Ciudad sumergida
Me mostraste una ciudad sumergida, y nadé
entre sus columnas, debajo de avenidas hundidas,
un intruso en un plató submarino.
Pensaba en términos de ángulos de cámara, primeros planos
de peces alucinógenos, vegetación ondulante.
La ciudad sumergida se tragaba el tiempo de mis
ojos y cerebro, hasta que lentamente, como si
urgida por nuestra presencia allí,
la ciudad cobrara vida, hordas de ahogados
se apiñaban en calles anchas y rojas.
Como ellos, me dirigí hacia la trémula catedral,
una carcasa de ballena, fracturada y enorme,
nadé hasta más allá de las ventanas de vidrios coloridos
y vi debajo de la nutrida grey,
clérigos tambaleantes, sacramentos suspendidos
listos para la comunión, piezas dispuestas
en una épica dislocada: una misa bajo el mar.
Y luego, cuando me hundí todavía más,
un calamar enorme se detuvo a mi lado,
se quedó mirándome fijamente,
tentáculos extendidos; plácidamente se deslizó alejándose
con ojos que ahora miraban hacia arriba
a la nada que ya había ocurrido.
Richard Gwyn (Gales, 1956), de "Being in Water", 2001, en Poemas, de próxima aparición
Traducción de Jorge Fondebrider
Drowned City
You showed me a drowned city, and I swam
among its columns, down the sunken avenues,
an intruder on an underwater film set.
I thought in terms of camera angles, close-ups
of hallucinogenic fish, swaying vegetation.
The drowned city sucked time from my
eyes and brain, until slowly, as if
prompted by our presence there,
the city came to life, droves of the drowned
swarming broad red streets.
Like them, I headed for the quivering cathedral,
a fractured and enormous whale-cage,
swam past stained-glass windows
and saw below the teeming congregation,
unsteady clerics, sacraments suspended
ready for communion, set pieces
in a dislocated epic: a mass beneath the sea.
And then, as I sank further down
an enormous squid paused beside me,
fixed me with a long unblinking gaze,
tentacles splayed; glided placidly away,
eyes now staring upward
at the nothing that had already happened.
Ilustración: Sturmwind, 1917, Marianne von Werefkin
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