Ahora que he caminado el largo camino por
la tierra colorada hasta llegar a Nzagha
y visto los lagartos y las lagartijas
y las cabras y todas las criaturas de Dios
y caminé junto a las cortaderas
los plátanos, bananos y mandioca
entré por la portón a tu caserío
frente al cartel que decía Aquí Salón Barbero
y sostuve el pequeño bebé de dos semanas
de tu primo segundo, y dije Odimma
a su tímida Kedu, y me detuve afuera de
tu casa y espié por las persianas,
en la habitación del hotel, te recordaba bien
hilando y rezando hace años en Abuja
cuando me dijiste que no revelarías
el nombre de tu pueblo, de tus hijos y tu hija.
Ahora que he llegado al fin, sin ti,
al hogar de los ancestros, me puedo despedir, Adiós.
Debo, con mi lapicera negra – en vez de pala -
despedir las cenizas, de polvo eres,
años antes de estar muerto de veras,
tengo que enterrarte aquí en mi cabeza.
Jackie Kay (Edimburgo, 1961), Fiere, Picador, Londres, 2011
Versión de Andrew Graham-Yooll
Burying My African Father
Now that I have walked all the way down
the red dust road and into Nzagha
and seen the lizards and geckos
and goats and all God’s creatures
and walked beside the elephant grasses
the plantain, banana and cassava
through the gate of your compound
past the sign that read Barbing Saloon here
and held the tiny two-week.old baby
of your second cousin, and said Odimma
to her shy Kedu, and stood outside
your house and peered through the shutters,
and in the hotel room, I remembered you well
spinning and praying years ago in Abuja
when you told me you wouldn’t reveal
the name of your village, your sons or your daughter.
Now that I have finally arrived, without you,
to the home of the ancestors, I can bid you farewell, Adieu.
For I must, with my own black pen – instead of a spade –
ashes to ashes and dust to dust,
and years before you are actually dead,
bury you right here in my head.
Foto: Jackie Kay y su traductor, Andrew Graham-Yooll
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