sábado, febrero 19, 2022

Mario Arteca / De "Tres impresiones"




TOM PHILLIPS por Parker Tyler
(cinco grabados de tapitas)

I. 65 x 75 cm.

Sólo veo la calle y el riesgoso oficio de los vecinos tomando por loco a cada nuevo integrante, pisando esas tapitas, loco otra vez, maleable al tiempo.

Las tapas de los stopcocks 
(válvulas de cañería) vistas
en las aceras, durante una visita
a la Thames Water Authority. 
Pude conocer el nombre exacto 
de esos objetos, cuya fisonomía 
no ha cambiado un ápice incluso 
desde sus dibujos originales; 
según Phillips pocos objetos 
experimentaron -en cincuenta años- 
modificaciones. Un texto impreso 
en rojo sobre una de estas tapas 
explican las alianzas que provocaron 
el calce del hierro en esos ornamentos 
de la calle. Tienen formato de calavera 
y tras el tiempo y la erosión parecen 
evocar máscaras, memento mori, 
íconos de la mortalidad, huellas 
materiales de su génesis. Hechas 
en mayo de 1976 –durante tres meses–
las fotografías tuvieron que ampliarse 
y fijar sobre una lámina los brokuros, 
volver a fotografiarla separando líneas 
y tonos. Bernard Cook –serígrafo– 
hizo tramas con los accidentes 
para darle recursos a la duración. 

14 de junio de 1976 

II. 60 x 80 cm.

A pesar de lo incomprensible, alcanza con ponerle el ojo y cerrar de un picotazo la boca.

El segundo es la copia 
de un famoso linóleo 
–dicen– encontrado 
en el camino. Hay 
requechos de un texto 
en el que se intenta 
comunicar un placer 
en el hallazgo. 

7 de mayo de 1976 

III. 65 x 75 cm.

Dos cajas de fósforos de los países detrás del telón de hierro, en constantes fases de decoloración, espléndido púrpura, azul intenso revestido en el interior de esas cajas, algo más dicen de nos. 

Por lo general, estos 
objetos de deshecho 
acaban descomponiéndose
bajo la lluvia. Pero 
ese verano de sequía 
del 76, permanecieron 
soberbias en las calles 
de Peckham, y ahora brillan 
más firmes que apéndice 
de debutante. 

9 de julio de 1976 
 
IV. 70 x 65 cm.

Elementos dispersos en tamaño natural, haciendo que se enarquen las cejas de los visitantes una vez topado con ellos, y asimismo daban la impresión de conformar el reverso de un naipe. Y de nuevo, todo a escala, eludiendo con mucho el plastificado.

El cuarto grabado, un homenaje
a Owen Jones, autor de The Grammar 
of Ornament, es un compendio de trazos
y bibliofilia. Phillips reunió diversos
trozos de papeles pintados, que 
limpiaban la vista de las calles ese verano. 
Se procuró tratarlos con el mismo 
cuidado que si hubiesen sido envoltorios
de caramelos de Babilonia o de Troya.

21 de mayo de 1976 

V. 65 x 75 cm.

Y una leyenda: “we are the bower boys dave and fred”, en impecable cursiva mayúscula, rodeando la tela y en ella la penumbra que adereza a sus anchas cada divisoria de una superficie.  

El último: imágenes de rabia 
y violencia en miniatura.
Paquetes de cigarrillos como 
si de ellos se esperase sólo
miedo y angustia telefónica.
Y un extraño parecido al mapa
de Australia conformaba esa 
rareza de núcleos inclusive 
aspirados por la secuencia 
de una paleta fuera de borda. 

La metáfora no cuenta 
para nada; chapas cuya
ondulación fuesen el terror 
de los talleres de Liverpool 
y en sí mismas enmascaren
un vandalismo ad hoc. 
Son existencias perforadas 
que canjean la palabra  
por el dominio público.

1 de junio de 1976 


ROBERTO AIZENBERG, por Manuel Mujica Láinez
Hipnosis bíblica

Lo que nos muestra aquí es tan suyo 
aunque en atmósfera sacra

Rarísima claridad que una vez 
fuese percibida en Galería Wilensky
y bajo la tutela de un semidios 
ya tratado como par (Ernst).
Era fines de los 50. 
Y cómo describir su trabajo.

Sin contacto con los ismos, Aizenberg
tienta con sus telas el alimento del ojo 
hace poco tiempo decano, 
pero lejos ahora de la fuerza del mayeuta.

Hay con su obra un fuerte sedimento racial.
Y juro no distinguir en qué registro 
poner esas alhajas, collages y cielos puros 
de este maquillado hijo de Planas.

En la colección privada del ACA:
30 mil millones de días
Oleo. 0,398 x 0,45 m. 1962.

Y recordando con Gide, a simple vista, 
que “cualquier ortografía es aleatoria, 
si el impulso rebasa la atención.” 

Mario Arteca (La Plata, Argentina, 1960), Tres impresiones, Añosluz Editora, Buenos Aires, 2017


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