martes, abril 20, 2010

Octavio Paz / de "Salamandra"




Homenaje y profanaciones

Aspiración

1

Sombras del día blanco
Contra mis ojos. Yo no veo
nada sino lo blanco
La hora en blanco. El alma
Desatada del ansia y de la hora.

Blancura de aguas muertas,
Hora blanca, ceguera de los ojos abiertos.
Frota tu pedernal, arde memoria,
Contra la hora y su resaca,
Memoria, llama nadadora.

2

Desatado del cuerpo, desatado
Del ansia, vuelvo al ansia, vuelvo
A la memoria de tu cuerpo. Vuelvo.
Y arde tu cuerpo en mi memoria,
Arde en tu cuerpo mi memoria.

Cuerpo de un Dios que fue cuerpo abrasado,
Dios que fue cuerpo y fue cuerpo endiosado
Y es hoy tan sólo la memoria
De un cuerpo desatado de otro cuerpo:
Tu cuerpo es la memoria de mis huesos.

3

Sombra del sol Solombra segadora
Ciega mis manantiales trasojados
En nudo desanuda Siega el ansia
Apaga el ánima desanimada

Mas la memoria desmembrada nada
Desde los nacederos de su nada
Los manantiales de su nacimiento
Nada contra corriente y mandamiento

Nada contra la nada
Ardor del agua
Lengua de fuego fosforece el agua
Pentecostés palabra sin palabras

Sentido sin sentido No pensado
Pensar que transfigura la memoria
El resto es un manojo de centellas


Espiración

1

Cielos de fin de mundo. Son las cinco
Sombras blancas: ¿son voces o son pájaros?
Contra mi sien, latidos de motores.
Tiempo de luz: memoria, torre hendida,
Pausa vacía entre dos claridades.
Todas tus piedras vueltas pensamiento
La ciudad se desprende de sí misma.
Descarnación. El mundo no es visible.
Se lo comió la luz. ¿En tu memoria
Serán mis huesos tiempo incandescente?

2

Vana conversación del esqueleto
Con el fuego insensato y con el agua
Que no tiene memoria y con el viento
Que todo lo confunde y con la tierra
Que se calla y se come sus palabras:

Mi suma es lo que resta, tu escritura:
La huella de los dientes de la vida,
El sello de los ayes y los años,
El trazo negro de la quemadura
Del amor en lo blanco de los huesos.

3

Sol de sombra Solombra cegadora
Mis ojos han de ver lo nunca visto
Lo que miraron sin mirarlo nunca
El revés de lo visto y de la vista

Los laudes del laúdano de loas
Dilapidadas lápidas y laudos
La piedad de la piedra despiadada
Las velas del velorio y del jolgorio
El entierro es barroco todavía
En México
Morir es todavía
Morirse de repente en cualquier parte

Lo nunca visto nunca dicho nunca
Es lo ya dicho el nunca del retruécano
Vivo me ves y muerto no has de verme


Lauda

1

ojos medulas sombras blanco día
ansias afán lisonjas horas cuerpos
memoria todo Dios ardieron todos
polvo de los sentidos sin sentido
ceniza de lo sentido y el sentido

Este cuarto, esta cama, el sol del broche,
Su caída de fruto, los dos ojos,
La llamada al vacío, la fijeza,
Los dos ojos feroces, los dos ojos
Atónitos, los dos ojos vacíos,
La no vista presencia presentida,
La visión sin visiones entrevista,
Los dos ojos cubriéndose de hormigas,
¿Pasan aquí, suceden hoy? Son hoy,
Pasan allá, su aquí es allá, sin fecha.
Itálica famosa madriguera de ratas
Y lugares comunes, muladar de motores,
Víboras de Uxmal anacoretas,
Emporio de centollas o imperio de los pólipos
Sobre los lomos del acorazado,
Dédalos, catedrales, bicicletas,
Dioses descalabrados, invenciones
Del ayer o del decrépito mañana,
Basureros: no tiene edad la vida,
Volvió a ser árbol la columna de Dafne.

2

Entre la vida inmortal de la vida
Y la muerte inmortal de la historia
Hoy es cualquier día
En un cuarto cualquiera
Festín de dos cuerpos a solas
Fiesta de ignorancia saber de presencia
Hoy (conjunción señalada
Y abrazo precario)
Esculpimos un Dios instantáneo
Tallamos el vértigo

Fuera de mi cuerpo
En tu cuerpo fuera de tu cuerpo
En otro cuerpo
Cuerpo a cuerpo creado
Por tu cuerpo y mi cuerpo
Nos buscamos perdidos
Dentro de ese cuerpo instantáneo
Nos perdemos buscando
Todo un Dios todo cuerpo y sentido
Otro cuerpo perdido

Olfato gusto vista oído tacto
El sentido anegado en lo sentido
Los cuerpos abolidos en el cuerpo
Memorias desmemorias de haber sido
Antes después ahora nunca siempre

---
Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

su cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo

Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998), "Salamandra (1958-1961)", La centena (Poemas 1935-1968), Barral Editores, Barcelona, 1969
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Foto: Radio Perfil

1 comentario:

  1. un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
    un cuerpo como día derramado
    y noche devorada
    , octavio paz

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