Medusa
Había llegado a la casa en una caverna de árboles
Frente a un cielo puro.
Todo se movía -colgaba una campana lista para ser tañida.
Sol y reflejos pasaron rodando.
Entonces estuvieron ante mí los desnudos ojos
Y la cabellera sibilante
En la ventana, vistos a través de una puerta.
Los ojos sin pestañas, las serpientes en la frente,
Formadas en el aire.
Ahora, esta es una escena muerta para siempre.
Nada despertará.
El fin no iluminará más que esto,
La lluvia no la empañará.
El agua caerá y dejará de caer
Y la repicada campana no emitirá sonido.
Desde el fondo del suelo,
siempre crecerá hierba para heno.
Y yo estaré aquí como una sombra,
Bajo el gran día equilibrado,
La mirada en el polvo amarillento que levantaba el viento.
Y que no se dispersa.
Louise Bogan (Livermore Falls, Maine, 1897-Nueva York, 1970)
Versión de J. Aulicino
Medusa
I had come to the house, in a cave of trees, / Facing a sheer sky. / Everything moved,—a bell hung ready to strike, / Sun and reflection wheeled by. // When the bare eyes were before me / And the hissing hair, / Held up at a window, seen through a door. / The stiff bald eyes, the serpents on the forehead / Formed in the air. // This is a dead scene forever now. / Nothing will ever stir. / The end will never brighten it more than this, / Nor the rain blur. // The water will always fall, and will not fall, / And the tipped bell make no sound. / The grass will always be growing for hay / Deep on the ground. // And I shall stand here like a shadow / Under the great balanced day, / My eyes on the yellow dust, that was lifting in the wind, / And does not drift away.
PoemHunter
Ilustración: Gebirgstal, 1922, Erich Heckel
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