Divertimento
"Asísteme en tu honor, oh tú, soneto."
"Aquí estoy. ¿Qué me quieres?" "Escribirte."
"Ello propuesto así, debo decirte
que no me gusta tu primer cuarteto."
"No pido tu opinión, sí tu secreto."
"Mi secreto es a voces: advertirte
Le cumple a estrofa nueva el asistirte.
Ya me basta de lejos tu respeto."
"Entonces..." "Era entonces. Ahora cesa.
Rima y razón, color y olor tal rosa,
Tuve un día con Góngora y Quevedo."
"Mas Mallarmé..." "Retórica francesa.
En plagio nazco hoy, muero en remedo.
No me escribas, poeta, y calla en prosa."
La sombra
Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora
Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
J. R. J. contempla el crepúsculo
"Señor, el crepúsculo", anunciaba
Puntual a la tarde la doncella
Entrando en el salón de Mr. Rushkin,
Algún tiempo después de consumido
El té. Y entonces Mr. Rushkin
Iba al jardín.
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963), La realidad y el deseo (1924-1962), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992
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Foto: Luis Cernuda, Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid, El País, Madrid
"Asísteme en tu honor, oh tú, soneto."
"Aquí estoy. ¿Qué me quieres?" "Escribirte."
"Ello propuesto así, debo decirte
que no me gusta tu primer cuarteto."
"No pido tu opinión, sí tu secreto."
"Mi secreto es a voces: advertirte
Le cumple a estrofa nueva el asistirte.
Ya me basta de lejos tu respeto."
"Entonces..." "Era entonces. Ahora cesa.
Rima y razón, color y olor tal rosa,
Tuve un día con Góngora y Quevedo."
"Mas Mallarmé..." "Retórica francesa.
En plagio nazco hoy, muero en remedo.
No me escribas, poeta, y calla en prosa."
La sombra
Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora
Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
J. R. J. contempla el crepúsculo
"Señor, el crepúsculo", anunciaba
Puntual a la tarde la doncella
Entrando en el salón de Mr. Rushkin,
Algún tiempo después de consumido
El té. Y entonces Mr. Rushkin
Iba al jardín.
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963), La realidad y el deseo (1924-1962), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992
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Foto: Luis Cernuda, Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid, El País, Madrid
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