Más abajo, y en relación con el relato de Garbeld sobre el soldado que regresa del frente, se estableció un intercambio de comentarios con DF y el Usuario Anónimo. Es una discusión sobre el humanismo, a partir de la defensa de la apariencia humana por Garbeld.
H.G.Wells, un pesimista, tenía sin embargo un espíritu cordial, simpatizaba en primera instancia con la gente. Esta esla última cuestión. Una cuestión de afectos.
En una situación imaginaria extrema, como la que describe en La máquina del tiempo, el Viajero del Tiempo se ve obligado a tomar partido. Casi automáticamente, como lo haría Wells, lo hace por la raza que conserva algo de la "apariencia humana", los Eloi, a los que describe como una humanidad en decadencia, heredera de la corrupción de las estirpes, desde los Carolingios (sí, también Wells, socialista, tenía la utopía de una raza superior, a la que se llegaría por medios científicos).
Intenté una especie de desprecio por la decadente aristocracia de los Eloi, pero me resultó imposible. No importaba cuánta fuera su degradación intelectual; no importaba que todas las organizaciones humanas, las naciones, las lenguas, las literaturas, las aspiraciones, incluso la memoria, se hubiesen borrado para dar lugar a esas inútiles criaturas: aún así, ellos habían conservado mucho de las formas humanas como para no merecer mi simpatía y no sentirme obligado a compartir su degradación y su miedo.
H.G. Wells, La máquina del tiempo
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