Este jardín es una promesa.
El año que pasó toma cuerpo de titán
y aguanta el balcón de la memoria.
La arena volcánica abunda entre los pastos.
Huele todavía a las entrañas del mundo,
a pólvora o a sol, como todas las piedras.
La luz, en cambio, resulta compasiva.
Nimba los cuerpos contra las tardes de mariposas.
La presión del agua es mucha.
Los regadores giran como fábricas.
Su silbido apagado señala el crepúsculo.
Desde una silla, el mundo es de mi madre.
Felicitas Casillo (Bahía Blanca, Argentina, 1986)
El gran enero,
Colección La Verdad se Mueve,
Ediciones del Dock.
Buenos Aires, 2017
El año que pasó toma cuerpo de titán
y aguanta el balcón de la memoria.
La arena volcánica abunda entre los pastos.
Huele todavía a las entrañas del mundo,
a pólvora o a sol, como todas las piedras.
La luz, en cambio, resulta compasiva.
Nimba los cuerpos contra las tardes de mariposas.
La presión del agua es mucha.
Los regadores giran como fábricas.
Su silbido apagado señala el crepúsculo.
Desde una silla, el mundo es de mi madre.
Felicitas Casillo (Bahía Blanca, Argentina, 1986)
El gran enero,
Colección La Verdad se Mueve,
Ediciones del Dock.
Buenos Aires, 2017
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Foto: Felicitas Casillo en FB
Excelente poema.
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