jueves, enero 12, 2017

György Somlyó / Segunda fábula de la relatividad




















No hay caleta, por escondida que esté, que no tenga ella misma otras caletas escondidas.
     No hay estrella, por lejana que sea, que no esconda otras estrellas más lejanas.
     No hay un lado derecho que no tenga su lado izquierdo. No hay una miseria humana que no sea rebasada por una miseria humana más grande.
     No hay caleta, por escondida que esté, que no tenga otras caletas escondidas.
     En la caleta de la caleta de cada caleta se esconden otras innumerables caletas.
     Todo depende de la escala que se elija.
     Si no cartografiáramos el globo 1:500 000 y, en cambio, cartografiáramos todas las piedras de la caleta 500 000:1 ¿no sería cada una de ellas todo un universo por explorar?
     Si no voláramos a una velocidad supersónica por debajo de los paisajes siempre cambiantes del pensamiento y en cambio condenáramos un solo pensamiento a cadena perpetua en la prisión del cerebro.
     Si no navegáramos de caleta en caleta sino que buscáramos la pequeña caleta, las más escondida en la caleta de la caleta de la caleta.
     Si no buscáramos el lado izquierdo del lado derecho, detrás de la estrella la otra estrella, la justificación de la miseria humana en una miseria humana más grande, nuevas preguntas en las preguntas de las preguntas,
     sino que nos fijáramos con todo nuestro ser en una sola, en la más importante, en la más pequeña, como la anémona de mar se fija siempre a una piedra aquí en la orilla de la caleta más escondida en la caleta de la caleta de la caleta.
     Pero como no hay caleta, por escondida que esté, que no tenga otras caletas escondidas...

György Somlyó (Balatonboglár, Hungría, 1920-Budapest, 2006), Contrafábulas y otros poemas, traducción de Francisco Segovia, El Oro de los Tigres V, Universidad de Nuevo León, México, 2015
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Foto: György Somlyó, 2005 Takács István/Wikimedia Commons VersFesztivál

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