La primera parte de este poema, aquí
La segunda parte, aquí
Las remembranzas
de Leopardi
Versión de Angel Faretta
(Tercera parte)
El viento trae el sonido de la hora
Desde la torre del burgo. Era consuelo,
me acuerdo, este sonido a mis noches
Cuando muchacho, en la oscura estancia
por asiduos terrores yo vigilaba
Anhelando la mañana. Aquí no hay cosa
Que vea o sienta donde una imagen dentro
No regrese, y un dulce recordar no surja.
Dulce por sí, pero con dolor implique
El pensar del presente, un vano deseo
Del pasado, todavía triste y decir: fui.
Aquella logia allá, vuelta a los últimos
Rayos del día; estos muros pintados,
Esas fintas manadas, el sol que nace
Sobre el campo vacío, a mis ocios
Daban mil deleites mientras al flanco,
Susurrando, iba mi más profundo error
donde fuere. En estas viejas salas,
Al claror de las nieves, junto a estas
Amplias ventanas si ululaba el viento
Resonando en mi solaz y gratas
Voces, cuando el acerbo e indigno
Misterio de las cosas se nos muestra
Pleno de dulzura; intonsa y completa,
El mozuelo, como inexperto amante,
a su propia vida engañosa adorna
Y la celeste beldad fingiendo admira.
Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837)
Viene il vento recando il suon dell'ora
Dalla torre del borgo. Era conforto
Questo suon, mi rimembra, alle mie notti,
Quando fanciullo, nella buia stanza,
Per assidui terrori io vigilava,
Sospirando il mattin. Qui non è cosa
Ch'io vegga o senta, onde un'immagin dentro
Non torni, e un dolce rimembrar non sorga.
Dolce per se; ma con dolor sottentra
Il pensier del presente, un van desio
Del passato, ancor tristo, e il dire: io fui.
Quella loggia colà, volta agli estremi
Raggi del dì; queste dipinte mura,
Quei figurati armenti, e il Sol che nasce
Su romita campagna, agli ozi miei
Porser mille diletti allor che al fianco
M'era, parlando, il mio possente errore
Sempre, ov'io fossi. In queste sale antiche,
Al chiaror delle nevi, intorno a queste
Ampie finestre sibilando il vento,
Rimbombaro i sollazzi e le festose
Mie voci al tempo che l'acerbo, indegno
Mistero delle cose a noi si mostra
Pien di dolcezza; indelibata, intera
Il garzoncel, come inesperto amante,
La sua vita ingannevole vagheggia,
E celeste beltà fingendo ammira
Ilustración: La foce del Cinquale, 1928, Carlo Carrà
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