55. asamblea en el patronato
llegó el señor lobo vestido con la lencería de su madre
la señora urraca con su cuchara de plata en el pico
llegó el rentista y la desgraciada
con las sillas formaron una herradura maldita
bebieron en el cráneo de las huérfanas
hablaron de los presupuestos y castigos
de condecoraciones y celos
y después se fueron y dejaron sus sombras.
Las sombras eran las serpientes que calentaban la noche de la Enfermera.
57. guía para modistas industriales
las vestiduras del cautiverio estaban descriptas
entre las páginas del relicario
luego de los rezos agradeciendo la cena
las muñecas se volvían hielo arrodilladas en la gruta
la enfermera se probaba una máscara armada sobre huesos de ballena
y recitaba a las pupilas
los modelos del día.
llegó el señor lobo vestido con la lencería de su madre
la señora urraca con su cuchara de plata en el pico
llegó el rentista y la desgraciada
con las sillas formaron una herradura maldita
bebieron en el cráneo de las huérfanas
hablaron de los presupuestos y castigos
de condecoraciones y celos
y después se fueron y dejaron sus sombras.
Las sombras eran las serpientes que calentaban la noche de la Enfermera.
57. guía para modistas industriales
las vestiduras del cautiverio estaban descriptas
entre las páginas del relicario
luego de los rezos agradeciendo la cena
las muñecas se volvían hielo arrodilladas en la gruta
la enfermera se probaba una máscara armada sobre huesos de ballena
y recitaba a las pupilas
los modelos del día.
Alejandro Schmidt (Villa María, Argentina, 1955-Córdoba, Argentina, 2021), El Patronato, Llanto de Mudo Ediciones, Córdoba, 2000
De Schmidt en este blog: Debería
¡Grande y loco Schmidt! Gracias, Irene
ResponderBorrarA Schmidt no lo conocía...por un blog me enteré de su existencia.Le escribí, le envié mis libros y a vuelta de correo me envió tres libros hermosos: Serie americana, Escuela industrial y Videla.Lo admiro por su poesía, por su realidad,por su sencillez, por su verdad sin medias tintas.Gracias Jorge.Un abrazo.
ResponderBorrarqué maravilla, qué inteligente poeta, gracias por difundirlo!
ResponderBorrarclelia Bercovich