NO ES MAS QUE UNA CASA
clavada en el suburbio.
Una casa con su techo sus paredes
sus ventanas y sus puertas. Su historia.
Por ella me muevo segura
y la conozco tanto como a mi cuerpo.
¡A nadie se le ocurre
contar cuántos dedos tiene!
Así, no cuento cuántas cosas tengo en esta casa
pero tengo lo que necesito.
Preparo mi café, cocino mi comida
y mi lugar ante la mesa es siempre el mismo.
Si estoy contenta me siento en el patio
y me contagio de la frescura de las plantas.
Si estoy triste ordeno hasta que la tristeza es soportable.
La casa nunca está muy desordenada
y no paso demasiado tiempo en el patio
por lo que creo que la vida
me es al fin
benévola.
De noche duermo con la ventana abierta
en una cama grande y mullida
consciente de que el planeta gira de oeste a este
y a una velocidad increíble.
Estela Figueroa (Santa Fe, Argentina, 1946 - 2022), Máscaras sueltas. A capella, Universidad Nacional del Litorial, Santa Fe, 2009
Ilustración: Interior, 1909, Vassily Kandinsky
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Act. 2022
Qué poemón. Gracias Auli.
ResponderBorrarTengo la dicha de haber entrado a allí y la desdicha de haber leído su poema luego. Tengo la dicha de haber leído su poema allí por primera vez, gozado de un café inolvidable y cientos de silencios que bien recuerdo.
ResponderBorrarSubí un par de poemas de Estela F. a mi blog, hice el enlace a este hermoso poema de ella. Un abrazo.
ResponderBorrar¡Qué maravilla! A nadie se le ocurre contar los dedos de las manos, pero a Estela Figueroa se le alcanzó la puntada de contarme que vive en una casa con techo, paredes, puertas y ventanas, que duerme en una cama mientras la vida se nos va de las manos de una manera vertiginosa. Todo está dicho. Y así consignado en uno de mis dos blogs desde agosto del año 2013.
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