domingo, febrero 21, 2021

Rafael Felipe Oteriño / Las cosas



Estas estrellas no existen: proyectaron
su luz hace más de mil años
y se extinguieron. Este río no llegará 
al mar: será un hilo de agua
y, después, tierra seca. Este camino
no lleva a ninguna parte: los que tomaron por él
partieron hace mucho tiempo
y ya no regresan. Estas armas no son
para que las uses: hablan de una lucha anterior
que no es la tuya. El escritorio, los papeles, el lápiz,
están entintados por otras manos
y por otros sueños.
                           No sabemos
si eligieron nuestra mesa o si son una invención
de Dios para llevarnos más alto
y más lejos. Si yacen o si derivan
de otro cielo, tardamos años
en ponernos de acuerdo. Nos hablan
de la rotación de la Tierra, pero sólo percibimos
el movimiento de las hojas, en otra rotación
casi amiga, que tampoco entendemos.
                                                           Lo frío,
lo caliente, el punto
justo en que se derrama el agua, ¿quién lo conoce?
¿Y las mareas? Ah, el mar es algo misterioso
y grave, sobre todo momentos antes
de la tormenta.
                    ¿Están ellas adentro
o afuera de esta cabeza? ¿Viven en mí
o en sí? Cierro los ojos, y el mundo permanece
en calma; los abro
y ya no está más la estrella que miraba.
                                                            Nos sobrevivirán.
A grandes zancadas recorren la distancia
entre su obstinación y mi asombro;
sombras de la memoria, no bastan
para calmar la sed.
                            Incorruptibles, solas
-dientes de león o alas de mariposas-,
en su continuo hacerse, en la hermética
sombra, junto a esta lámpara
que se apaga.

Rafael Felipe Oteriño (La Plata, Argentina, 1945), "Lengua madre", 1995, En la mesa desnuda. Poemas 1966-2008, Ediciones al Margen, La Plata, 2008


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