viernes, agosto 17, 2007
Perú, 2007
Foto AP
Los heraldos negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938), Los heraldos negros, 1918
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Este es uno de mis poemas favoritos. Me acuerdo que escuché de Vallejo cuando tenía 16 años en un programa de televisión, y cuando te pregunté sobre él me prestaste un libro enorme con todos sus poemas. Este era uno de los primeros...todavía me acuerdo de la noche en que lo leí. De inmediato se transformó en uno de mis poemas favoritos.
ResponderBorrarGracias por el libro, por Vallejo y por todo..
te quiero mucho.
Mariana
Aulicino. Qué bueno es que lo cites a Vallejo (quién le teme?).
ResponderBorrarPorque más allá de Los Heraldos Negros, está Trilce. Entré en ese laberinto, el de Trilce, a los diecinueve o a los veinte años. Recuerdo que era un libro alto, de tapa dura y que adentro tenía olor a sopa, olor a tarde. Estuve ahí un tiempo, en ese libro, y nunca lo entendí, y lo entendí. No importa. Lo cierto es que después, años después, cuando vivía en un departamento diminuto, en Villa Crespo, yo tenía una costumbre silenciosa: salía al balcón durante el tiempo de la tarde , me sentaba a escribir poesías rimadas. En una de esas poesías apareció Vallejo.
Y vuelve a aparecer, de tanto en tanto.
Hoy vino de la mano de Aulicino.
Primera vez que me paso por aquí... y me ha gustado el blog...
ResponderBorrarDebo decir que Vallejo está en mi sangre... está metido en mis circuitos neuronales... nací con con sus libros, crecí con su poesía y tal vez moriré hablando de él... lo empece a leer desde los 10 años... y hasta ahora.
Un saludo.
Gio.