De la imagen tensa
vigilo el instante
con inminencia de espera –
y no espero a nadie:
en la sombra encendida
espío la campanilla
que imperceptible expande
un polen de sonido –
y no espero a nadie:
entre cuatro muros
estupefactos de espacio
más que un desierto
no espero a nadie.
Mas debe venir,
vendrá, si resisto
a florecer sin ser visto,
vendrá de improviso,
cuando menos lo advierto.
Vendrá casi perdón
de cuanto hace morir,
vendrá a cerciorarme
de su tesoro y el mío,
vendrá a resarcir
mis penas y las suyas,
vendrá, quizá ya viene
su susurro.
Clemente Rebora (Milán, Italia, 1885-Stresa, Italia, 1957), Le poesie, edición de G. Mussini y V. Scheiwiller, Garzanti, Milán, 1988
Versión de Diego Tapia, Periódico de Poesía, 92, setiembre de 2016, México
Dall’immagine tesa
Dall’immagine tesa
vigilo l’istante
con imminenza di attesa –
e non aspetto nessuno:
nell’ombra accesa
spio il campanello
che impercettibile spande
un polline di suono –
e non aspetto nessuno:
fra quattro mura
stupefatte di spazio
più che un deserto
non aspetto nessuno.
Ma deve venire,
verrà, se resisto
a sbocciare non visto,
verrà d’improvviso,
quando meno l’avverto.
Verrà quasi perdono
di quanto fa morire,
verrà a farmi certo
del suo e mio tesoro,
verrà come ristoro
delle mie e sue pene,
verrà, forse già viene
il suo bisbligio.
Será algo mio?
ResponderBorrarIncreíble poema, gracias
ResponderBorrarSeñor Rèbora: por suerte no es algo únicamente suyo. Yo lo comparto. Y también estoy agradecida. Quisiera poder estar en esa "inminencia de espera" sin esperar...
Hablaba del autor, Clemente Rebora, no del contenido del poema. Un saludo.
BorrarY ella habla del contendido gracias a tus dichos sobre el autor. Y yo comparto sus palabras. Y agradezco el contenido
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