Ha sonado mi nombre. Aprisa me levanto.
¿Quién ha dicho mi nombre? Esto está oscuro, muerto.
Abriré la ventana primero para que el polvo se incendie.
Adelante. ¿Cómo estás? Yo no hablo de mi vida,
el silencio habla de días corroídos,
mis papeles no saben callarse, agresivos y muchos.
Papeles. Este papel era para contestar tu carta.
No lo olvido. Pero este sitio es muy estrecho
y uno se duerme, amigo.
Uno a veces no tiene tiempo para vivir.
Trabajar. Trabajar. Aquí canta un abismo.
Siéntate. Voy a leer algo de Rilke.
Fayad Jamís (Ojocaliente, Zacatecas, México, 1930-La Habana, 1988), Los párpados y el polvo, Orígenes, La Habana, 1954
Envío de Jonio González
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Foto: Prensa Latina
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