"Puede ser el precio por tomar de más",
dijo el doctor arrodillado,
y pidió que removieran al hombre
cuando comprobó que estaba muerto.
Levantaron y trasladaron
el triste cuerpo inmóvil,
para llevarlo al pueblo más cercano
a la espera del forense.
Le cubrieron el rostro,
y los conductores de los autos detenidos
en la puerta del mercado
hablaban del accidente sin cesar.
"Tal vez haya bebido demasiado,
nada nos podría ayudar
a traerlo nuevamente a este mundo,
a despedirse de su amada."
"No hay calle alguna en Inglaterra
que un hombre ebrio pueda cruzar,
sin mirar hacia los costados
y también hacia adelante y hacia atrás."
Le descubrieron el rostro
y el forense lo examinó;
los autos detenidos en la puerta del mercado
ya habían retomado sus caminos.
Rudyard Kipling (Bombay, India, 1865-Londres, 1936)
Versión libre de Javier Cófreces y Maximiliano Legnani
Los autos
(Poemas a cuatro ruedas),
Selección y prólogo de Maximiliano Legnani,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario