para Rosey
Sus padres y sus muñecas exterminados,
su infancia extinguida,
miraba a los soldados extranjeros desde
la ventana iluminada por el sol cuyos negros barrotes
eran cruces torcidas que entintaban
su pálido rostro. "Liebchen,
Liebchen, deberías estar acostada."
Pero ya no se sentía enferma.
Y porque aquel día era un día de fiesta
en el que hasta los muertos, al parecer,
debían levantarse, se le permitía quedarse
y ver a los dorados extranjeros que
eran Padre, Hermano y su propio sueño
de Dios. Después
dijo, "Eran tan maravillosos,
y no tenían miedo".
Robert Hayden (Detroit, Estados Unidos, 1913-Ann Arbor, Estados Unidos, 1980), "A Ballad of Remembrance" (1962), Collected Poems, Frederick Glaysher ed., Liveright, Nueva York, 1996
Versión de Jonio González.
Otra Iglesia Es Imposible - Modern American Poetry - Poetry Foundation - Poets - Best Poems Encyclopedia - All Poetry - Literary Hub - Swas Village - Tierra Adentro - Semana, Colombia - Poetas Siglo XXI
Foto: JSTOR Daily
Nota del Ad.: En las proximidades de la ciudad de Belsen, en el norte de Alemania, se instaló el campo de concentración de Bergen-Belsen durante la Segunda Guerra Mundial del siglo XX. Bergen-Belsen alojó prisioneros de guerra -entre ellos 20.0000 soviéticos- y deportados judíos. El campo fue liberado el 15 de abril de 1945 por tropas de la XI División del Reino Unido. Los ingleses encontraron 60.000 prisioneros desnutridos y enfermos de tifus, disentería, neumonía y tuberculosis. En los primeros meses de ese año, un brote de tifus había matado a más de 34.000 personas en el campo, pero otros miles llegaron en marzo y abril. Ana Frank, cuyo diario de más de dos años registró el ocultamiento con su familia en un edificio de Ámsterdam, murió en Bergen-Belsen entre enero y marzo de 1945
Belsen, day of liberation
for Rosey
Her parents and her dolls destroyed,
her childhood foreclosed,
she watched the foreign soldiers from
the sunlit window whose black bars
Were crooked crosses inked upon
her pallid face. “Liebchen,
Liebchen, you should be in bed.”
But she felt ill no longer.
And because that day was a holy day
when even the dead, it seemed,
must rise, she was allowed to stay
and see the golden strangers who
Were Father, Brother, and her dream
of God. Afterwards
she said, “They were so beautiful,
and they were not afraid.”
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