El primer hombre
El primer hombre
Que comparó a una mujer
Con una flor
Era un genio.
El segundo
Era un novísimo.
El tercer hombre
Descifró la batalla:
Los heridos se llamaban carabineros
Pues eran pobres.
Los hirientes se llamaban estudiantes
Pues eran delfines.
Reinaba, creo, Augusto.
Él, para más inri
No se escribía
Sino Pier y Paolo.
A saber
De qué lo flecharon.
En privado
Hace ya tiempo
Que no escribo poemas
Antes me gustaba
Tener la cuartilla delante de los ojos
Y mirar el atardecer.
Ahora
Se me llena por las noches la cabeza de ruido
Un ruido raro
Y veo palabras infinidad libélulas
Desaparecen revoloteando hasta perderse
Y me pierdo yo
Y caigo sin respiración en el anfiteatro de la noche
Y despierto
Con los músculos agarrotados.
Cuando voy a gritar
Una mano blanquísima baja lentamente
Y me tapa la boca.
Agustín Delgado (Rioseco de Tapia, León, España, 1941 - 2012), de Espíritu áspero. Poesía reunida (1965-2007), Trama Editorial, Madrid, 2010
El primer hombre
Que comparó a una mujer
Con una flor
Era un genio.
El segundo
Era un novísimo.
El tercer hombre
Descifró la batalla:
Los heridos se llamaban carabineros
Pues eran pobres.
Los hirientes se llamaban estudiantes
Pues eran delfines.
Reinaba, creo, Augusto.
Él, para más inri
No se escribía
Sino Pier y Paolo.
A saber
De qué lo flecharon.
En privado
Hace ya tiempo
Que no escribo poemas
Antes me gustaba
Tener la cuartilla delante de los ojos
Y mirar el atardecer.
Ahora
Se me llena por las noches la cabeza de ruido
Un ruido raro
Y veo palabras infinidad libélulas
Desaparecen revoloteando hasta perderse
Y me pierdo yo
Y caigo sin respiración en el anfiteatro de la noche
Y despierto
Con los músculos agarrotados.
Cuando voy a gritar
Una mano blanquísima baja lentamente
Y me tapa la boca.
Agustín Delgado (Rioseco de Tapia, León, España, 1941 - 2012), de Espíritu áspero. Poesía reunida (1965-2007), Trama Editorial, Madrid, 2010
Foto: Agustín Delgado por Lucía del Pozo Diario de León
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