El Lanis que amaste no está aquí, Marcos,
en la tumba donde vienes a llorar, tantas horas.
El Lanis que amaste lo tienes más cerca
cuando en tu casa te encierras mirando su retrato,
ese que algo conservó de lo que tú has amado.
Recuerda, Marcos, cuando trajiste del palacio
del procónsul a aquel pintor famoso de Cirene,
y él, con astucia de artista,
al ver a tu amigo quiso convencerlos
de que debía pintarlo como Jacinto
(de tal forma, más conocida sería su pintura).
Pero Lanis no prestaba su belleza;
con firmeza y contrariado dijo
no ser Jacinto, no ser ningún otro,
sino Lanis, hijo de Ramético, un alejandrino.
1917
Constantino Cavafis (Alejandría, 1863-1933), Recuerda cuerpo..., traducción de Nina Anghelidis, con la colaboración de Jorge García Sabal, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1998
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Ilustración: Retrato de un joven como San Sebastián, 1528, Bronzino (Agnolo di Cosimo di Mariano)
¿Por qué sentimos a Cavafis tan cerca a nuestros corazones y alientos? Quizá por que describe los sentimientos que han hecho polvo al desdichado...
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