Un anónimo, pero no como comentario, sino por mail: "¿usted no teme que sus libros en internet sean borrados, saboteados o copiados? ¿por qué confía en este sitio? (sic) ¿vio a la derecha ensañarse con beatriz sarlo? (sic) ¿por qué renunció en este blog a dar opinión personal? usted es periodista además de poeta y tiene la obligación de informar e intervenir en la cosa pública"
N. de R. : Es probable que el anónimo tenga razón en que la profesión obliga... a alejarse de ella. Desconozco la deontología del periodismo y no estoy en condiciones de responder a un punto de vista que la invoca.
En cuanto al temor por los peligros de internet, ninguno. Los poemas pueden ser alterados, borrados o robados. Esos males son preferibles a que estén guardados. La internet ha modificado el concepto de propiedad intelectual, como todo el mundo sabe, y lo reemplazó por el de apropiación, con consecuencias en diversos eventos literarios y el criterio de plagio. El plagio literario suponía el trabajo de copiar, lo supone aún, y lucrar con tal tarea. En internet, copiar y pegar es una operación sencilla y poco lucrativa. De ahí que nadie deba molestarse por ser copiadopegado aquí y acullá.
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