Los evangelios tejen el nacimiento.
En polifonía de cuatro, uno suena donde otro calla
o repite desde una nota diversa.
El carpintero José confirma y supera en Mateo
la genealogía de reyes.
Después, el misterio de la precesión de la palabra:
todo sucedía para que se cumpliera lo dicho.
Por fin, el nacimiento, escueto,
y la maquinación de Herodes frente a la veloz realeza de Oriente.
A Marcos no se le reveló la infancia.
Comienza, en cambio, con la conmoción de un río:
el bautismo de Jesús adulto en el Jordán.
Lucas, por su parte, se demora en la familia:
sabemos que Juan llevaba seis meses de gestación
cuando el ángel del Señor visitó a María.
En la montaña, frente a Isabel, el solo de la Virgen:
diez versículos componen el Magnificat.
Después nace el Bautista.
Su padre, antes mudo, ahora profetiza.
Párrafos adelante, el nacimiento, otra vez sobrio,
y la adoración de los pastores,
cuyos nombres no conocemos.
Desde entonces, Juan sobrevuela los acontecimientos,
y curva el estilo hasta el enigma:
su nota grave sostiene los anteriores melismas.
Pero la escritura reserva los pormenores de esos días
en el corazón de María,
y fuera del tiempo, hacia una Navidad sin fin,
las canciones con nuestros nombres
ya se oyen desde los campos del tesoro
junto a las murallas de la Nueva Jerusalén.
Buenos Aires, Adviento de 2018
Felicitas Casillo (Bahía Blanca, Argentina, 1986), ...morisqueta
...o sea, la variante normal, hijo de hombre y mujermmcomo nonpuede ser de otro modo), no se le ocurre a nadie,y se impone la fábula.
ResponderBorrarEs que fue hijo de hombre... según la "fábula", Luciano Tanto
ResponderBorrarhijo de hombre no define la presunta paternidad de un dios, sino un lugar común de la biblia, de tradición judía, para definir lo humano. no es el caso. menos aún cuando intervienen palomas y gente con alas en calidad de mensajeros.
ResponderBorrar...pero ya es tarde.:)
Lamento mucho que en su calidad de ateo el poema no le guste, pero puede mirar otro blog, más materialista, quizá. Gracias por su opinión
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