17
las mujeres crean su misterio
en torno a la mesa
de las conversaciones
el niño abre las revistas
y se dedica a amar
aquello que contempla
el sueño es una galería de espejos
poblada de cazadores
entre la lluvia y la noche
el niño elige el cielo desesperado
de los estorninos
los poetas discuten
sobre la desmesura del dolor
las amantes extranjeras
tienen cuerpos como trapecios
y ella aparece vestida de marrón
para escribir sobre la arena
19
otro mar ha robado a los perros de la siesta
los ha embalsamado como si su reino
dependiera de ello
vuelve la vista hacia la verdad
de las garras y el veneno
hacia el lugar donde el universo se curva
y la noche pasa del negro al azul
y al fondo un resplandor
que es la herramienta del día
ha esperado que los perros crepitasen
o que llegaran flotando con los ojos vacíos
que su mano descendiese
hasta los lomos sucios de alquitrán
hasta el agujero de las fauces
para quitar los hierbajos los guijarros
que ha dejado la matanza
y ha pensado que un mar lo es
sin necesidad de los barcos que lo surcan
ni de los peces
que lo habitan
21
en la lenta transparencia de la tarde
el visitante contempla el eclipse furtivo
que oscurece el sendero
hay una cabellera de sangre
poblada de pájaros
a su lado
un animal desconocido
que ha llegado de la isla
con las cartas que los huérfanos
han escrito en la celda
de los traicionados
es laboriosa la tarea del amor
laboriosas las despedidas
como abrir un cofre en el que reposan
la noche
los murmullos
los ínfimos actos con los ojos abiertos
Jonio González (Buenos Aires, 1954), inéditos
Ilustración: Astrónomos estudiando un eclipse, 1571, Antoine Caron
De Jonio González en este blog:
de Ganar el desierto
las mujeres crean su misterio
en torno a la mesa
de las conversaciones
el niño abre las revistas
y se dedica a amar
aquello que contempla
el sueño es una galería de espejos
poblada de cazadores
entre la lluvia y la noche
el niño elige el cielo desesperado
de los estorninos
los poetas discuten
sobre la desmesura del dolor
las amantes extranjeras
tienen cuerpos como trapecios
y ella aparece vestida de marrón
para escribir sobre la arena
19
otro mar ha robado a los perros de la siesta
los ha embalsamado como si su reino
dependiera de ello
vuelve la vista hacia la verdad
de las garras y el veneno
hacia el lugar donde el universo se curva
y la noche pasa del negro al azul
y al fondo un resplandor
que es la herramienta del día
ha esperado que los perros crepitasen
o que llegaran flotando con los ojos vacíos
que su mano descendiese
hasta los lomos sucios de alquitrán
hasta el agujero de las fauces
para quitar los hierbajos los guijarros
que ha dejado la matanza
y ha pensado que un mar lo es
sin necesidad de los barcos que lo surcan
ni de los peces
que lo habitan
21
en la lenta transparencia de la tarde
el visitante contempla el eclipse furtivo
que oscurece el sendero
hay una cabellera de sangre
poblada de pájaros
a su lado
un animal desconocido
que ha llegado de la isla
con las cartas que los huérfanos
han escrito en la celda
de los traicionados
es laboriosa la tarea del amor
laboriosas las despedidas
como abrir un cofre en el que reposan
la noche
los murmullos
los ínfimos actos con los ojos abiertos
Jonio González (Buenos Aires, 1954), inéditos
Ilustración: Astrónomos estudiando un eclipse, 1571, Antoine Caron
De Jonio González en este blog:
de Ganar el desierto
No hay comentarios.:
Publicar un comentario