miércoles, octubre 04, 2023

Santiago Llach / Fragmentos




Todo esto fue pensado
por un colectivo de cabezas objetivistas.
El anfiteatro contemporáneo,
el declive asfaltado hacia el río,
la grulla gimiendo
como una jugadora checoslovaca de tenis.
A la noche, la escena municipal
se convierte en poema.
En el corredor de la costa
reina la ficción, es decir las parejas.
Hace años me fui a la ciudad,
a refugiarme en los brazos de la cultura.
El miércoles o el jueves
vuelvo al casillero number one.
...

*

Desde el jardín se ve un monoblock.
En el piso alto, había uno
que siempre ponía ACDC a todo volumen
y salía al balcón.
Quince años después, todavía está ahí.
O quizás es el hijo, o un hermano.
Pero lo cierto es que desde acá, sesenta metros más abajo
se sigue escuchando Back in Black.

*

Brainwash: la paz del seno materno

(Poemas municipales, Eloísa Cartonera, 2009)


Una guerra sin infiltrados,
una guerra sin dilaciones, espías
ni diálogos, una guerra sin dilaciones,
una guerra sin objetores
de conciencia, una guerra
que no fuera el fruto de largos, largos
diálogos, decisiones del partido
que no tuvieran en sí
la carnadura fecunda del diálogo,
la experiencia silenciosa y la experiencia y la experiencia rica
y la imaginación burguesa y la experiencia concreta.
Y la dirección y la vanguardia y el abrazo
de las masas.
Como si hubiera una guerra sin ética,
como si no hubieras pedido el orden,
como si el orden burgués. Como si este
dolor, esta incertidumbre, esta voz sin médula
no hubieran sido pensadas, masticadas y documentadas
en cientos de escritos de la máquina, del
movimiento, de la juventud, del partido, del frente
de la tendencia y del partido, como si eso que soñamos,
como si esa voz que limpia, no también ardiera...
Como si ardiera todo lo que no fuera silencio...
Como si eso que ardía, como, como, como...
Como si eso que soñaron los otros,
como si eso que soñamos nosotros,
como esto, que contiene dolor,
como esto, que no contiene dolor,
como si no hubiera instancias, como si no
hubieran sido pensadas, como si no
hubiera habido instancias, ni discursos
ni guerra, ni orden, ni ley, ni sangre,
ni guerrilla, ni espías, ni infiltrados, ni delatores,
ni documentos, ni filtraciones, ni niveles,
ni uniformes, ni condecoraciones, ni muertos.

(Aramburu, Vox, 2008)

Santiago Llach (Buenos Aires, 1972)


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