Visto desde el suelo
Amanece y están en la montaña, respirar otro aire y están en la montaña, gozar es mejor que sufrir y están en la montaña, jugar es mejor que matar y están en la montaña, ex-civilistas, lastre abajo, atraviesan la ley, buscando algún tubo de escape.
El repartidor de biblias
El repartidor de biblias, Dios o su mensajero, va de casa en casa distribuyendo biblias. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Hoy que me llamo Pessoa, mi nostalgia es la botella cuyo contenido era leche a la puerta dejada. Exiliado de mí, si pudiera regresar a algún sitio, me gustaría regresar a mí mismo, lugar con arboledas. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Hoy que me llamo Pessoa, mi nostalgia es la botella cuyo contenido era leche a la puerta dejada. Exiliado de mí, si pudiera regresar a algún sitio, me gustaría regresar a mí mismo, lugar con arboledas. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Bombas de humo, para que tú en el invisible te conviertas. Algo por los asediados hay que hacer.
Juan Carlos Flores (La Habana, 1962), El contragolpe (y otros poemas horizontales), Letras Cubanas, La Habana, 2009
Amanece y están en la montaña, respirar otro aire y están en la montaña, gozar es mejor que sufrir y están en la montaña, jugar es mejor que matar y están en la montaña, ex-civilistas, lastre abajo, atraviesan la ley, buscando algún tubo de escape.
El repartidor de biblias
El repartidor de biblias, Dios o su mensajero, va de casa en casa distribuyendo biblias. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Hoy que me llamo Pessoa, mi nostalgia es la botella cuyo contenido era leche a la puerta dejada. Exiliado de mí, si pudiera regresar a algún sitio, me gustaría regresar a mí mismo, lugar con arboledas. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Hoy que me llamo Pessoa, mi nostalgia es la botella cuyo contenido era leche a la puerta dejada. Exiliado de mí, si pudiera regresar a algún sitio, me gustaría regresar a mí mismo, lugar con arboledas. Ni comida, ni ropa, ni enseres domésticos, ni paquete turístico, ni citación judicial. Bombas de humo, para que tú en el invisible te conviertas. Algo por los asediados hay que hacer.
Juan Carlos Flores (La Habana, 1962), El contragolpe (y otros poemas horizontales), Letras Cubanas, La Habana, 2009
Foto: Penúltimos Días
Un estudio de Julio Ortega aquí
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