Las apariciones
Las estrellas guardan secretos de un deseo agujereado por la lluvia
Desde qué valle te contemplo, desde qué estación y otras voces calientes de intensa fuga, justo a la altura de mi alma
Hay ventanas y sitios luminosos que envidia el atardecer Sus delicados arpegios
horadando la totalidad de lo incorpóreo Envolviendo en seda las mariposas verdes des-
prevenidas del verano
Hay un marcapasos de pulso de fiesta ausente en los graznidos de la noche El
último tren arracimado que se miró cara a cara con la desolación
Y existen también los albergues celestiales a partir de un rencor oculto, sabiamente marginado, sabiamente indeciso
El ombligo partido de la serenidad es como una hilera de gansos cegados por la luz de los ríos
Se me olvidó la vida Se me olvidó la muerte
Me he quedado con las apariciones de mi corazón
María Meleck Vivanco (San Javier, Córdoba, Argentina, 1921- Portezuelo, Uruguay, 2010)
Las estrellas guardan secretos de un deseo agujereado por la lluvia
Desde qué valle te contemplo, desde qué estación y otras voces calientes de intensa fuga, justo a la altura de mi alma
Hay ventanas y sitios luminosos que envidia el atardecer Sus delicados arpegios
horadando la totalidad de lo incorpóreo Envolviendo en seda las mariposas verdes des-
prevenidas del verano
Hay un marcapasos de pulso de fiesta ausente en los graznidos de la noche El
último tren arracimado que se miró cara a cara con la desolación
Y existen también los albergues celestiales a partir de un rencor oculto, sabiamente marginado, sabiamente indeciso
El ombligo partido de la serenidad es como una hilera de gansos cegados por la luz de los ríos
Se me olvidó la vida Se me olvidó la muerte
Me he quedado con las apariciones de mi corazón
María Meleck Vivanco (San Javier, Córdoba, Argentina, 1921- Portezuelo, Uruguay, 2010)
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