No, no son los brotes de los árboles...
para Elena
No, no son los brotes de los árboles:
es que ciertas noches, amiga mía
nuestras palabras
perfuman.
Y no hay que confundirlas
con las voces del alba:
son nuestras madres
que sonríen en el sueño
son nuestras abuelas
que hacen cabriolas sobre los techos.
Nadadora
Llueve.
Mi madre llora
su no poder ser hija.
Yo lloro
mi no poder ser madre.
Con mi ser hija
ando a los golpes hace tiempo.
"Ustedes mujeres no están
nunca
contentas y están así enormemente
llenas de agua".
Las mujeres en esta habitación
son bellas
tal vez no están nunca contentas,
a veces lloran pero
saben consolar.
Tomo a mi madre en brazos
aunque no es todavía vieja
aunque no es este mi turno
de ser madre de madre.
Pequeña pequeña madre mía
esta noche querría acunar tu llanto.
Mi madre sonríe agua
dentro de sus ojos.
Llueve.
No hay nada más potente que el agua, ¿sabes?
Ni fuego, ni viento, ni terremoto.
Y en un tiempo, se sabe,
la vida empezó a agitarse en el agua.
Llueve y esta habitación está llena de agua:
yo soy aquel pequeño feto
nena
nadaré todo el invierno
naceré en primavera
primero saldrá agua
después yo.
No se preocupen cuando llore.
Llorar sirve para respirar.
Humanoides
Los hombres son de Marte.
Las mujeres de Venus.
Solo los perros son terráqueos verdaderos.
Alessandra Racca (Turín, 1979), Poesie antirughe, Neo. Edizioni, Castel di Sangro, Aquila, 2011
Versiones de J. Aulicino
per Elena
No, non sono le gemme sugli alberi:
è che certe notti, amica mia,
le nostre parole
profumano.
E non confondere queste
con le voci dell’alba:
sono le nostre madri
che sorridono nel sonno
sono le nostre nonne
che fanno capriole sui tetti.
*
Natante
Piove.
Mia madre piange
il suo non poter più essere figlia.
Io piango
il mio non esser madre.
Col mio essere figlia
faccio a pugni da tempo.
“Voi donne non siete
mai
contente e siete così enormemente
piene d’acqua”.
Le donne in questa stanza
son belle
forse non son mai contente,
a volte piangono ma
sanno consolare.
Prendo mia madre in braccio
benché non sia ancora vecchia,
benché non sia ancora il mio turno
d’esser madre di madre.
Piccola piccola madre mia
stasera vorrei cullare il tuo pianto.
Mia madre sorride acqua
dentro i suoi occhi.
Piove.
Non c’è nulla di più potente dell’acqua, sai?
Né fuoco, né vento, né terremoto.
E un tempo, si sa,
la vita prese ad agitarsi nell’acqua.
Piove e questa stanza è piena d’acqua:
io son quel piccolo feto
bambina
nuoterò tutto l’inverno
nascerò a primavera
prima uscirà acqua
poi me.
Non preoccupatevi quando piangerò.
Piangere serve per respirare.
*
Umanoidi
Gli uomini vengono da Marte.
Le donne da Venere.
Solo i cani sono terrestri veri.
Foto: Alessandra Racca en Signora dei calzini
lindos poemas. acogedores.
ResponderBorrarTambién a mí me atraparon.
ResponderBorrarMe ha partido entera. Gracias; Irene
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