambas manos,
te habría estrujado hasta cerrarte, con
tus aullidos de alegría y todo.
La vida es más tranquila sin corazón,
sin ese emblema haragán,
ese león pulguiento, urraca, águila
caníbal, escorpión lleno de trucos metálicos
de odio, esa magia vulgar,
ese órgano del tamaño y color
de una rata escaldada,
ese fénix chamuscado.

Pero me empujaste hasta acá,
viejo bobo, y estamos atados
el uno al otro como conspiradores, que es
lo que somos, e igual de desconfiados.
Los dos sabemos que, salvo imprevistos,
a la larga uno
traicionará al otro; cuando eso pase,
a mí me toca la urna, a vos un frasco.
Hasta entonces, esta es una frágil tregua
de honor entre criminales.

Margaret Atwood (Ottawa, Canadá, 1939), Two-Headed Poems, Houghton Mifflin Harcourt, Boston, 1978
Versión de Mariángel Mauri

Margaret Atwood - Otra Iglesia Es Imposible -La Nación - El Placard - Círculo de Poesía - Aires de Libertad - Nalgas y Libros - Idiomas Olvidados

Foto: Jean Malek/The Times


The Woman Makes Peace With Her Faulty Heart

It wasn’t your crippled rhythm
I could not forgive, or your dark red
skinless head of a vulture
ur dark red
skinless head of a vulture

but the things you hid:
five words and my lost
gold ring, and the fine blue cup
you said was broken,
that stack of faces, gray
and folded, you claimed
we’d both forgotten,
the other hearts you ate,
and all that discarded time you hid
from me, saying it never happened.

There was that, and the way
you would not be captured,
sly featherless bird, fat raptor
singing your raucous punctured song
with your talons and your greedy eye
lurking high in the molten sunset
sky behind my left cloth breast
to pounce on strangers.

How many times have I told you:
the civilized world is a zoo,
not a jungle, stay in your cage.
And then the shouts
of blood, the rage as you threw yourself
against my ribs.

As for me, I would have strangled you
gladly with both hands,
squeezed you closed, also
your yelps of joy.
Life goes more smoothly without a heart,
without that shiftless emblem,
that flyblown lion, magpie, cannibal
eagle, scorpion with its metallic tricks
of hate, that vulgar magic,
that organ the size and color
of a scalded rat,
that singed phoenix.

But you’ve shoved me this far,
old pump, and we’re hooked
together like conspirators, which
we are, and just as distrustful.
We know that, barring accidents,
one of us will finally
betray the other; when that happens,
it’s me for the urn, you for the jar.
Until then, it’s an uneasy truce,
and honor between criminals.

Clod & Pebble
https://clodandpebble.wordpress.com/2012/07/29/the-woman-makes-peace-with-her-faulty-heart-by-margaret-atwood/

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