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miro a los hombres;
los veo moverse a la música de los días,
gritan, ríen, suspiran como si tuvieran viento
adentro:
los veo inflarse, ponerse rojos ser gallos,
los veo querer quererse, quisieran;
veo sus ojos enfermos, sus patas flacas blancas
con los pelos desparejos;
veo también sus miembros suaves, sus pies
delicados, romos,
entrando en los zapatos puntiagudos,
en las botitas de seda;
los veo entrar en la sombra
y desparramarse adentro de la tierra
como si de sus cuerpos salieran dedos urgentes,
especialistas en tocar violines mudos.
Lomasombra, 2003
Ariel Williams (Trelew, Argentina, 1967), El pensadito y su corazone, Plan Lectura, 2009
Hermoso libro. Hermoso poema. Gran poeta
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