Lo pusieron en el campo para cortar nabos.
Y le sacaban el cuchillo, cuando volvía a casa
tarde a la noche, con una mueca
como el corte de un cuchillo en la cara.
Estaba Llew Puw, y no era bueno.
Cada noche después de arar
con el gran tractor se sentaba en su silla,
a mirar hacia el enmarañado jardín de fuego,
abriendo los labios lentos como un caracol.
Estaba Huw Puw, también. ¿Qué diré?
Lo he oído silbar en los setos
continuamente, como si el invierno
nunca volviera a dejar esos campos,
y todos los árboles fueran deformes.
Y por último estaba la niña:
belleza bajo algún hechizo de la bestia.
Su cara pálida era la linterna
con la que leían en el libro oscuro de la vida
la frase estridente: Dios es amor.
R.S. Thomas (Cardiff, Gales, Reino Unido, 1913-Pentrefein, Gales, Reino Unido, 2000), Collected Poems 1945-1990, Phoenix, Londres, 2000
Traducción de Jorge Fondebrider
Poetry Foundation - My Poetic Side - The Poetry Archive - Linne - Fausto Marcelo Ávila - Las Razones del Aviador - Fuego con Nieve - Universidad de Cádiz
On the farm
There was Dai Puw. He was no good./They put him in the fields to dock Swedes./ And took the knife from him, when he came home/ At late evening with a grin/ Like the slash of a knife on his face.// There was Llew Puw, and he was no good./Every evening after the ploughing/ With the big tractor he would sit in his chair,/ And stare into the tangled fire garden/ Opening his slow lips like a snail.// There was Huw Puw, too. What shall I say?/ I have heard him whistling in the hedges/ On and on, as though winter/ Would never again leave those fields,/ And all the trees were deformed.// And lastly there was the girl:/ Beauty under some spell of the beast./ Her pale face was the lantern/ By which they read in life’s dark book/ The shrill sentence: God is love.
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