I. Delta del Ebro
Raches decían los carteles
y eran ráfagas brutales, mucha arena,
y el coche se movía. Dijo Andy:
“Mirá qué decadente arquitectura”.
Como de Miramar, le dije.
Volvimos atrás treinta veranos y a otros vientos,
a ráfagas que también eran brutales,
y justo pasamos delante de la casa.
de un tipo que paleaba
arena que sacaba de su casa,
exactamente igual que ahora nosotros
perdemos la memoria.
II. Memorial de Dani Karavan en el cementerio de Port Bou
Walter Benjamin no está.
Risas, fotos, también el memorial.
Se baja una escalera,
se apoya uno contra el vidrio
y así se llega hasta otro mundo
y el mar se extiende a nuestros pies como una alfombra.
Estamos del lado de los vivos.
III. Perpignan-Narbonne
Desde el tren,
el rastro del viento sobre el agua
y los flamencos color rosa que buscan en el barro.
Y desde el tren,
un bote azul en medio de la nada
a la que llaman Peyriac de Mer.
O sea, el cielo dado vuelta,
volcado sobre el barro
en que flamencos buscan en medio de la nada.
IV. Costumbres de Nîmes
Un chico y una chica se saludan.
Se dan la mano, se despiden.
Dos pasos más allá, la chica da tres besos a otro chico:
a la izquierda, a la derecha y a la izquierda,
como pájaros que enlazan el cogote,
diría como garzas, delante de la Fleur
de Malt, un restaurante,
situado al otro lado del andén.
V. Marsella
Así se ve desde la ventana del hotel:
el mar parece un bosque de palos de velero.
Después, de las ventanas cuelgan sogas de las que cuelga ropa,
y hay dos que hablan en árabe,
y pasa un corso, y pasa un italiano,
tres chicos detrás de una pelota.
Alzo la vista al otro lado de la calle y veo
la inevitable vieja en el balcón.
Saludo con la mano. No me responde y entra. Vuelvo al puerto
como quien ve dos veces un fantasma de otro tiempo
y empieza a sospechar.
[inédito]
Jorge Fondebrider (Buenos Aires, 1956)
la naturaleza es una metáfora acerca de nuestra condición, o al revés?
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