martes, octubre 09, 2007

Dylan Thomas / No entres dócilmente...


N. del Ad.: Dos versiones de un poema legendario. Al nombre de pila de este poeta galés debemos el que finge ser apellido en el seudónimo de Robert Zimmerman. Y a la mítica leyenda sobre su muerte, el de una revista efímera de marcadísima presencia en la poesía argentina actual. La anécdota se cita en la contratapa del libro en el que se incluye la segunda versión aquí publicada: "A la hora y media regresa como un sonámbulo de las calles de Nueva York y dice las que serían sus últimas palabras conscientes: 'He tomado dieciocho whiskies seguidos, creo que es un buen record'". Detrás de estas dos versiones, además, hay una discusión más filosófica que técnica sobre la traducción de poesía. 

DO NOT GO GENTLE INTO THAT GOOD NIGHT

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

Dylan Thomas (Swansea, Gales 1914-Nueva York, Estados Unidos, 1953)


NO ENTRES DOCILMENTE EN LA NOCHE CALLADA

No entres dócilmente en la noche callada,
Que al morir la luz la vejez debería
Delirar y arder; odia el fin de la jornada.

Aunque el sabio ve en su ocaso la alborada,
Como a su verbo el rayo vigor no confía
No entra dócilmente en la noche callada.

Llora el hombre bueno tras la última oleada,
Por lo que pudo su obra danzar en la bahía,
Y odia, odia feroz el fin de la jornada.

Y el loco, que al sol cogió al vuelo en su “albada”,
Y advierte, aunque tarde, la ofensa que le hacía,
No entra dócilmente en la noche callada.

Y el grave, que al morir ve con ciega mirada
Que ojos ciegos ser pueden meteoros de alegría,
Odia, odia feroz el fin de la jornada.

Y tú, padre mío, de tu cima alejada,
Maldice o bendíceme con voz airada o pía.
No entres dócilmente en la noche callada.
Odia, odia feroz el fin de la jornada.

Trad. Esteban Pujals
Vía Nostalgias imperiales


NO ENTRES DOCILMENTE EN ESA NOCHE QUIETA

No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,
porque sus palabras no ensartaron relámpagos
no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera
y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino
no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los solemnes, cercanos a la muerte,
que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse
y arder como meteoros
rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo
maldice, bendice, que yo ahora imploro
con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Trad. Elizabeth Azcona Cranwell, Dylan Thomas, poemas completos. Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1974
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Foto: Dylan Thomas, Nueva York, 1950. Hulton Archive/Getty Images

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. La versión de Azcona Cranwell es mucho mejor.

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  2. jorge esta es el poema que leí el año pasado en el lecho de muerte de mi padre. leí la versión de azcona cranwell. en pocos momentos como ese uno puede entender lo que significa un poema. su magia y poder conjurador.

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  3. Jorge: La versión de EAC tiene un castellano más amable y una fidelidad mayor al texto: no pierde ni agrega palabras. Pienso que cada una de ellas (o el papel que juegan en el original) debe estar volcada de alguna manera en la traducción. Pujals pierde el "verde" de la "green bay" y usa "voz airada o pía" en el lugar donde figuran "orgullosas lágrimas" ("la vehemencia de tus lágrimas" dice EAC). Y sacrifica "la agonía de la luz" por "el fin de la jornada", traducción y cristilización del sentido. Y sin embargo, el "odia, odia feroz" tiene una contundencia que me gusta más que el "rabia, rabia", que es un imperativo extraño para nuestro idioma. Además, está el tema de la rima y el ritmo. Me parece que en el original inglés, el ritmo le agrega espesor, punch, al significado. Eso se nota en Pujals y tengo la impresión de que se diluye en la pulcritud de Azcona Cranwell. Dicho todo esto, si me dan a optar, me quedo pese a todo con la segunda versión.

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  4. Muchos hemos leído este poema a nuestro padre mentalmente, JG, y en muchos momentos nos lo hemos leído como imperativo categórico al pensar en la tiniebla
    Mauli: rabia en castellano se presta a un uso ambiguo, como imperativo y como sustantivo. Esa ambigüedad a mí me gusta, pues hay rabia y debe haber rabia. Es una orden y un hecho. En cuanto a odio, bueno, no se trata de odio, sino de rabia, un sentimiento distinto. Creo que también en inglés tiene el sentido que le damos en castellano.

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