Para el lado de las cosas sagradas
(...)
Algo nos mira desde el plato.
¿Hay carne ahí? ¿Alguien respira del otro lado de ese hueso caracú?
Sí. Un hueco respira, supura, agita.
Cada plato es un pozo al que desciende el cuerpo,
dijo la abuela...
(...)
Cada navidad encendía el rojo deseo de rajar.
En las navidades se produce una iluminación: recuerdo de navidades
en San Miguel con el terror
de cohetes y tiros: la del '83, la del '84, la del '85,
a las 12 un revólver marcaba el fin, el comienzo,
la largada, el fin, el comienzo.
Es que se hacía de noche, y las cruzas se detenían.
Ya ni el perro movía la cola. Dos pistoleros de pie, dos sombras (padre y tío)
(envueltos en humo)
Martín Rodríguez (Buenos Aires, 1978), Para el lado de las cosas sagradas, ediciones El Niño Stanton, Buenos Aires, 2010
Foto: Martín Rodríguez Blog del Amasijo
qué bien pero qué bien que escribe este pibito.
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